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jueves 21 de noviembre de 2024

Se arriesgan y huyen mujeres sauditas

Enlace Judío México e Israel.- Siempre que su padre la golpeaba, o ataba sus muñecas y tobillos para castigarla por lo que percibía como desobediencia, la adolescente saudita soñaba con escapar, dijo. Pero siempre la detenía la misma pregunta: ¿Cómo huiría? Si se fugaba dentro del País, la Policía saudita simplemente la enviaría a casa. La ley saudita le prohibía viajar al extranjero sin permiso de su padre.

BEN HUBBARD Y RICHARD C. PADDOCK

Pero durante unas vacaciones familiares en Turquía cuando tenía 17 años, Shahad al-Muhaimeed huyó. Mientras su familia dormía, tomó un taxi, cruzó la frontera a Georgia y se declaró refugiada. “Ahora vivo de la forma que quiero”, dijo Muhaimeed, de 19 años, desde su hogar en Suecia.

La atención mundial se centró en el estatus de las mujeres sauditas después de que otra adolescente, Rahaf Alqunun, fue detenida en Tailandia este mes mientras intentaba llegar a Australia para buscar asilo ahí. Tras una campaña internacional en las redes sociales, la ONU la declaró refugiada el 9 de enero. Dejó Tailandia dos días después con destino a Canadá, donde las autoridades dijeron que se le había concedido asilo.

El fenómeno de mujeres que intentan huir de Arabia Saudita no es nuevo, y ha llamado la atención del mundo desde los 70, cuando una princesa saudita fue atrapada cuando intentaba huir con su amante. Fueron ejecutados.

Pero el número de mujeres jóvenes que corren el enorme riesgo parece haber crecido en años recientes, dicen grupos de derechos humanos.

Algunas se escabullen discretamente, al viajar a EU u otras partes antes de solicitar asilo -lo cual nunca es algo seguro.

Las mujeres que logran escapar deben lidiar no sólo con los esfuerzos de sus familias para obligarlas a regresar a su País, sino con amplios esfuerzos del Gobierno saudita, que a menudo involucran a diplomáticos que presionan a favor de su repatriación. Las mujeres que son repatriadas pueden enfrentar cargos penales de desobediencia a los padres o por dañar la reputación del Reino.

“Como mujeres sauditas, todavía somos tratadas como propiedad que pertenece al Estado”, dijo Moudi Aljohani, quien se mudó a EU como estudiante y ha solicitado asilo.

Varían las formas en que las mujeres eligen huir, pero entrevistas con cinco que tuvieron éxito mostraron temas en común. Muchas habían hablado de sus planes en grupos de chat privados con otras mujeres que ya habían huido o que contemplaban hacerlo. Muchas huyeron desde Turquía, un popular destino vacacional saudita, a Georgia, a donde los sauditas pueden ingresar sin visa. Y el objetivo de muchas era Australia debido a que podían solicitar visas en línea.

Algunas dijeron haber huido debido al maltrato de parientes masculinos y porque sentían que el Reino no les ofrecía ningún lugar al cual recurrir en busca de protección. Otras querían dejar los estrictos códigos sociales islámicos del Reino, que limitan la ropa que pueden vestir las mujeres, qué trabajos pueden buscar y con quien pueden socializar. Todas hablaron de querer escapar de las leyes de tutela masculina, que exigen que todas las mujeres tengan un tutor cuyo permiso necesitan para casarse, viajar y someterse a algunos procedimientos médicos. El tutor a menudo es un padre o esposo, pero puede ser un hermano o incluso un hijo.

El Príncipe Heredero Mohammed bin Salman, el gobernante del día a día del Reino, ha prometido mejorar la vida para las mujeres. Le quitó poder a la Policía religiosa, que acosaba a mujeres consideradas inapropiadamente vestidas, y levantó la prohibición que evitaba que las mujeres manejaran. Ahora, las mujeres pueden asistir a conciertos donde hay miembros del sexo opuesto y dedicarse a carreras que estuvieron prohibidas para sus madres. Pero los críticos dicen que no hay recurso para las mujeres con tutores abusivos.

Es por eso que Nourah, de 20 años, huyó. Su padre la maltrataba, pero sus esfuerzos por buscar ayuda fueron ignorados. El año pasado, su novio quería casarse con ella, pero su familia consideraba que era de una clase social más baja, dijo Nourah, quien no quiso que se usara su apellido. Su padre arregló que se casara con un hombre al que no conocía. Un día antes de que llegara su futuro novio, escapó.

Los hombres sauditas usan un sitio en internet del Gobierno para administrar a las mujeres sobre las que tienen tutela, para otorgarles o negarles el derecho a viajar, por ejemplo, e incluso configurar notificaciones para cuando abordan un avión.

Nourah usó el teléfono de su padre para otorgarse permiso de viajar, inhabilitó sus notificaciones y voló a Turquía. Entonces, fue a Georgia y compró un boleto a Australia vía los Emiratos Árabes Unidos, aunque temía que el Gobierno emiratí la devolviera a Arabia Saudita. Nourah llegó a Sydney pero, dijo, “para mí eso fue como una misión suicida, pero no tenía ninguna otra opción”.

 

 

 

Fuente:reforma.com

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