Enlace Judío México / Rab Jonathan Sacks – Ayer el Consejo General de Medicina y los consejos de Parteras y Enfermeras publicaron un comunicado pidiéndole a enfermeras y doctores que sean honestos con sus pacientes y pidan disculpas al equivocarse. Es la primera vez que se publica un comunicado con dichos señalamientos.
Lo que es extraordinario es que dichas peticiones tengan que ser señaladas. Las enfermeras y los doctores son de los grupos más sensibles, dedicados y altruistas que hay. Y nos hemos vuelto una sociedad demasiado normativa. Sin embargo, ¿acaso ha llegado al punto donde necesitamos ordenar a la mejor gente que sea honesta?
Algo sumamente significativo, pero invisible ha ocurrido en Occidente este último medio siglo, para entenderlo debemos recurrir a la gran antropóloga Ruth Bnedict. Ella señaló la diferencia entre culturas basadas en la vergüenza, como la griega, y culturas basadas en la culpa, como la judía y la cristiana.
Ambas le enseñan a las personas cómo deben comportarse, pero tienen una perspectiva muy distinta hacia la maldad. En las culturas basadas en la vergüenza lo que más importa es lo que otros piensan de ti: la ignominia, la humillación, la pérdida de imagen. Mientras que en culturas basadas en la culpa lo que importa es la voz interna de la conciencia que le habla al individuo. En culturas de vergüenza somos actores representando nuestra parte en la escena pública. En culturas de culpa estamos inmersos en un diálogo interno con los mejores ángeles de nuestra naturaleza.
La gran diferencia es que en las culturas de vergüenza, si somos vistos haciendo el mal, se grava una mancha en nuestra persona que sólo el tiempo puede borrar. Sin embargo, las culturas de culpa hacen una distinción muy clara entre el acto y el ejecutor, el pecado y el pecador. Por ello las culturas de culpa se basan en la expiación y el arrepentimiento, la disculpa y el perdón. El acto fue equivocado, pero la persona no tiene una mancha indeleble.
En las culturas de vergüenza, si te equivocas, la primer regla es no ser descubierto. Si lo eres, entonces debes mentir hasta ser encubierto. Sólo debes admitir tu error hasta que cualquier otra alternativa haya fallado, porque serás desgraciado por un tiempo muy largo.
La vergüenza tiene lugar en cualquier sistema moral, pero cuando domina todo lo demás, cuando lo único que tenemos es el juicio y la exposición pública, la gente será menos propensa a ser honesta, y más sospechará de los demás en la esfera pública. No sólo en cuestiones médicas, también en posturas políticas, la prensa, instituciones financieras, corporaciones, y siendo honestos, en organizaciones religiosas también.
Tenemos facilitarle a la gente ser honesta y fomentarles el disculparse, lo cual implica que debemos aprender a perdonar.
Fuente: Rab. Jonathan Sacks Online
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