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jueves 21 de noviembre de 2024

No hay solución política para Gaza

Enlace Judío México e Israel.- Afirmar que un acuerdo entre la administración de EE.UU., la Autoridad Palestina y los egipcios para permitir a la Autoridad Palestina ponerle un freno financiero a Hamás culminaría en la reafirmación del control de la Franja de Gaza por parte de la Autoridad Palestina no podría estar más lejos de la realidad. En Medio Oriente, solo prevalece la fuerza armada.

Según Tzipi Livni, diputada del Campamento Sionista y Líder de la Oposición, no solo existe una solución política para Gaza, sino que esta solución podría haberse alcanzado ya en 2009. Afirma con fuerza que en ese momento había acuerdo generalizado entre el gobierno de Obama, la Autoridad Palestina y los egipcios para permitir que la Autoridad Palestina trabe los problemas financieros del nuevo gobierno de Hamás, que habría culminado en la capitulación de este último para desarmarse cuando las fuerzas de seguridad de la Autoridad Palestina tomaran la Franja que habían perdido dos años antes.

Tan grande era el consenso entre estos actores, afirma Livni, que esta estrategia habría resultado en una resolución del Consejo de Seguridad. En su opinión, el único impedimento para implementar esta estrategia era, y sigue siendo, Benjamin Netanyahu y su (supuestamente extremo) gobierno de derecha.

Las preguntas obvias que vienen a la mente al escuchar a Livni son: 1) ¿desde cuándo importa el consenso entre las potencias externas (no respaldadas por hechos reales) en Medio Oriente? Y 2) ¿desde cuándo una resolución del Consejo de Seguridad vale más que el documento en el que se escribió?

Un buen lugar para comenzar a responder estas preguntas sería la guerra civil siria, el peor estallido de violencia en Medio Oriente en tres décadas. Innumerables resoluciones de seguridad y al menos cinco rondas de negociaciones intensivas tuvieron lugar entre la oposición y las fuerzas externas. ¿De qué sirvió? De nada.

¿Qué fue lo que decidió el resultado? La fuerza militar: la fuerza aérea rusa, combatientes de Hezbolá y milicias apoyadas por Irán para Siria; y 2,000-3,000 fuerzas especiales de Estados Unidos que operan con los kurdos, así como la intervención militar turca que permitió a los rebeldes permanecer en el enclave de Idlib. Es por esto que el presidente Assad está ganando pero solo parcialmente.

Echemos un vistazo al Líbano. Hubo innumerables resoluciones de seguridad que pidieron el desarme de Hezbolá (no específicamente, pero con intención), y un gobierno elegido democráticamente liderado por Saad Hariri, que exigió lo mismo. ¿Cuál fue el resultado? En mayo de 2008, los combatientes de Hezbolá se desplegaron por todo Beirut y rodearon al gobierno electo en la Casa de Gobierno. El gobierno capituló ante las demandas de Hezbolá, la más importante de las cuales fue abstenerse de los movimientos que circunscribirían al grupo terrorista islamista como la fuerza violenta más poderosa en el Líbano.

Livni también podría haber aprendido esta lección de Egipto. ¿Cómo se eliminó un gobierno que había sido elegido democráticamente durante la “Primavera Árabe“? Principalmente por tanques egipcios, carros transportistas de personal y francotiradores, y periféricamente por una minoría de ciudadanos que respaldaron al ejército. Obama criticó el contragolpe, al igual que la UE, pero el general Abdel Fattah Sisi sigue firmemente en el poder. El presidente depuesto está languideciendo en la cárcel, en gran parte olvidado.

Algunos dirían que el destino del ex presidente Morsi es mucho más benigno que el del periodista Jamal Khashoggi en el consulado saudí en Estambul. Retóricamente y en el papel, existe un consenso internacional contra Riad, pero parece que las muchas palabras de condena apenas importarán, y Muhammad bin Salman, el verdadero poder detrás del trono, saldrá de la crisis más fuerte que antes. ¿Por qué? Porque ha aprendido las lecciones de Medio Oriente que a Livni le resulta tan difícil de aceptar. Esta es una región donde prevalece el ejercicio del poder, generalmente en forma muy brutal.

¿Podrían Hamás y la Autoridad Palestina ser diferentes de los sirios, iraníes, egipcios y sauditas? Bueno, consideren la forma en que los combatientes de Hamás expulsaron a los agentes de Fatah de los tejados de los edificios de apartamentos como signo de victoria después de tomar Gaza de la Autoridad Palestina, o el trato brutal que ambos gobiernos enfrentan contra su oposición, o el castigo psicológico que Hamás inflige a las familias de israelíes muertos o vivos en Gaza. Nada de esto demuestra una inclinación a poner la otra mejilla.

Livni replicaría que Hamás se vería obligado a desarmarse y permitiría que las fuerzas de seguridad de la AP tomen el control de Gaza. La pregunta es, ¿quién los forzaría, y con qué? ¿Presión financiera? Irán, Qatar y Turquía aportarán los fondos necesarios para mantener el control violento de Gaza por parte de Hamás.

¿Podrían las fuerzas de seguridad de la Autoridad Palestina (con permiso israelí para transitar por su territorio) conquistar Gaza? Si 70,000 fuerzas israelíes solo pudieron penetrar tres kilómetros en Gaza en 2014, ¿qué tan realista es esperar que unos pocos miles de soldados de la Autoridad Palestina se apoderen de Gaza y luego la mantengan? Después de todo, la Autoridad Palestina gobernó Gaza en 1994-2007, solo para ser expulsada despiadadamente por Hamás, que desde entonces ha consolidado enormemente su poder. Tengan la seguridad de que Hamás ya ha excavado túneles bajo posibles bases militares de la Autoridad Palestina en Gaza, tal como lo hizo contra las fuerzas israelíes durante la guerra de terror palestina de principios de la década de 2000 (considerada como la “intifada al-Aqsa“). El destino de los militares de la Autoridad Palestina en Gaza está sellado.

¿Qué hay de los poderes externos? ¿Qué tan probable es que Estados Unidos envíe fuerzas a Gaza? ¿Qué tan probable es que lo hagan los europeos, que tienen que lidiar con Putin, Erdoğan, las consecuencias de la crisis de Libia y mucho más?

Las respuestas a estas preguntas son obvias.

Y, finalmente, ¿se puede esperar que el público israelí quiera que las FDI entren en la contienda en nombre del octogenario Abbas, que alterna entre burlarse del estado judío en todo momento y financiar a las familias de los terroristas, y cuyo comportamiento revela una actitud decidida y total de negación de la condición de pueblo judío y la historia judía, en particular el Holocausto? Es poco probable que los israelíes vuelvan a admitir que son las “víctimas de la paz” que se les pidió que fueran durante el fallido proyecto de Oslo.

Con las elecciones israelíes que se avecinan, se debería instar a Livni a que presente un pensamiento estratégico más realista que ponga la disuasión militar en el centro del escenario. El público israelí no se dejará engañar de nuevo por ilusiones ilusorias.

Fuente: BESA CENTER / Traducción: Silvia Schnessel / Reproducción autorizada con la mención siguiente: ©EnlaceJudíoMéxico

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