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domingo 22 de diciembre de 2024

Marruecos e Israel: una oportunidad para una relación bilateral firme

Enlace Judío México e Israel.- El Primer Ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, emprendió visitas a países musulmanes y árabes el año pasado con el propósito de consolidar con algunos de ellos lazos comerciales, tecnológicos, militares y culturales, principalmente. Entre otros países estuvo en Omán y Chad, con el gobierno de este último acordó restablecer las relaciones diplomáticas que se habían cortado en 1972.

LEÓN OPALÍN PARA ENLACE JUDÍO MÉXICO

En este contexto, se considera que Netanyahu podría visitar Marruecos antes de las elecciones parlamentarias de abril próximo y reunirse con el Rey Mohamed VI en Rabat, la capital administrativa de ese país. La visita a Marruecos se considera ahora viable después de que este país rompió relaciones con Irán, archienemigo de Israel, en mayo pasado, y a la luz de que Marruecos podría ganar el apoyo de EUA dada la estrecha relación existente entre Netanyahu y el Presidente Trump, en el conflicto que por décadas libra Marruecos con el Frente Polisario en el Sahara Occidental, Marruecos también acusa a Irán de proporcionar recursos económicos, armas (incluso sistemas de misiles tierra-tierra) y entrenamiento militar a las milicias del Frente Polisario.

Cabe destacar que la guerra en el Sahara Occidental se registró desde 1975 a 1991 y fue entre el Frente Polisario, las Fuerzas Armadas de Marruecos y la República Islámica de Mauritania (territorio ocupado mayormente por Marruecos) para la descolonización y la independencia de la antigua colonia española del Sahara Occidental. La guerra se produjo tras la retirada española en 1979, a su vez Mauritania abandonó la parte que había ocupado. En 1991 se realizó un acuerdo para el alto al fuego con Marruecos; a pesar de ello la mayor parte del territorio se mantiene ocupado por los marroquíes, quienes lo reclaman como parte de su “Gran Marruecos y el Frente Polisario” proclama la Constitución de la República Árabe Saharaui Democrática.

Desde hace varias décadas Israel mantiene una relación informal con Marruecos, el fallecido ministro, Shimon Pérez, visitó Marruecos en 1986, el ministro Ehud Barak en 1999. La comunidad judía de Marruecos es una de las más antiguas del Norte de África; antes de la creación del Estado de Israel habitaban en ese país entre 250 y 300 mil judíos. En el presente se estima que asciende a cerca de 5 mil, la mayor parte residen en la ciudad de Casablanca.

Se tiene constancia de que los judíos llegaron a Marruecos tras la destrucción del Templo de Jerusalén por el Imperio Romano en el año 70 D.C., la mayor parte se asentó en la región de Mauritania Antigua, que correspondería con el territorio Septentrional del actual Marruecos. En Marruecos los judíos experimentaron, con el paso de los años, un crecimiento poblacional importante. Fue en el siglo XVII que muchos de los judíos de la Península Ibérica emigraron a Mauritania y otras regiones del norte de África, escapando de los visigodos, una rama de los pueblos godos que a su vez pertenecían a los pueblos germánicos orientales.

Por otra parte, a finales del siglo VII, cuando los árabes conquistaron Marruecos, los judíos gozaron de una relativa tranquilidad a cambio del pago de impuestos a las autoridades so pena de muerte; los judíos sufrieron una gran persecución escapando parte de ellos, otros fueron asesinados y un gran número convertidos por la fuerza. “Nadie se atrevía a decir en público que era judío”.

Con la llegada de los almohades al Norte de África, en 1147, surgidos de las arenas del desierto; tomaron la ciudad de Marrakech en su expansión a la Península Ibérica. Las persecuciones y masacres que sufrieron los judíos en los reinos católicos de la Península Ibérica finalmente culminaron con su expulsión en 1492, con el apogeo de la Santa Inquisición; la mayoría emigraron forzadamente otra vez a las regiones del Norte de África, especialmente en la región del Rif (son zonas montañosas y zonas verdes, con Costa en el Mediterráneo, así como en las ciudades de Casablanca, Fez, Marrakech, Alcazarquia, Tetuán, Tánger, Larache, Meguine, en las hoy ciudades españolas de Melilla y Centa).

Salvo contadas ocasiones, y a diferencia de lo que ocurría en los reinos europeos, los judíos en Marruecos gozaron de relativa tranquilidad y prosperidad concentrándose en barrios conocidos como Mellali, establecieron sus propias cortes de justicia. La llegada al trono de Mohamed III (1757-1789), no implicó cambios importantes para la Comunidad Judía de Marruecos; su hijo y gobernador de la Ciudad de Fez, Movlay Ali, se opuso a la decisión de su padre de imponer tasas e impuestos adicionales a los judíos. Sin embargo, Yazid, uno de los hijos de Mohamed III, fue proclamado Sultán de Marruecos tras la muerte de su padre en 1789. En la lucha por la sucesión, los judíos apoyaron a Movlay, entonces los judíos tuvieron días aciagos con Yazid que lanzó terribles represalias contra los judíos; en la provincia de Tetuán los judíos más ricos fueron atados a sus caballos y arrastrados públicamente por la ciudad; muchas mujeres judías fueron violadas, incluso el Cónsul español, de origen judío, Salomón Hazzan, fue ejecutado y los judíos de las ciudades de Tanger, Arcila y Alcazarquivin fueron condenados a pagar al sultanato cuantiosas sumas de dinero. La historia se volvió a repetir; muchos judíos optaron por emigrar, otros murieron como mártires y otros abrazaron la fe islámica.

En el siglo XIX la guerra entre Francia y Marruecos en 1844 solo trajo miseria y malos tratos para los judíos de Marruecos, especialmente para los de la ciudad de Mugado. Más tarde, cuando estalló la guerra entre Marruecos y España, el 22 de septiembre de 1859, los marroquíes vaciaron las casas de sus vecinos judíos de Tetuán, asesinaron a 400 de ellos en virtud de las terribles represalias en las ciudades del Norte de Marruecos, un gran número de judíos se vieron precisados a huir.

En 1862 Moisés Montefiore y el Consejo de Diputados Judíos de Gran Bretaña recibieron un telegrama desde Marruecos pidiendo ayuda para un grupo de judíos que se encontraban encarcelados en la ciudad de Saki, bajo la acusación de haber asesinado a un español. Montefiore con el apoyo y el respaldo del gobierno Británico, viajó a Marruecos para exigir la liberación de sus correligionarios judíos en prisión.

Los prisioneros fueron liberados por la intervención de Montefiore. El 15 de febrero de 1864 el Sultán Mohamed IV decretó la concesión de igualdad de derechos a los judíos, edicto que fue confirmado por su hijo y sucesor Mulay Hassani, tras su llegada al trono en 1873.

En 1940 el gobierno de Vichy promulgó diversas leyes antisemitas que prohibían a los judíos ejercer funciones públicas, empero, el Sultán Mohamed V se negó a ponerlos en práctica (por aquél entonces Marruecos era un Protectorado francés y español) y en un acto desafiante invitó a varios rabinos a actos oficiales. Tras la Segunda Guerra Mundial vivían en Marruecos 265 mil judíos.

En 1948, con la Guerra de Independencia de Israel, tuvieron lugar numerosos actos antijudíos en las ciudades de Ojuda y Dejeida; 44 judíos fueron asesinados, esto fue la señal de una nueva ola de emigración judía. Así en 1949, 18 mil judíos emigraron a Israel, un flujo que continuó a través de los años siguientes, alentado por las organizaciones sionistas.

Con la Independencia de Marruecos en 1956, los judíos ocuparon destacadas posiciones en la vida política de Marruecos. Sin embargo, no se frenó la emigración; en 1965 solo permanecían en Marruecos 60 mil judíos. Después, con la Guerra de los Seis días entre Israel y 4 países árabes, subió la emigración de judíos a 40 mil, ya no solo viajaron a Israel, también a Europa, principalmente a Francia y a EUA.

La historia de los judíos en Marruecos está llena de claroscuros, en este sentido, ha llegado la hora de olvidar la tortuosa historia en ese país. Marruecos ya sin la relación con Irán y dada su estratégica posición en el Norte de África, y con importantes miembros judíos en su gobierno de establecer una relación formal con Israel que conduzca en poco tiempo a relaciones diplomáticas.

Marruecos con una superficie de 440,550 km2 y una población de 36 millones, el nivel de vida de la población es muy bajo, menos de 3 mil euros al año. Aunque el sector servicios genera 55.0% del PIB, su economía tiene una gran dependencia de la agricultura y el turismo, actividades de las cuales depende el 40.0% de la población económicamente activa. La tasa de desempleo es elevada casi 10.0%; 15.0% de la población vive por debajo de los niveles de pobreza.

Las oportunidades de vida, sobre todo para los jóvenes, son limitadas, el camino que siguen es la migración. En el 2018 llegaron 62,000 inmigrantes a España, más del 90.0% procedentes de Marruecos, significó un aumento de 142.0% en relación al año previo.

En este entorno Israel podría ser un aliado para Marruecos proporcionándole asistencia técnica y recursos en materia agrícola, desarrollo de infraestructura, programas de sanidad, capacitación de la fuerza de trabajo, entre otros muchos apoyos; además podría comprarle productos agrícolas y minerales. Asimismo, generar una importante corriente de turistas israelíes de origen marroquí. La emigración de judíos marroquíes a Israel en las dos décadas posteriores a su creación se cifra en 250 mil. En este sentido, los judíos marroquíes en el aparato del Estado, del Ejército del Parlamento, y en general, de la clase política israelí, son un factor importante en las próximas elecciones parlamentarias de Israel de abril del 2019. Por lo demás, el establecimiento de relaciones entre Israel y Marruecos, fortalecería la imagen de Israel en el mundo árabe.

 

 

 

Las opiniones, creencias y puntos de vista expresados por el autor o la autora en los artículos de opinión, y los comentarios en los mismos, no reflejan necesariamente la postura o línea editorial de Enlace Judío.

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