Enlace Judío México – ¿Qué pasaría si te dijera que todos los días presenciamos un milagro diario? Es más, ¿me creerías si agrego que no sólo es uno, sino diez, veinte, quizás miles o millones? Puede ser que sí, sin embargo, muchas personas me tomarían por ilusa o creerían que tengo la definición de milagro equivocada. En esta época nos hemos acostumbrado a pensar en los milagros como algo completamente lejano de nuestro mundo; que pueden ocurrir sólo una vez, si es que eso es cierto, y suceden sólo a gente demasiado extraordinaria y lejana a nosotros. Sin embargo, esa es una percepción errónea de lo que un milagro es.
Un milagro es la manifestación de D-os en el mundo y puede ocurrir por medio de elementos sobrenaturales, como los eventos de las plagas, el Sol en la batalla con Josúe o la partición del Mar Rojo con Moisés o por medio de eventos naturales, como todas las leyes físicas que rigen el mundo, la caridad hecha por el hombre y el amor que una madre profesa a su hijo. Cada uno de estos eventos son muestras de la Presencia Divina en nuestro mundo. Los primeros nos enseñan que todo lo que existe es manejado por D-os, que Él creó las leyes físicas, la lógica, la materia y este mundo; por ende puedo cambiarlo y modificarlo cuando así sea necesario (1).
Los segundos muestran a D-os de una manera más discreta; son eventos cuya belleza y orden los vuelven extraordinarios aunque sucedan en la esfera diaria. También son eventos que no se explican bien bajo una lógica rigurosa de causa y efecto, sino que requieren de una visión más profunda. Infieren un orden, la obra de un ser superior.
Estas dos formas de ver a los milagros se presentan en Janucá. Por un lado el milagro del aceite fue un evento sobrenatural, D-os extendió el tiempo natural en el que debía arder para que durara más y el Templo pudiera santificarse propiamente. Sin embargo, es un milagro discreto que ocurrió en la intimidad y con un detalle, no fue tan esplendoroso como las Plagas. Lo mismo ocurrió con todos los milagros que D-os hizo a los judíos durante la guerra con los macabeos, hubo intervención divina, sin embargo, ésta se manifestó a través de las victorias obtenidas a través de un medio aparentemente natural; del actuar del hombre.
Por ello, Janucá manda un mensaje muy contundente a todos nosotros nos enseña a ver a D-os en el mundo que nos rodea y a buscarlo en el centro de todos los eventos que nos ocurren día a día. Este significado es representado en una de las tradiciones más comunes de Janucá, en el juego del “dreidel” o la pirinola judía.
¿Qué es el dreidel y qué representa?
El dreidel o sevivón es uno de los juegos más comunes de Janucá, es una pirinola rectangular que en sus cuatro lados tiene escritas letras en hebreo. Los niños la juegan poniendo un bonche de chocolates y dulces en el centro y adjudicando una acción o valor a cada letra, de tal forma que cada vez que se gira la pirinola, se ganan o se pierden dulces.
La explicación más común que se da a este juego nos remite a las épocas de Janucá y la conquista helenística. En esa época, los griegos prohibieron expresamente el estudio de Torá, sin embargo, los niños seguían escondiéndose en los bosques para poder estudiar. Se piensa que el dreidel surgió como una forma de encubrir esta acción; cuando algún griego se acercaba a el bosque, los niños escondían los textos en hebreo, sacaban las pirinolas y fingían reunirse a jugar. Hay quienes dicen que por ello jugamos con las pirinolas en Janucá. Sin embargo, tanto cabalistas como otros sabios aluden a un significado mucho más profundo.
El dreidel es un símbolo de cómo D-os se manifiesta en el mundo a través de los milagros. Así como el movimiento de la pirinola depende de una fuerza central que le da energía tanto de arriba hacia abajo, como del centro hacia el exterior. También el mundo depende de la energía que baja de D-os y se mantiene en el centro de la Creación y es la génesis de la vida y el movimiento. Así como la pirinola cae y empieza a tambalear cuando pierde el balance en el punto central, el hombre se pierde cuando se aleja de su relación con D-os y la espiritualidad. Igualmente la fuerza que da movimiento a la misma no es clara y evidente una vez que ya está girando, igual la mano de D-os que se manifiesta en los eventos naturales.
Además lo que esencialmente distingue a un dreidel de una pirinola cualquiera son las cuatro letras hebreas que tiene escritas en cada uno de sus lados. Las letras (nun, guimel, hey y shin) son el acrónimo de “Nes Gadol Haya Sham” que quiere decir “El gran milagro ocurrió allá.” Se puede referir tanto al milagro de Janucá, como a los múltiples milagros que hacia diariamente en nuestro mundo. También, según los cabalistas las letras representan cada uno de los exilios que el pueblo judío ha vivido y que fueron vistos por Daniel en una visión.
La “nun” es la primera letra de la palabra “nefesh” alma, se refiere al Exilio babilónico. En este exilio fue la primera vez que el Gran Templo fue destruido y fuimos sacados de nuestra tierra, el ataque era primordialmente a nuestro espíritu, a nuestra alma. La siguiente letra “guimel” forma la palabra “gof” que quiere decir cuerpo se refiere al Exilio persa, cuando Hamán y Asuero intentan aniquilar a todos los judíos de Persia; el ataque era a nuestro cuerpo, buscaban aniquilarnos físicamente. La “shin” es la primera letra de la palabra “sejel”, pensamiento o entendimiento, a diferencia de asirios o romanos los griegos no buscaban matar a los judíos, sin embargo querían empujarlos a asimilarse, querían prohibir su filosofía y su forma de vida, el ataque era primordialmente al pensamiento y a la tradición. Mientras que la “hey” es la primera letra de “hacol” “todo” se refiere al exilio romano que atacó todo lo que somos, tanto en cuerpo, en mente y en alma.
Finalmente el verdadero milagro que celebramos es que después de tantos milenios de ataques al pueblo judío, éste siga en existencia. Celebramos que miles de judíos a lo largo de los siglos hayan decidido escuchar la voz de D-os, preservar la Torá y pasar a sus hijos la tradición de sus padres. Con toda la presión del mundo para abandonar nuestra tradición es un milagro que el pueblo judío siga en existencia.
Notas:
1) Los milagros mencionados son muestra del poder de la Divinidad, sin embargo, esto no quiere decir que D-os actúe de manera caprichosa o aleatoria en este mundo. Cada uno de ellos sucedió dentro de un contexto determinado y era un mensaje específico y necesario para la humanidad. Fueron revelaciones de la Presencia y Omnipotencia Divina.
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