Refugiados: cuidado con el nuevo, y peligroso, papel de Turquía

Enlace Judío México e Israel.- Gracias a Naciones Unidas, Turquía estará ahora oficialmente a cargo de decidir no sólo quién es refugiado, sino dónde será ubicado o transferido. Las autoridades turcas han amenazado repetidas veces con inundar Europa de refugiados, como dijo el propio Recep Tayyip Erdogan en 2016:

Gritasteis cuando 50.000 refugiados estaban en la frontera de Kapikule. Empezasteis a preguntaros qué ibais a hacer si Turquía abría las puertas. Miradme: si seguís así, las fronteras se abrirán. Debéis saberlo.

UZAY BULUT

Dadas las amenazas turcas, la nueva posición adjudicada a Turquía debería ser motivo de preocupación.

El periódico turco progubernamental Daily Sabah informó recientemente:

La agencia de la ONU para los refugiados ha transferido la gestión de los procedimientos de registro de refugiados en Turquía a las autoridades migratorias turcas. Será el propio Directorio General de Gestión de la Inmigración turco el que supervise el registro de los refugiados y determine su estatus. Cualquier extranjero que aspire a la protección internacional en Turquía tendrá que presentar una solicitud a los funcionarios de la autoridad migratoria turca.

La preocupación obedece a tres razones fundamentales.

El terrorismo

En marzo, Erdogan clamó contra el presidente francés, Emmanuel Macron, por su oferta de mediar entre Ankara y los kurdos sirios y advirtió:
Con esta actitud, Francia no tiene derecho a quejarse de ninguna organización o ataque terroristas. Los que se acuestan con terroristas, los que les dan la bienvenida a sus palacios, entenderán tarde o temprano el error que han cometido.

En abril, horas después de que un hombre embistiera con una furgoneta contra unos peatones en Münster (Alemania), Erdogan volvió a atacar verbalmente a Francia llamándola “marioneta”:

(…) apoyáis el terrorismo, (…) recibís a terroristas en el Palacio del Elíseo (…) Veis lo que pasa en Alemania, ¿verdad? Lo mismo ocurrirá en Francia. Occidente no podrá librarse del terrorismo. Occidente se hundirá por cebar a estos terroristas.

No son sólo las amenazas de Erdogan lo que debería llevar a Europa a replantearse sus laxas políticas migratorias. En los últimos años, ciudades europeas como Mánchester, París, Bruselas, Niza, Copenhague, Londres, Ámsterdam, Barcelona, Toulouse, Trèbes, Saint-Étienne-du-Rouvray, Berlín y Estocolmo han sido sacudidas por mortíferos atentados yihadistas. Puesto que muchos de los terroristas implicados en ellos fueron radicalizados y reclutados por organizaciones yihadistas, tanto en Oriente Medio como en Europa, parece arriesgado consentir la inmigración incontrolada procedente de países de mayoría musulmana.

Esto no es mera especulación. Las encuestas indican que un gran número de musulmanes de todo el mundo apoya el terrorismo o la violencia en defensa del islam. También hay informaciones de que el ISIS ha infiltrado operativos en Europa a través de Grecia, haciéndolos pasar por inmigrantes. En el documental de Deutsche Welle Terror en el campo de refugiados de Moria se dice:

Se cuenta que un grupo de seguidores [del ISIS] están aterrorizando a la gente en el campo de refugiados de Moria, en la isla griega de Lesbos. Con el pretexto de lo que es propio en términos religiosos, castigan brutalmente a quien consideren un delincuente.

De un tiempo a esta parte llega al campo un creciente número de refugiados de Deir Ezor, uno de los últimos bastiones sirios del Estado Islámico. Y parece que la criminalidad ha adquirido otro nivel. Se dice que un grupo de sirios controla la mayoría de las actividades ilegales. Todo aquel que no cumpla las reglas o se interponga en su camino se enfrenta a la violencia física o incluso recibe amenazas de muerte. Los atacantes suelen justificarse aludiendo a la sharia. Cada vez aparecen más pintadas que glorifican al ISIS.

La demografía

Según un informe de Business Insider publicado en agosto, España, Italia, Bulgaria, Letonia y Reino Unido se cuentan entre los países con mayor riesgo de convertirse en bombas demográficas de relojería. Parece ser que la baja tasa de natalidad europea es uno de los motivos por los que los funcionarios de la UE están trayendo gran número de inmigrantes musulmanes, para compensar las menguantes poblaciones autóctonas.
También se habla del envejecimiento de la población europea. En un artículo de opinión publicado en Forbes en 2017 se aseveraba:

Si Europa Occidental quiere mantener sus beneficios sociales, los países de la UE van a necesitar más trabajadores. Ningún otro lugar del mundo tiene una población más envejecida y menos prolífica. No es de extrañar que los responsables de las políticas estén haciendo lo que puedan por fomentar la inmigración. Europa Oriental está envejecida.

Sin embargo, esas ideas ya se han probado. Alemania, por ejemplo, atrajo trabajadores turcos para “cubrir la demanda de mano de obra barata en la floreciente economía de posguerra”. Aunque la idea original era que esos trabajadores fuesen temporales, “para impedir que los huéspedes turcos se convirtieran en inmigrantes”, después todo cambió y se permitió a los trabajadores permanecer en el país por periodos más largos, así como llevar a sus familias.

Según Deutsche Welle, a finales de 2011 vivían en Alemania “en torno a 2,5 millones de personas de origen turco –lo que significa que ellos o sus padres nacieron en Turquía–, lo que las convierte en el mayor grupo inmigrante del país”.

El resultado se hizo evidente en junio, cuando casi dos tercios de la comunidad turca de Alemania apoyaron a Erdogan en las elecciones presidenciales turcas. Irónicamente, se trató de un apoyo superior al que aquél recibió en la propia Turquía.

Tres meses antes de las elecciones, el diputado Alparslan Kavaklıoğlu, miembro del gobernante Partido para la Justicia y el Desarrollo (AKP) y presidente de la comisión parlamentaria sobre Seguridad e Inteligencia, declaró que la demografía europea estaba cambiando a favor de los musulmanes:

La fortuna y la riqueza mundiales se están moviendo de Occidente a Oriente. Europa está viviendo un momento fuera de lo normal. Su población declina y envejece. (…) Europa tiene este problema. Todos los recién llegados son musulmanes. [Proceden de] Marruecos, Túnez, Argelia, Afganistán, Pakistán, Irak, Irán, Siria y Turquía (…) el nombre más popular en Bruselas, Bélgica, es Mohamed. El segundo es Melih [Malih] y el tercero, Ayşe [Aisha].

Si la tendencia continúa, añadió Kavaklıoğlu, en Europa la población musulmana superará en número a la cristiana (…) no hay remedio para eso. Europa será musulmana (…) si Alá quiere. Estoy seguro.

En 2017, Erdogan pidió a los turcos residentes en Europa que se multiplicaran:
Los lugares donde trabajáis y vivís son ahora vuestras patrias, vuestros nuevos países. (…) Tened cinco hijos, no sólo tres. Porque sois el futuro de Europa.

A juzgar por unas informaciones recientes, ese futuro no parece tan prometedor para los europeos. The Sun:

La ‘policía’ turca patrulla abiertamente las ‘zonas turcas’ de Berlín (…) Se han visto coches que llevan el logo de una unidad de élite de la policía turca en las calles de Berlín, pero las autoridades alemanas dicen que se ven impotentes para detenerlos.

Los vehículos llevan las palabras ‘Özel Harekat’ [Operación Especial] escritas en el lateral, así como el logo de la unidad, y se les ha visto en zonas de la capital alemana con grandes poblaciones turcas.

La cultura

El influjo de grandes masas de refugiados e inmigrantes procedentes de dictaduras islámicas ha tenido un profundo impacto en la cultura europea. A pesar de las ilusiones que algunos europeos siguen haciéndose respecto de la integración de los inmigrantes en las sociedades de acogida, ha ocurrido lo contrario. Los europeos que defienden la inmigración masiva e irrestricta en pro del multiculturalismo y la diversidad están ignorando la naturaleza de los países de mayoría musulmana de donde provienen los inmigrantes. La ausencia de derechos humanos y de libertad de expresión, el maltrato a las mujeres y los homosexuales, los asesinatos por honor, el antisemitismo y la violencia contra los no musulmanes y los musulmanes apóstatas son elementos característicos de esos países. Y en vez de escapar de todo eso, muchos inmigrantes lo están trasplantando a Europa. Además, en lugar de exigir que los inmigrantes acaten las costumbres y leyes europeas, gran parte de Europa está capitulando ante la nueva realidad.

En un reportaje reciente en The Telegraph se leía:

Por primera vez, un tribunal británico ha reconocido la sharia, después de que un juez dictara, en una histórica sentencia de divorcio (…), que el matrimonio entre extraños de fe islámica llevado a cabo en una ceremonia llamada ‘nikah’ entra dentro de la ley conyugal británica, pese a no estar reconocido legalmente como tal.

En 2006, el dictador libio Muamar Gadafi proclamó que el islam conquistaría Europa “sin disparar un solo tiro”. Hoy, sólo doce años después, Erdogan parece estar actuando bajo la misma premisa. Esto sólo hace más demoledor el hecho de que Naciones Unidas haya dado al Gobierno turco la autoridad para gestionar la cuestión de los refugiados. Los europeos deben tener cuidado y elegir a líderes que entiendan el peligro de perder la batalla que se está librando por el corazón, el alma y la democracia del Viejo Continente.

 

 

 

Fuente:es.gatestoneinstitute.org

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