Tiro al aire / ¿Misiles en Siria?

Enlace Judío México e Israel.- Hay que tener cuidado con los medios y no solo con los de la prensa amarilla. No pocos de los llamados “serios” nos inundan todos los días. A cada rato las noticias casi, casi que nos ocasionan un ataque al corazón, de puro pánico, aunque en Israel la gente parece acostumbrada y no se inmutan. Siguen tranquilamente en la playa o en los restaurantes y cafés.

SHULAMIT BEIGEL EN EXCLUSIVA PARA ENLACE JUDÍO MÉXICO

Hace un rato Netanyahu se enteró, en una conversación que mantuvo con Putin, que Rusia entregará misiles S-300 a Siria como represalia por el último ataque de Israel. Después de una semana de que ocurriera el incidente en Siria, donde Israel ha sido acusado de derribar un avión ruso, tanto Israel como Rusia han declarado y reforzado puntos con respecto de quién fue el culpable de la muerte de 15 soldados rusos en el país árabe.

Las Fuerzas de Defensa Israelí rechazan los reclamos rusos en cuanto al derribo de la aeronave Ilyushin-22 hace una semana en Siria y señalan a esta última como la única culpable.

Damasco, con esta nueva adquisición, tendrá un escudo antimisiles y podrá repeler las incursiones de la aviación israelí. Como tantas otras veces, se empieza hablar de guerra. Aunque en esta parte del mundo siempre se habla de guerra. Posible o real. La verdad es que la palabra guerra, que antes tanto asustaba, despierta hoy en día indiferencia en la población israelí. Las guerras, hemos tenido tantas, se parecen cada vez menos a las otras que hemos asumido en esta zona. Las guerras de ahora son preventivas, disuasivas, limitadas, digitales, distintas en pocas palabras. Del mismo modo debemos diferenciar en estas acciones, tanto israelíes como rusas, entre una guerra y un simple acto de guerra.

Los últimos ataques de Israel en Siria (y el derribo del avión, donde Rusia culpa del siniestro a Israel por no haber avisado con anticipación de las actividades de sus cazas F-16, uno de los cuales habría utilizado como escudo el avión ruso para protegerse del fuego sirio), han sido actos de guerra, pero no son una guerra. Más bien parecen una advertencia de Israel. Eso lo sabe todo el mundo, aunque por razones diplomáticas nadie lo dice. Y es que Siria ha llegado a ser hoy en día un protectorado militar ruso.

El ministro ruso Shoigú anunció hace unas horas que entregará a Siria sistemas de misiles antiaéreos modernos S-300 que puedan interceptar ataques aéreos a una distancia de más de 250 kilómetros. Moscú en 2013 había suspendido el suministro de estos sistemas, pero la situación ha cambiado. Este escenario ocurre por razones aparentemente triviales, (represalia rusa por el derribo del avión), pero que no lo son para Israel, entre ellas, la defensa de los intereses de nuestra nación, y la eliminación de amenazas que comienzan a vislumbrarse.

Los ataques israelíes en Siria han sido posiblemente un acto de advertencia no a Assad sino a Putin. ¿Advertencia de qué? Esa es la pregunta que hay que responder. Y para hacerlo hay que conocer la estrategia global de Putin, la que por supuesto no está guiada por razones humanitarias. Cualquiera lo ve. Esa estrategia tiene como objetivo la reconstrucción del imperio soviético, pero bajo nuevas formas, lo cual significa: primero, sometimiento de las antiguas repúblicas soviéticas, sobre todo las caucásicas, objetivo ya cumplido. Segundo, arreglar la hegemonía rusa en Europa del Este, lo que Putin está logrando por medios políticos gracias a los nuevos gobiernos autoritarios, ultranacionalistas, teocráticos y a favor de Putin, que han aparecido en la región. Tercero: desestabilizar a occidente, gracias al apoyo que dan las quintas columnas políticas, que no son los partidos comunistas del pasado, sino los movimientos ultranacionalistas anti-europeos al estilo del Le Penn francés, o ultraizquierdistas al estilo del Podemos español, etc. Cuarto, y este es el punto relacionado con este envío de misiles antiaéreos modernos S-300 a Siria, reestructurar las alianzas que ya había hecho Stalin en Medio Oriente y en el mundo islámico, objetivo que Putin está a punto de cumplir a partir de la ocupación de Siria, hecha en nombre de la “lucha en contra del terrorismo”.

No hace mucho, durante el siglo XX, hubo dictaduras laicas y “socialistas -nacionales” como las de Attatürk en Turquía, la de Nasser en Egipto, la de Gadafi en Libia y la de Hussein en Irak, que fueron aliadas incondicionales de la URSS. Hoy en día, dictadores religiosos como Rohani en Irán y Erdogan en Turquía son ya aliados estratégicos de Putin. Los ataques israelíes a Siria, y tal vez este derribo del avión, desde esta perspectiva, pueden ser vistos como una disposición israelí medio tardía (y de Estados Unidos por detrás), orientada a impedir la consolidación de un islam a lo Putin en la región. El intento de Trump para anular el contrato atómico entre EE.UU. e Irán también debe ser entendido dentro de ese proyecto.

En otras palabras, los ataques israelíes en Siria deben ser evaluados como una pequeña pieza en el marco de una contra-estrategia destinada a desactivar el proyecto global de Putin. Siria, por lo tanto, es solo un frente en un conflicto global que contiene muchos frentes. Para entender mejor la tesis expuesta, sería bueno hacer una interpretación de ciertos hechos.

Antes de estos ataques a Siria hubo dos hechos que no pueden ser considerados aislados uno del otro. El primero fue el levantamiento de un cerco anti-misiles en Polonia, una muestra clara de demarcación de líneas militares por parte de los EE.UU, la que Putin debe haber entendido perfectamente. El segundo, la enorme solidaridad internacional de occidente creada alrededor del grito de Theresa May en contra de la injerencia rusa en el Reino Unido. El ataque israelí a las instalaciones químicas de Siria y el derribo del avión ruso, han sido solo otros dos hechos adicionales.

A través del primer hecho, EE.UU. en nombre de Occidente intentó dejar claro que hay límites geográficos que Putin no debe violar. A través del segundo, se intentó demostrar -y con éxito- que la solidaridad entre las naciones de occidente se mantiene a salvo y que deserciones económicas como la del Brexit no afectan a la unidad política y militar inter-occidental.

Estados Unidos y los gobiernos europeos, (Israel incluida) y Putin, están pasando, podría ser, a la fase de las negociaciones diplomáticas. Eso parecía hasta hoy. Putin va adelante y atrás, y seguramente retrocederá un paso más, esperando una nueva oportunidad para avanzar dos, al mejor estilo soviético. Y no debemos olvidar a China, que levantó su voz en contra del ataque militar a Siria. La fidelidad de los gobiernos y movimientos ultranacionalistas europeos a Rusia se mantiene intacta.

Esto recién comienza, amigos. Y si por ahora no hay ninguna guerra a la vista, esto no significa que esto de hoy no sea el comienzo de una nueva situación en nuestra zona que prefiero no imaginar.

Las opiniones, creencias y puntos de vista expresados por el autor o la autora en los artículos de opinión, y los comentarios en los mismos, no reflejan necesariamente la postura o línea editorial de Enlace Judío.

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Shulamit Beigel: Llegué de Israel a México a la edad de siete años. La primaria y la secundaria las hice en el Colegio Hebreo “Tarbut”. Mis recuerdos de aquella época son excelentes. Mi primer trabajo como periodista, lo hice recortando periódicos en la Embajada de Israel, en el departamento de prensa, a cargo en aquel entonces, de Sergio Nudelstejer. La prepa, fue en la Escuela de la Ciudad de México, en Campos Elíseos, que me permitió conocer otra gente y otros aspectos de la vida mexicana. Estudié y me gradué en antropología y en letras, en la universidad de las Américas, en Cholula. La maestría, en Antropología, fue en la UNAM. Antes de incursionar a la universidad viví en Teloloapan, Guerrero, haciendo trabajo de comunidad y siendo jefa de organización campesina para varias instituciones gubernamentales. Viví varios años en Israel. En esa época, los ochentas, fui productora de Ariel Roffe y Erika Vexler para Televisa desde Medio Oriente. Tuve una columna que se llamaba “Burbujas” en el periódico israelí en español Aurora, otra, “Al Margen” en la revista Semana, que ya no existe. Viví cuatro años en Caracas, cuando mi ex esposo fue sheliaj del KKL. Actualmente vivo entre Londres y Venezuela, he dejado de creer en la política y mi pasión es la literatura, el cine y la música. Confieso que ya no tengo grandes respuestas ante la vida, pero que soy muy feliz.