Enlace Judío México.- Mohamed Maydi Wahbeh, un niño palestino de tres años del campo de refugiados de Nahr al Bared, en el norte del Líbano, es la más reciente víctima del apartheid y las leyes discriminatorias de que son objeto los palestinos en ese país árabe.
KHALED ABU TOAMEH
Mohamed falleció después de que los hospitales libaneses se negaran a atenderlo porque sus padres no podían sufragar el coste de su tratamiento. Según informaciones de medios locales, uno de los centros pidió a la familia del niño que abonara 2.000 dólares por su ingreso. Antes de morir, Mohamed estuvo en coma tres días.
La muerte de este niño palestino a las puertas de un hospital ha suscitado la indignación entre numerosos libaneses y palestinos. Dirigiéndose al ministro de Sanidad libanés, Ghasán Husbani, la periodista libanesa Dima Sadek escribió en Twitter:
Señor ministro: (…) ¿por qué murió un niño de tres años a las puertas de un hospital, y quién dictó la orden de impedir que fuese admitido? ¿No es responsable su ministerio? ¿Desde cuándo una enfermedad distingue entre un niño palestino y uno libanés? ¿Cuál es su responsabilidad en este crimen?
El destacado periodista y presentador de televisión Neshán der Harutiunian publicó un video en las redes sociales del niño ya fallecido en una cama de hospital, mientras su abuela lloraba a su lado y clamaba: “Los palestinos no importamos a nadie”. En el tuit que acompañaba al video, el periodista escribió: “Este niño palestino ha muerto en el Líbano. Tenía tres años”.
También Rabia Zayat, otra famosa periodista libanesa, utilizó Twitter para expresar su indignación:
¡Oh, dios mío! ¿Cómo puede morir un niño en la puerta de un hospital por un puñado de dólares? Si el hospital no tiene misericordia, ¿no podrían sus directivos haber llamado a un alto cargo para que cubrir un coste [similar al de] una fiesta o un banquete? ¿Cómo podemos seguir viviendo en un país que no reconoce los derechos humanos?
Husein Banyak expresó igualmente su rabia y consternación por la muerte del pequeño Mohamed:
En mi país, sin que mediara una guerra, los que no tienen conciencia han matado a un niño. Ha muerto por 2.000 dólares: lo que cuestan las corbatas de un dirigente, lo que cuestan los zapatos de la mujer de un dirigente, lo que cuesta un frasco de colonia del hijo de un dirigente, lo que cuesta el maletín de un dirigente, lo que cuesta la medicina del perro de un dirigente.
El Ministerio de Sanidad manifestó, por medio de un comunicado, que el niño había sido previamente admitido en tres hospitales distintos, y que se le había practicado una operación en la cabeza. Según el referido ministerio, Wahbeh fue admitido en un hospital de Trípoli el 17 de diciembre. El comunicado decía asimismo que la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Medio (UNRWA) se había hecho cargo de las facturas médicas previas. “Murió dentro del hospital”, añadía, negando que hubiese muerto a las puertas del centro.
El comunicado de Sanidad responsabilizaba a la UNRWA por negarse a cubrir el coste de su ingreso en el último hospital. La UNRWA, por su parte, negó la mayor: sus portavoces dijeron que habían procurado asistencia económica y médica al niño. Según la agencia de la ONU, los médicos intentaron transferir a Wahbeh a una unidad de cuidados intensivos de pediatría de otro centro, pero les dijeron que no había habitaciones disponibles en ninguno.
En protesta por la muerte del pequeño, los palestinos del campo de Nahr al Bared salieron a la calle, donde quemaron neumáticos y bloquearon carreteras mientras coreaban lemas contra la UNRWA y las autoridades libanesas.
La tragedia de Wahbeh no es la primera de ese tipo que sucede en el Líbano. En 2011, otro niño palestino, Mohamed Nabil Taha, de 11 años, murió a las puertas de un hospital después de que los médicos se negaran a recibirlo porque su familia no podía pagar el tratamiento.
Este último baldón sirve de recordatorio del apartheid y la discriminación de que son objeto los palestinos en el Líbano. Según varias organizaciones de defensa de los derechos humanos, los palestinos sufren discriminación sistemática en casi todos los ámbitos de la vida cotidiana. Como informa el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur),
siguen vigentes las leyes que prohíben el acceso de los refugiados palestinos a 36 profesiones liberales o sindicadas (como la medicina, la ganadería, la pesca y el transporte público). Además, sólo tienen un acceso parcial al sistema de seguridad social. Para poder trabajar, se les exige un permiso de trabajo anual. Tras una modificación legislativa en 2001, (…) se les impide comprar, transferir o heredar propiedades inmobiliarias.
Por si no fuera suficiente, Acnur señala que los palestinos del Líbano no tienen acceso a los servicios de salud pública del país, y que en su mayoría recurren a los de la Unrwa, las organizaciones sin ánimo de lucro y la Media Luna Roja. Asimismo, se les niega el acceso a las escuelas públicas.
Pero los líderes libaneses parecen vivir en la negación y el engaño. En lugar de reconocer que los palestinos sufren discriminación y apartheid en su país, intentan apuntar con el dedo acusatorio a Israel. Varios dirigentes libaneses, empezando el presidente Michel Aún, siguen acusando a Israel de practicar el “racismo” contra los palestinos.
Tales acusaciones son el colmo de la hipocresía, pues proceden de un país árabe que niega a los palestinos los derechos más básicos. Al cargar contra Israel, los líderes del régimen de apartheid que rige en el Líbano tratan de encubrir el maltrato y la discriminación que sufren los palestinos que viven entre ellos.
Un país que niega tratamiento médico de urgencia a un niño de tres años no tiene legitimidad para seguir mintiendo al mundo diciendo que apoya a los palestinos y su causa.
Por último, las preguntas que surgen siempre que uno oye hablar de tragedias como esta son: ¿dónde están todas las organizaciones de derechos humanos internacionales y las asociaciones de todo el mundo que fingen estar preocupadas por el sufrimiento de los palestinos?, ¿por qué siguen guardando silencio ante lo sucedido con Wahbeh, que murió en un país árabe e Israel no tuvo nada que ver?
Fuente: Gatestone Institute
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