Enlace Judío México e Israel – Desde su amistad con el ex presidente Shimon Peres hasta su apoyo al Partido Laborista y más tarde a Meretz, las tendencias políticas de Amos Oz no fueron un secreto pero sí una inspiración.
ROY RUBINSTEIN
Los viernes a las 5 de la tarde, solía sonar el teléfono en la casa del difunto estadista israelí Shimon Peres. Del otro lado de la línea se encontraba su amigo Amos Oz. Ambos se sumergían en temas que iban desde la política hasta la esperanza, el dolor y lo profano. “Tal vez tuvieron una de sus charlas en el cielo esta tarde”, dijo Chemi, el hijo de Peres poco después de la muerte de Oz.
Amos Oz no era un extraño en la casa de Peres, quien leía los borradores de sus libros para comentarlos y, muchas veces lo invitaba a almorzar en Shabat. Chemi Peres se unió a algunas comidas: “Había una fuente de sabiduría, sueños e historias. Esas fueron horas de alegría y orgullo para quienes formaban parte de una nación sabia y maravillosa, un país especial y único, nacido de un sueño”, expresó.
La amistad entre el aclamado escritor y el ex-presidente no fue excepcional en la izquierda israelí. Mientras Peres trabajaba para forjar un diálogo con los palestinos, Oz era en gran parte la voz de la izquierda. Escribía sobre las ideas que muchos sostenían, pero no sabían expresar: “En un mundo sin rabinos, él era la brújula moral de la izquierda”.
Oz soñaba con un mundo de paz con nuestros vecinos. Sin embargo, nunca sintió la necesidad de disculparse por ser israelí o porque los valores del Estado le eran importantes. Muchos en la izquierda israelí lo vieron como su portavoz, pero Oz nunca fue un portavoz oficial del movimiento anti-asentamiento de izquierda “Shalom Ajshav” (“Paz Ahora”), según Tzali Reshef, uno de sus fundadores.
El activismo político de Oz surgió a principios de la década de 1960, como miembro del grupo socialdemócrata “Min Hayesod” (“Desde los Cimientos”) para luego apoyar al partido Moked.
En 1978, tras la publicación de una carta escrita por oficiales de las FDI al entonces primer ministro Menachem Begin, Oz pidió reunirse con algunos líderes del grupo que luego formaron el movimiento Shalom Ajshav. “Éramos unos 15 años más jóvenes que él. Amos Oz, pero ya era conocido por sus logros literarios, y era nuestra voz, una voz que se identificaba con Shalom Ajshav”, recuerda Tzali Reshef.
En febrero de 1988, durante la Primera Intifada, Oz, el poeta Yehuda Amichai y el novelista A.B. Yehoshua escribieron una carta en el New York Times, instando a los judíos estadounidenses a expresar sus opiniones sobre la política de Israel en los territorios.
En una manifestación de Shalom Ajshav, un año después, Oz llamó a los partidarios del rabino radical de extrema derecha Meir Kahana una “secta mesiánica” y dijo que no sería cómplice de la expulsión de árabes. “Debemos levantarnos y decir con firmeza y sencillez: esta es una idea imposible porque no le permitiremos expulsar a los árabes”.
A lo largo de los años, Oz apoyó al Partido Laborista, pero en la década de 1990 se unió a Meretz bajo el liderazgo de Shulamit Aloni. Ambos eran amigos y discutían regularmente las iniciativas de paz.
En 1993 apoyó los Acuerdos de Oslo, inspirando a sus asociados que respaldaron el acuerdo. Pero previo a las elecciones de 2001, Oz y un grupo de activistas por la paz publicaron una declaración en Haaretz que rechazaba el derecho al retorno de los refugiados palestinos a Israel, alegando que tal evento llevaría a la destrucción del Estado judío. En las elecciones de 2003, Oz participó en la campaña electoral de Meretz y pidió a los votantes que apoyen al partido.
“Estaba profundamente arraigado a este país, lo amaba mucho, pero también lo criticaba”, dice el amigo íntimo de Amos Oz y ex miembro de la Knéset, Haim Oron. “La gente perdió a un escritor y a un hombre, yo perdí a un amigo”.
“Nuestra amistad era ideológica y geográfica”, dice Oron. “Teníamos una conexión ideológica y política, y creo que Amos era una persona con una redacción y expresión excepcionales. Escribía lo que muchos de nosotros pensábamos, podía sintetizar nuestros pensamientos con precisión”.
En octubre de 2003, Oz fue uno de los autores de la Iniciativa de Ginebra. Yossi Beilin, el arquitecto de la iniciativa, dice que Oz solía ser el hombre de línea dura en la habitación durante las conversaciones.
“Fue muy activo en las negociaciones y muy agresivo”, comenta Beilin. “Era el maestro de los palestinos, les explicaba la conexión (judía) de Jerusalén. Él influyó en las negociaciones; siempre estuvo en el lado más exigente de los argumentos que discutíamos con los palestinos”.
Beilin recuerda la reacción de Amos Oz ante el asesinato del primer ministro Yitzhak Rabin. En la noche del asesinato, el 4 de noviembre de 1995, ambos se encontraban en el Consulado General de Nueva York.
“Llegamos al hotel después de la cena y subimos a la habitación. Le dije que habían anunciado el asesinato, y ambos lloramos allí como niños chiquitos. Su muerte me entristece no sólo porque era la brújula moral de la izquierda, sino también personalmente porque era un verdadero ser humano”.
Fuente: Ynet / Reproducción autorizada con la mención: © EnlaceJudíoMéxico
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