Enlace Judío México e Israel – El primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu anunció este martes que Israel no se unirá a un convenio internacional sobre migración de la ONU que se firmará el próximo mes en Marrakech, Marruecos.
“Le ordené al Ministerio de Relaciones Exteriores que anunciara que Israel no participará [en la reunión de Marrakech] y no firmará el pacto de migración”, dijo Netanyahu en un comunicado a la prensa.
“Tenemos el deber de proteger nuestras fronteras contra los infiltrados ilegales. Eso es lo que hemos hecho y lo que seguiremos haciendo”, concluyó.
El Pacto Mundial para la Migración Segura, Ordenada y Regular, que no será legalmente vinculante, se finalizó bajo coordinación de México y Suiza con los auspicios de la ONU el pasado mes de julio. Se debe aprobar formalmente en una reunión del 11 al 12 de diciembre en Marrakech.
En septiembre de 2016, los 193 estados miembros de la ONU, incluido EE.UU. bajo el expresidente Barack Obama, adoptaron una declaración diciendo que ningún país puede gestionar la migración internacional por su cuenta, y acordaron iniciar un proceso que conduzca a la adopción de un pacto mundial en 2018.
La declaración siguió a vastas oleadas de migrantes que huían en los últimos años del conflicto y la pobreza en el Medio Oriente y África hacia Europa y el Oeste.
En Israel, el fenómeno en los últimos años ha representado cerca de 35,000 migrantes africanos que han entrado al país y que enfrentan la hostilidad de los legisladores y residentes en las comunidades donde se han asentado.
Según una encuesta del Centro de Investigación Pew el mes pasado, el 57% de los israelíes se oponen a aceptar refugiados que huyen de guerras y conflictos, situándose muy por detrás de los ciudadanos en muchos otros países occidentales.
La Corte Suprema de Justicia rechazó este año los planes del gobierno para encarcelar o deportar a los migrantes y dijo que se debe encontrar una solución acorde con las normas internacionales.
Los africanos, principalmente de Sudán y de Eritrea dictatorial, comenzaron a llegar a Israel en 2005, a través de su porosa frontera con Egipto, después de que las fuerzas egipcias sofocaron violentamente una manifestación de refugiados en El Cairo y se difundió la información acerca de la seguridad y las oportunidades laborales que se ofrecen en Israel. Decenas de miles cruzaron la frontera del desierto, a menudo después de soportar viajes peligrosos, antes de que Israel completara una barrera en 2012 que detuvo la afluencia.
Mientras los migrantes dicen que son refugiados que huyen del conflicto o la persecución, el gobierno de Netanyahu los ve como migrantes económicos que amenazan el carácter judío del Estado.
El anuncio del martes de Netanyahu fue bien recibido por la diputada del Likud, la viceministra de Relaciones Exteriores, Tzipi Hotovely, quien dijo que había hablado con el primer ministro sobre el tema ayer.
Citó la nueva Ley de Estado-nación judíó, que dijo que exigía al gobierno “defender una política clara de migración que proteja nuestras fronteras de los infiltrados ilegales”.
Mientras que por otra parte, Michal Rozin del partido de izquierda Meretz, expresidenta del comité especial de la Knéset sobre trabajadores extranjeros, criticó la decisión.
“Este es otro ejemplo de la bancarrota moral del Estado de Israel”, acusó. “Es el resultado de la adhesión del primer ministro a la derecha extremista en Israel, en Europa y en EE.UU.”.
Agregó: “El Estado de Israel, muchos de cuyos fundadores fueron refugiados que huyeron de regímenes asesinos y crueles y que se encontraba entre las naciones líderes en la articulación de la Convención de la ONU para los Refugiados, no debe unirse a las fuerzas del odio, la división y el chovinismo”.
En diciembre pasado, EE.UU. dijo que terminaría su participación en las negociaciones sobre el pacto, afirmando que numerosas disposiciones eran “inconsistentes con las políticas de inmigración y refugiados de EE.UU.” bajo el presidente Donald Trump.
En julio, Hungría dijo que se retiraría del proceso. En octubre, el gobierno de Austria hizo lo mismo, citando preocupaciones sobre la soberanía nacional.
Australia, Polonia, y Bulgaria también han anunciado su retiro de la iniciativa o han expresado serias preocupaciones.
El pacto tiene 23 objetivos que buscan impulsar la cooperación para gestionar la migración y numerosas acciones que van desde problemas técnicos como la portabilidad de los ingresos por parte de los trabajadores migrantes hasta reducir la detención de los migrantes.
El peso pesado de la UE, Alemania, reafirmó su apoyo al pacto, asegurando que es “necesario e importante”.
Fuente: The Times of Israel / Reproducción autorizada con la mención siguiente: ©EnlaceJudíoMéxico
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