Enlace Judío México e Israel.-“Probablemente la más exitosa operación en el Tercer Mundo durante los primeros años de la era de Gorbachov fue promover una mezcla de propaganda abierta y acciones encubiertas del Servicio A de la KGB difundiendo que el SIDA era parte de una guerra biológica estadounidense”, narran Christopher Andrew y Oleg Gordievsky en su libro “KGB the Inside Story”.
JUAN ALBERTO CEDILLO EN EXCLUSIVA PARA ENLACE JUDÍO
La historia falsa sobre el SIDA fue sacada de los archivos de la KGB por el doble agente soviético Oleg Gordievsky y ahora es considerada por el diario New York Times como el inicio de las fake news modernas.
El diario The New York Times recién lanzó en su canal de videos una serie de tres capítulos titulada “Operación InfeKtion”. El primero se llama “Conoce a los espías de la KGB que inventaron las noticias falsas”.
“Revelamos cómo una de las noticias falsas más grandes jamás inventadas, el engaño de 1984 sobre que el SIDA es un arma biológica, se volvió viral en la era anterior a Internet”.
Conozca a los espías de la KGB que lo inventaron”, y al “escuadrón de la verdad” que intentó contrarrestarlas, precisa el diario de Nueva York.
En el primer capítulo se entrevista a los agentes de la KGB que se dedicaban a inventar noticias falsas, quienes utilizaban la premisa de que la mejor manera de engañar es mezclar medias verdades con descaradas mentiras.
Los entrevistados por el Times ya había contado la historia en su libro KGB the Inside Story.
En su texto, Oleg Gordievsky describe que para finales de los ochenta el Servicio A de la KGB producía por año entre 10 y 15 documentos falsos sobre diversos funcionarios de Estados Unidos.
“Algunos eran falsificaciones silenciosas mostradas confidencialmente a personajes del Tercer Mundo alertando sobre supuestas hostilidades y operaciones de la CIA”, cuentan Christopher Andrew y Oleg Gordievsky.
“Esas falsificaciones también eran utilizadas para promover campañas en los medios”. Un ejemplo: Una supuesta carta del Director de la CIA, William Casey, con un plan para desestabilizar al Primer Ministro de la India, Rajiv Gandhi”.
Oleg Gordievsky, quien trabajó como jefe de la Residentura de la KGB en Londres y a la vez pasaba información al MI6 británico, señala que la falsa historia sobre el SIDA se originó en el verano de 1983.
“En un artículo publicado por el periódico pro soviético Patriot, argumentando que el virus del SIDA había sido manufacturado durante experimentos de ingeniería genética en Fort Detrick”, una instalación del Comando Médico del Ejército de los Estados Unidos ubicada en Maryland.
Obviamente las noticias falsas no son nuevas. La humanidad ha convivido con ellas a lo largo de la historia.
Han servido para sostener imperios, confundir a ejércitos, derrocar a emperadores o conducir pueblos a la tragedia, como lo logró Joseph Goebbels.
Shakespeare nos muestra un memorable estilo de engañar con información falsa narrando magistralmente las intrigas y calumnias que Yago le suministra al celoso moro Otelo.
Más atrás en la historia, la del Caballo de Troya contada por Eneas, quien continúa la Ilíada de Homero, podría considerarse una noticia falsa para los Troyanos. Cuando esconden sus naves y dejan frente a las murallas de la ciudad un enorme caballo de madera como símbolo de su derrota y en honor al triunfo de los súbditos de Príamo.
No obstante, las noticias falsas contemporáneas adquieren una nueva dimensión por los canales masivos por las que se difunden: las “Redes Sociales” en las que navegan cerca de tres cuartas partes de la población mundial.
A diferencia de los medios electrónicos masivos -que cada vez tienen menos audiencia- las redes no cuentan con los filtros que deben tener los medios profesionales: editores o jefes de información que se supone sirven para evitar sacar noticias con fuentes dudosas, responsabilidad en la que fracasan continuamente.
En ese contexto, el reportaje de The New York Times adquiere una relevancia esencial al identificar la historia moderna de los creadores y difusores de “fake news”, contada por ellos mismos.
Las opiniones, creencias y puntos de vista expresados por el autor o la autora en los artículos de opinión, y los comentarios en los mismos, no reflejan necesariamente la postura o línea editorial de Enlace Judío.
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