Realizan nuevos hallazgos sobre el Arca de la Alianza

Enlace Judío México e Israel – Excavaciones realizadas en el sitio de Kiryat Yearim, hoy ubicado cerca de la localidad árabe-israelí de Abu Gosh, arrojan luz sobre el papel que posiblemente jugó el Arca de la Alianza con los bíblicos reinos de Judá e Israel.

Hace aproximadamente dos semanas, el respetado arqueólogo Israel Finkelstein, de la Universidad de Tel Aviv y miembro de la Academia Nacional de Ciencias, presentó sus más recientes hallazgos de las excavaciones en el sitio bíblico de Kiryat Yearim, informó el sitio Haaretz.

Finkelstein es conocido por su oposición a otorgarle un enfoque bíblico a la arqueología. Se opone vehementemente a las narrativas bíblicas de que el reino unificado de David y Salomón existía y controlaba extensas partes de la tierra de Israel.

La Biblia, según Finkelstein, es un texto religioso y político que combina varias tradiciones. Fue escrito en Jerusalén en el siglo VII AEC y en adelante, durante el reinado de los reyes de Judá, y por lo tanto glorifica el reino de Judá y menosprecia el reino de Israel en el norte, cuya capital estaba en Samaria. Finkelstein cree que en realidad fue el reino del norte el que fue el más fuerte de los dos. De hecho, dice, Judá era una pequeña entidad vasalla del reino del norte, y se puede ver evidencia de esto, entre otros lugares, en Kiryat Yearim.

En una feroz batalla entre los israelitas y los filisteos, los israelitas decidieron desplegar el Arca de la Alianza confiados de su poder. Según el libro de Samuel, el resultado fue catastrófico: el ejército israelita fue derrotado y el arca cayó en manos del enemigo. Los filisteos se lo llevaron hasta la costera Ashdod y lo colocaron junto a una estatua de su dios, Dagón.

El recuento bíblico dice que la estatua cayó ante la presencia del artefacto, sus manos fueron cortadas y los filisteos fueron golpeados con una plaga de hemorroides. En su desesperación, enviaron el arca de regreso al norte de Israel. Se convocó a la gente de Kiryat Yearim para que la recogiera: “Vinieron los hombres de Kiryat-Yearim, buscaron el arca del Señor y la llevaron a la casa de Abinadab en la colina, y santificaron a Eleazar su hijo para que resguardara el Arca del Señor”(1 Samuel 7: 1).

El arca habría de permanecer en esa colina hasta que el rey David la llevó a Jerusalén décadas más tarde.

Los eruditos están casi seguros de que el sitio bíblico de Kiryat Yearim es la colina sobre la que ahora se alza la Iglesia de Nuestra Señora del Arca de la Alianza y el convento de una orden francesa, en las afueras de la localidad de Abu Ghosh, que hoy posee alrededor de 7 mil habitantes.

Las excavaciones arqueológicas realizadas allí el año pasado sugieren que el reino de Israel utilizó la colina para controlar el reino de Judá, y no, como dice la Biblia, al revés. La investigación ahora muestra que la historia del Arca de la Alianza que se abrió camino en la Biblia aparentemente pretendía ser un símbolo de unidad para ambos reinos.

La reciente excavación en Kiryat Yearim se llevó a cabo junto con Thomas Romer y Christophe Nicolle del College de France y con el apoyo de la familia Shmunis de San Francisco. Los arqueólogos comenzaron su investigación mediante observaciones en el sitio mismo y de fotografías aéreas actuales e históricas.

“Incluso antes de comenzar a excavar, vi que la colina no era natural; fue hecha por el hombre”, dijo Finkelstein al periódico Haaretz. Su argumento principal es que la parte superior de la colina es, de hecho, un montículo que fue levantado artificialmente por cuatro enormes muros de contención que crearon una especie de plataforma que estaba llena de tierra. Esta es la “colina” mencionada varias veces en la Biblia y fue el centro de gobierno de Kiryat Yearim. Pequeñas partes de estas paredes masivas se revelaron durante las excavaciones.

Finkelstein descubrió que las paredes fueron construidas con gran precisión. “Tiene 110 por 150 metros, y de seis a siete metros de altura. Va de norte a sur y de este a oeste en una línea completamente recta, con un error en el rango de un grado. Eso no es casualidad”, dice. La enorme inversión y el cuidado que los antiguos constructores tomaron al crear esta plataforma gigante sugieren que este era un centro de culto grande e importante en el área.

Después de que se demostrara que la colina fue hecha por el hombre, los académicos buscaron fechar este gran proyecto. Para este fin, utilizaron un método llamado luminiscencia ópticamente estimulada, que data la última vez que las partículas de cuarzo en el suelo fueron expuestas a la luz solar. Los resultados mostraron un rango bastante amplio, desde 1150 aC.E. a 770 a. C. Es decir, en teoría, el rey David también podría haber construido la colina.

Pero los hallazgos arqueológicos del sitio, especialmente los fragmentos de cerámica, muestran que la colina estaba abandonada en la época del rey David, y la mayor parte de la actividad allí tuvo lugar en la primera mitad del siglo VIII AEC, el período de regencia del monarca Jeroboam del Reino de Israel. Jeroboam, según Finkelstein, es la figura que de manera más probable haya construido el sitio.

Finkelstein llegó a esta conclusión al descartar a otros. Judá hubiera sido el candidato más natural, pero era demasiado débil y no hay otro ejemplo de tal construcción en esta región durante ese período, asegura. Otro candidato es Asiria, que construyó compuestos similares en el actual territorio de Jordania, pero estaba demasiado lejos en ese momento.

Y así, Finkelstein se queda con el candidato más lógico: el reino del norte de Israel. Finkelstein encuentra apoyo para esta hipótesis en estructuras similares que el reino de Israel construyó en su capital en Sebaste y en otros lugares. El sitio en Kiryat Yearim, en su opinión, era un lugar de culto, pero también servía como centro administrativo para el control de Judá y Jerusalén. “No es infundado decir esto”, dice, y agrega: “Si entramos en una máquina del tiempo y avanzamos 800 años, veremos que el centro del gobierno romano de Jerusalén también estaba aquí”.

El propósito de la historia del Arca de la Alianza, según esta idea, tenía la intención de dar legitimidad religiosa a Kiryat Yearim. Fue dicho y escrito en el reino del norte de Israel, se transmitió a Jerusalén a través de los refugiados que llegaron allí después de la destrucción del reino del norte, y desde allí encontró su camino hacia la Biblia.

Finkelstein cree que la historia del Arca de la Alianza refleja una ideología de unificación entre los dos reinos hebreos, pero que Israel controlaba a Judá y no al revés. “El reino de Israel bajo Jeroboam desarrolló un sistema de santuarios clave que estaban conectados a sus importantes tradiciones. El santuario de Betel se asoció con las historias de Jacobo, el santuario de Samaria con el Éxodo. Aquí, en Kiryat Yearim, estaba el santuario del Arca del Señor que estaba conectado a Kiryat Yearim. Estaba ubicado en la frontera entre los dos reinos, y ubicar un centro administrativo en esa frontera era un ‘acto simbólico de unificación'”, dice Finkelstein.

Fuente: Haaretz / Reproducción autorizada con la mención siguiente: ©EnlaceJudíoMéxico

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