Prisma / Weisblat, el poderoso espía polaco de la Gestapo que operó desde el Distrito Federal

Enlace Judío México e Israel.- Los Servicios de Inteligencia de los Estados Unidos calificaron al ciudadano polaco Edgard S. Weisblat como “uno de los más importantes agentes de la Gestapo” que arribaron a México durante el período de la Segunda Guerra Mundial.

JUAN ALBERTO CEDILLO EN EXCLUSIVA PARA ENLACE JUDÍO

Weisblat desembarcó en la capital mexicana el 30 de septiembre de 1941, junto con su “secretaria particular” Elena Rabinowicz y el abogado español Gonzalo Sebastián Sanz.

Se internaron por Veracruz y fueron autorizados a entrar por seis meses en calidad de visitantes.

Los tres “visitantes” colaboraban como agentes del Tercer Reich y tuvieron la misión de conseguir información sobre  el desarrollo de nuevas tecnologías para el sector naval y el movimiento de navíos estadounidenses en el Golfo de México.

Weisblat y Elena, quien en realidad era su esposa, se establecieron en un lujoso apartamento de la Calle Julio Verne número nueve de la colonia Polanco del Distrito Federal.

A los pocos meses de estar en el país tomó cargo como “Presidente de la Unión Polonesa en México”, puesto que le permitió tener el control de los asilados polacos residentes en el país e interactuar con funcionarios mexicanos, sobresaliendo sus relaciones con la Secretaría de Gobernación cuyo titular era Miguel Alemán Valdez.

A las pocas semanas de su llegada Weisblat solicitó su cambio de visa indicando a las autoridades que había “resuelto establecer una fábrica de productos básicos-químicos y astilleros navales para la construcción de lanchas torpederas”, en asociación con Sebastián Sanz, para lo cual comenzó a gestionar la creación de las empresas.

Esos “proyectos” ya los había intentado recientemente en Sudamérica, donde consiguió datos para la construcción de armamento naval. El polaco se hacía pasar por dueño de una firma de Inglaterra que construía lanchas rápidas que en realidad era una empresa falsa que le facilitaba sus operaciones.

Otra de sus características es que movilizó grandes sumas de dinero en las diversas naciones donde operó. Para el 9 de febrero de 1942 reportó a la Secretaría de Gobernación que mantenía una cuenta en el Banco de Comercio cuyo saldo a esa fecha era de 101,955 pesos, una fortuna para ese momento. Precisó a las autoridades que era un fondo financiero para crear sus empresas.

En un memorándum enviado por la embajada de Estados Unidos al gobierno mexicano, el 12 de mayo de 1942, se alertó sobre el espía de la Gestapo:

“Se ha informado que después de recibir alrededor de un millón de dólares del gobierno Leal de España, para fabricar lanchas torpederas de motor, Weisblat entregó los planos y las especificaciones de este material al embajador italiano en Londres. …“Al tiempo de la caída de Francia, a Weisblat, se le considera íntimo de los líderes del gabinete francés y estaba en posesión de dos millones de dólares en billetes de mil dólares, los que entregaba a personas en la intimidad y en los círculos inmediatos al gabinete francés. De acuerdo con un informante, este dinero jugó absolutamente una parte decisiva en la capitulación de Francia ante los Nazis”.

Los servicios de inteligencia norteamericanos precisaron que “fue deportado de Brasil debido a su participación en actividades nazis”.

El servicio de inteligencia de Washington precisó a la Secretaría de Relaciones Exteriores que el agente polaco escribió desde la ciudad de México, a principios de 1942, a la compañía Sterling Engine Company de Nueva York, firma que construía maquinaria marítima para la Marina de Estados Unidos. Weisblat solicitaba que “se le proporcione fotografías, copias azules, diseños, etc., de cierta maquinaria marítima para usarse en botes de motor que esperaba construir para el gobierno mexicano”.

Pero en realidad los planos y diseños terminaban en manos del ejército de Hitler.

El 30 de marzo de 1942, los agentes de la contrainteligencia estadounidense también le interceptaron una carta con membretes de la firma Aero-Marine Engines Limited de Londres, su empresa fantasma, la cual dirigió a la Packard Motor Car Company de Detroit, Michigan, solicitando especificaciones de maquinaria marítima que se había manufacturado por esa compañía para la Marina de Estados Unidos.

La embajada norteamericana solicitó sus antecedentes desde su llegada al país y solicitó que la Secretaría de Gobernación vigilaran sus actividades para que fueran comunicadas en forma “estrictamente confidencial” al gobierno de los Estados Unidos.

Para proteger sus actividades, el espía de la Gestapo hizo contacto con el principal protector de las redes nazis en el país durante el gobierno de Ávila Camacho: Miguel Alemán.

Ese acercamiento les permitió a los agentes nazis relacionarse con los altos funcionarios de la Armada mexicana. Gracias a ello pudieron conseguir los contratos para la compra de armamento con los Estados Unidos, conocer detalles sobre los convenios que tenía el sector naval con sus homólogos de Norteamérica y el movimiento de los buques nacionales y extranjeros en el Golfo de México.

Esos informes se enviaron a los altos mandos del ejército de Hitler a través de Portugal. Las cartas fueron rotuladas con direcciones acordadas: Aurelio Couinho, con dirección en dire Rua de Bica Duarte Belo 46, de Lisboa.

Además se envió un catálogo de 12 buques de guerra ingleses estacionados en puertos de Estados Unidos para su reparación y un informe de ocho páginas sobre armamentos y contratos del gobierno mexicano, destinados la Marina, el cual fue conseguido por un colaborador de los espías germanos que sólo fue identificado como “Coronel Guzmán”.

Gracias a esos informes enviados por el espía de la Gestapo, los submarinos de Hitler pudieron operar con impunidad en el Golfo de México así como conocer secretos de la Armada estadounidense.

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