P HUERGO CASO: -El caso del archivo de Max Brod, diseminado tras su muerte por sus herederos, se cierra con un evento mundial y público en la Biblioteca Nacional de Israel.
El próximo lunes 12 de noviembre , la Biblioteca Nacional de Israel realizará un evento público de alcance mundial en memoria del 50º aniversario de la muerte de Max Brod y la transferencia de su archivo a Jerusalén . Investigadores de Israel y Alemania hablarán sobre la imagen multifacética de Max Brod.
Max Brod (Praga, 1884) escritor, compositor y periodista, fue editor y amigo de F. Kafka, quien fallece en 1924. Años más tarde, cuando en 1939 el nazismo empieza a ser insoportablemente peligroso para los judíos, Brod y su esposa deciden abandonar la vieja y oscura Praga y radicarse en la luminosa y juvenil Tel Aviv. Y se llevó consigo todo lo que pudo. Pero no todo.
Sobre la odisea kafkiana del archivo de Brod hasta que llega a la Biblioteca Nacional de Israel se han escrito ríos de tinta en todas las cultas lenguas del mundo. Cuatro tribunales, un enjambre de abogados y una turbamulta de periodistas alrededor de una manzana más bien podrida: Brod deja dicho en su testamento de 1961 que su secretaria, Esther Hoffe será quien administre su patrimonio y quien organizaría la transferencia del material escrito a la Biblioteca Nacional. Brod muere en diciembre del ´68. A partir de 1971, Esher empieza a vender documentos importantes de ese archivo sin precio. Las cartas de Kafka a Brod y hasta tres manuscritos con pequeños relatos del genio de la literatura de Praga. Dos millones de dólares por el manuscrito de “El Proceso”. Ventas privadas, no en casas de subastas, por lo que el rastreo de las piezas es complicadísimo.
Quisieron comprar y trasladar a Alemania el archivo, pero debido a la decisión inequívoca de tres tribunales israelíes a favor de la Biblioteca Nacional, el patrimonio de Max Brod permanece en Israel . De hecho, la primera parte actualmente se está clasificando y registrando en el Departamento de Archivos de la Biblioteca Nacional, reforzando totalmente su sección de autores del Círculo de Praga.
Durante los casi 30 años que Max Brod vivió en Israel, su archivo personal creció .En los años 40, Brod entregó los escritos de Kafka a la familia Schocken para su custodia, pero en 1952 y 1957 los artículos que recibió de Kafka como regalo entraron en cajas fuertes de bancos. Todos los otros escritos de Franz Kafka, que nunca pertenecieron a Brod, fueron entregados a las sobrinas del autor en la década de 1960 y finalmente llegaron a la Biblioteca Bodleian en Oxford. En algún momento, no está claro si antes o después de la muerte de Brod, partes de sus escritos también fueron transferidos a las cajas fuertes. La mayoría de los escritos de Kafka que eran propiedad de Brod fueron transferidos a bancos en Zurich y, con el paso de los años, Esther Hoffe se llevó los artículos para venderlos en las subastas. Tras la decisión de la Corte Suprema en diciembre de 2016 y en enero de 2017, el sustancial cambio de status legal del archivo ha llegado a su etapa de clasificación y registro, además de dejar que el material importante del mismo sea accesible, a 50 años de la muerte de Brod, para los investigadores literarios.
La copiosa correspondencia del archivo de Max Brod es como un Quién es Quién en el mundo de la cultura europea en las primeras cuatro décadas del siglo XX. Cartas del filósofo Walter Benjamin (que no apreciaba especialmente a Max Brod), de Hugo Heller, el musicólogo y amigo de Sigmund Freud de Viena, del compositor comunista Paul Desau y del pionero del expresionista literario Kurt Hiller,por lo cual se recompondrá el paisaje literario que conocemos sobre esa época.
Sobre las cajas fuertes en Suiza, la BNI también está tratando de buscar soluciones con la ley suiza y transferir su contenido a Jerusalén : muchas cartas de Franz Kafka y varios manuscritos pequeños (“Preparativos para una boda en la aldea”, “Carta al padre”), notas hebreas de Kafka y hasta algunas de sus pinturas. También hay otras partes importantes de las cartas recibidas por Max Brod, entre otros, McClaus, Erica y Thomas Mann, Franz Werfel, Albert Einstein y Martin Buber.
Hace diez años, unos ladrones irrumpieron en la casa de Java Hoffe, la hija de Esther Hoffe, en Tel Aviv. Se negó a dar cuenta de la naturaleza y cantidad del patrimonio que le robaron. Hace cinco años, miles de páginas escritas a mano por Brod aparecieron en un mercado de manuscritos alemanes y se ofrecieron a la venta. Finalmente fueron capturados por la policía alemana. En un largo proceso, los documentos fueron examinados y resultó que la mayoría de ellos pertenecían inequívocamente a los bienes de Brod. Pronto esta parted material diseminado también será transferida a la Biblioteca Nacional.
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