La Septuaginta, Janucá y el ayuno del 10 de tebet

Enlace Judío México.- Este próximo martes 18 de diciembre, vamos a conmemorar el Diez de Tebet, un día de ayuno que nos recuerda tres eventos trágicos. El evento principal que recordamos en este día es el inicio del sitio a Yerushalayim, cuando Nebujadnetsar, rey de Babilonia, rodeó Jerusalén con su ejercito, lo que concluyó con la destrucción del Gran Templo en el año 586 aec .
Hay otros dos eventos que también recordamos en este día: La traducción de la Torá al idioma griego (que ocurrió en la fecha hebrea de hoy, 8 de Tebet), y la muerte de Ezrá haSofer (9 de Tebet).

RAB YOSEF BITTON

בשמונה בטבת נכתבה התורה יוונית בימי תלמי המלך והחושך בא לעולם שלושת ימים.

El 8 de Tebet, aproximadamente en el año 260 aec, en Alejandría, Egipto, el rey Ptolomeo ordenó a 72 eruditos judíos, seis por cada tribu de Israel, traducir la Torá al Griego. El Rey Ptolomeo intentaba demostrar la inexistencia de una tradición judía unificada, y así tener una excusa para delegitimizar al judaísmo y humillar al pueblo de Israel. Para este efecto, los 72 sabios judíos fueron asignados a 72 cuartos de trabajo separados. Así, pensó el monarca griego, sería imposible que todos tradujeran la Torá de la misma manera. Sin embargo, providencialmente todos los Sabios tradujeron cada palabra de la Torá de la misma forma y la autenticidad de la tradición rabínica quedo nuevamente ratificada.

Pero, ¿por qué se considera la traducción al griego como un evento trágico?
Años pasados (ver aquí ) me referí al impacto que tuvo esta traducción en el desarrollo del cristianismo –fundado con la idea de reemplazar al judaísmo–y que con esa intención en mente demonizó, persiguió y trató de destruir al pueblo judío durante mucho tiempo.

Este año, al haber profundizado un poco más en la historia de Janucá, aprendí que hay otras razones por las cuales nuestros Sabios consideraron la traducción de la Torá al griego como una tragedia.

La traducción de la Torá al griego contribuyó a la asimilación de los judíos al helenismo, lo cual derivó en una sangrienta guerra civil, que dividió al pueblo judío, en la época de los Jashmonayim, y provocó innumerables pérdidas humanas.

Para comprender el desarrollo de estos eventos hay que recordar las características del helenismo. Aristóteles (384-322 aec.) , según las palabras de uno de sus alumnos, Clearco de Solos, se encontró una vez con un sabio judío llamado Shimón (¿Shimón haTzadiq?) y dijo sobre él que era tan brillante “que parecía griego”. Los griegos veían su cultura como la verdad universal y absoluta. Juzgaban a todas las demás civilizaciones bajo el prisma de la cultura helénica, y miraban con desprecio cualquier otro tipo de conocimiento o estilo de vida.

Luego que Alejandro Magno conquistara el imperio persa, comenzó un proceso de adopción de la cultura griega, que no conocía fronteras. Los judíos, como es sabido, nos resistimos. Los griegos no podían debatir con los judíos, ya que no tenían acceso a nuestras fuentes. Hasta la aparición de la Septuaginta. Una vez que la Torá fue traducida, los griegos se sintieron con el derecho de “evaluarla” de acuerdo a los parámetros griegos.

Los griegos, con mis propias palabras, habrán dicho: ¿Cómo es posible que este libro no escriba nada acerca de las competencias olímpicas, o no incluya algún elogio a la comedia o a la escultura? ¿Cómo es posible que el libro de los judíos no describa la fisonomía de sus héroes: Abraham, Itsjac o Ya’acob, o no diga nada acerca de las virtudes físicas de Moisés? ¿Por qué la Torá no destaca la belleza del cuerpo y por el contrario, exige que se altere el cuerpo de una niño a los 8 días de nacer?

Para los griegos, la Torá era un libro pasado de moda e irrelevante. Siguiendo el ejemplo de Edwin Abbott en Flatland, la cultura griega solo conocía una fruta: “la manzana”, y evaluaba a todas las demás frutas desde la visión de una manzana. Así, el plátano es una manzana deforme, curva, pálida, sin jugo y con un horrible sabor pastoso…
Pero el problema no era la forma en la que los griegos veían a la Torá. Los judíos estábamos acostumbrados a ser juzgados negativamente. El problema era que ¡los propios judíos comenzaron a ver a la Torá desde el prisma griego! Y así empezó un proceso de asimilación muy profundo y devastador que afectó a cientos de miles de judíos que vivían en el imperio griego, incluyendo a muchos judíos que vivían en la tierra de Israel.

Tal como ocurría con los griegos, ahora los judíos “asimilados” veían a la Torá como a un libro antiguo, pasado de moda y que había que abandonar (¡muchos lo hicieron!) o en por lo menos reformar, modernizar y adaptarlo a los nuevos parámetros universales de la “gloriosa” cultura griega.

Por este motivo, nuestros Sabios mencionaron la traducción de la Torá como una de las razones por las cuales ayunamos en el 10 de tebet.

Para conocer un poco mejor los valores de la cultura griega, leer aquí el artículo: “El infanticidio en la cultura griega”.

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