Enlace Judío México.- La historia está colmada de noticias falsas. En el año 522 AC, después de la muerte del emperador persa Cambises, un grupo de conspiradores ambiciosos de poder liderados por Darío difundió la falsa noticia de que el hombre que había sucedido a Cambises no era su hermano y legítimo heredero Bardia, sino un usurpador. El grupo organizó un golpe de estado, eliminó a quienes apoyaban a Bardia y le dio la corona a su propio jefe, Darío.
GEORGE CHAYA
Otra noticia impactante se tejió en torno de Alejandro Magno, el conquistador invencible que vivió hasta los 33 años. Sin embargo, se supone que en solo 10, el macedonio conquistó casi todo el mundo conocido en su tiempo, es decir desde la península de los Balcanes hasta Rusia y desde el Océano Índico, pasando por el Norte de África hasta La India, Asia Central y China. Eso implica una distancia de alrededor de unos 40.000 kilómetros, lo que significa que habría estado viajando gran parte de sus 33 años. Aún así, se supone que Alejandro Magno fundó 20 ciudades que llevaron su nombre, tomó cuatro esposas (mucho antes del Islam) y luego “desapareció” por un tiempo en busca de la fuente de la juventud eterna. El hecho de que no haya un relato contemporáneo de esos hechos maravillosos ha persuadido a algunos colegas historiadores a dudar de la existencia de tal personaje que apareció por primera vez en la literatura griega y latina en el año 160 AC, es decir, siglos después de los hechos narrados.
Más adelante, durante el califato abasí, con sede en Bagdad, la noticia falsa fue difundida por los narradores profesionales de esos tiempos, conocidos como “qas” (en lengua árabe) de allí el proverbio: “al-qas la yahub al-qas” (El que cuenta cuentos no le gusta que le cuenten cuentos). Bajo el Califa Wathiq, Bagdad disponía de más de 100 “qas”, algunos de los cuales amasaron fortunas y se hicieron ricos por difundir noticias falsas para políticos y clientes poderosos.
También la historia rusa está llena de zares falsos; conocidos generalmente como “pseudos-Dimitris” que aparecieron y gozaron de efímera popularidad durante el “tiempo de los desórdenes zaristas” para reclamar la corona. Todos ellos utilizaron los medios de comunicación de su tiempo, que consistían principalmente en sacerdotes que predicaban en sus iglesias y comerciantes ambulantes. Como resultado del accionar de los falsos Dimitris: a menudo se producían revueltas populares, saqueos y guerras civiles.
Sin embargo, a veces y por falsas que fueran, algunas noticias podían ayudar a traer la paz. En el siglo XV, España y Portugal, gobernados por dos primos, vivían en constante guerra. La paz se estableció cuando el rey portugués otorgó una rica isla mediterránea a su primo español. No importó que esa isla no existiera y que el mapa presentado al español era falso y fuera lo que hoy se conoce como Ceilán en el Océano Índico. El primo español pudo reclamar la victoria ante sus súbditos y tener un desfile en su honor.
Las falsas noticias se usaron también para promover la Revolución Francesa de 1789. Los líderes revolucionarios afirmaron que la prisión de la Bastilla estaba colmada de “heroicos luchadores del pueblo injustamente encarcelados”. Pero cuando el edificio fue capturado, solo había siete prisioneros, todos ellos criminales comunes. Los revolucionarios difundieron muchas noticias falsas contra la reina María Antonieta, incluida “la historia de su collar”, que más tarde inspiró a Alexander Duma. No obstante, cuando los vientos cambiaron, se usaron noticias falsas contra los líderes de la revolución, Robespierre, tal vez el más radical de los líderes revolucionarios, fue acusado de haberse casado en secreto con la hija de Luis XVI como el primer paso de su plan para reclamar la corona. Como consecuencia de esa falsa noticia, acabó en la guillotina.
El servicio secreto zarista, Okhrana, perfeccionó el arte de las noticias falsas. Su obra maestra fueron los llamados “Protocolos de los Sabios de Sión” que han servido a muchas teorías de conspiración, persecución y crímenes contra los judíos por más de un siglo desde su aparición, y no cabe duda que aún es un elemento que hoy los judeófobos siguen esgrimiendo como propaganda hoy, no solo contra los judíos, sino contra el propio estado de Israel y su existencia.
En 1879, también el canciller prusiano Bismarck utilizó una versión distorsionada de una conversación entre su rey y el embajador francés sobre la sucesión real española para provocar a los franceses y generar una guerra. La versión falsa fue tan convincente que los franceses mordieron el anzuelo, fueron a la guerra, la perdieron y con ella a las provincias de Alsacia y Lorena.
Mas adentrados en nuestro tiempo y a finales del siglo XX, Tahia Kazem, la viuda del presidente egipcio Abdel Gamal Nasser, recuerda en sus memorias un viaje a Yugoslavia cuando su esposo fue informado de que la CIA había planeado capturarlo en el viaje de regreso por mar a El Cairo. Esa noticia falsa fue inventada por la KGB soviética y difundida a través de uno de sus agentes egipcios, Mohammad Hassan Heikal, luego ayudante de medios de comunicación de Nasser. El objetivo era que Nasser volara desde Yugoslavia a Moscú y de allí a El Cairo. Nasser, que padecía de aguda paranoia, creyó la información de Moscu y así de simple fue como la ex URSS se convirtió en el protector de Nasser y cooptó a Egipto en la era de la Guerra Fría.
También es cierto que las noticias falsas no siempre tienen fines políticos o religiosos y pueden ser usadas para hacer negocios y muchísimo dinero. En 1977, una empresa belga convenció al presidente francés Valery Giscard d’Estaing de que había desarrollado un avión que podía descubrir campos petroleros simplemente sobrevolándolos y a través de un dispositivo tecnológico “de olfato”, detectar el petróleo oliéndolo. El francés tragó el anzuelo y gastó 1.900 millones de francos en anticipo de un negocio de 3.800 millones, los farsantes cobraron la primera parte del dinero y desaparecieron, pero lo hicieron mucho más ricos. La República Francesa nunca dio con ellos ni recuperó el dinero.
El devenir de 2018 a horas de su final nos muestra que, en el presente, los detractores de Donald Trump acusan al mandatario estadounidense de tener una inclinación a reclamar el crédito por casi todo. Algo que ya se ha establecido por algunos medios como un rasgo de la persona pública de Trump. No obstante, la sorprendente y robusta economía de Estados Unidos, el mayor recorte de impuestos en la historia del país, el nombramiento de dos jueces de la Corte Suprema y el notable crecimiento en la elección de medio término de la mayoría del Senado por primera vez en 105 años, no han podido ser desvirtuados. No han podido ser mostradas a la opinión pública de forma distorsionada por la prensa detractora del presidente, aunque increíblemente han sido mostradas como falsas y manipuladas. No obstante, estos son algunos de los eventos que otorgan crédito a Trump, que logró romper con las operaciones de noticias falsas en muchos casos.
También es cierto que cualquiera puede objetar todo lo anterior, pero nadie puede rechazar o negar el éxito de Trump de ser el primero en descubrir y poner en evidencia las noticias falsas con las que se ataca su gestión.
Pero las operaciones de noticias falsas no acaban en la gestión Trump. Se puede continuar con la descripción del accionar de varios movimientos y organizaciones del Boicot y Desinversion sobre el Estado de Israel (BDS). También con las campañas favorables al terrorismo islámico, que apelan a la victimización y al grito de islamofobia y persecución por parte de comunidades musulmanas en ultramar, cuando en realidad deberían denunciar al islamismo violento que ha secuestrado su religión y a millones de creyentes que no son defendidos por esas organizaciones que prestan directo o indirecto apoyo al terrorismo y que a decir verdad son perseguidas por la ley y el código penal como a cualquier persona que cometa un delito en el país que reside.
Venezuela es otra fotografía muy descriptiva de lo que son las Fake News. La constante maquinación de la propaganda del régimen del presidente Maduro anunciando un eterno complot contra su persona para derrocarlo o en el peor de los casos asesinarlo, no es mas que una repetición de la escuela de la Cuba de Fidel Castro, que efectuaba los mismos anuncios y denuncias durante su dictadura no menos de media docena de veces cada año.
Y la lista continúa en América Latina y el mundo. El lector puede corroborarlo con solo sentarse una hora al día frente a su televisor.
Fuente: Infobae
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