Brilla Ariela Katz con ‘Boicot. El pleito de Echeverría con Israel’

Enlace Judío México e Israel – Este domingo se presentó el libro con que la historiadora reconstruye un extraño capítulo de las relaciones internacionales de México, particularmente con Israel y Estados Unidos, y que derivó en un boicot turístico promovido por la comunidad judía del vecino del norte. 

La hora había llegado. Los panelistas —casi todos—, aguardaban en el podio y Ariela Katz tenía frente a sí una larga fila de personas que esperaban que imprimiera su firma en los ejemplares de Boicot. El pleito de Echeverría con Israel, publicado por Cal y Arena, recientemente adquiridos, y cuya presentación había convocado a una numerosa y entusiasta concurrencia.

Las 144 sillas dispuestas en el salón central de la planta baja del hermoso edificio colonial ubicado en Tacuba #12, casi frente al Palacio de Minería, fueron insuficientes para dar cabida a los invitados de Ariela Katz, que debieron ocupar un salón del primer piso, donde se dispusieron pantallas que transmitían la presentación en vivo.

El panel estaba compuesto, además de la autora, por el celebérrimo escritor y periodista Héctor Aguilar Camín, por la articulista experta en Medio Oriente Esther Shabot, quien fungió como una muy activa moderadora, por la historiadora Mari Aspe y por el espíritu de un Lorenzo Meyer que, para desconcierto de todos, no aparecía en el recinto.

En el ambiente flotó desde el inicio la certeza de que ese mediodía de febrero, domingo de un cielo ambiguo que se debatía entre los latigazos de sol y las densas nubes que amenazaban con una lluvia prematura, sería un gran día. Los 40 años de la Feria Internacional del Libro del palacio de Minería servían como contexto para que este recinto, menos ajetreado que la sede principal de la feria y delicadamente restaurado para ser, próximamente, el Museo del Perfume, luciera como una perla entre el caos de un domingo en el Centro.

La voz de Esther Shabot acalló al fin a la multitud murmurante. Saludó a los viejos conocidos y, especialmente, al embajador de Israel en México, Jonathan Peled, omnipresente testigo de las grandes ocasiones celebradas por la comunidad judía de México. Más tarde, el embajador sería aludido indirectamente, cuando la propia Shabot recordara la importancia del estudio de Boicot, especialmente para los cuerpos diplomáticos, uno de sus públicos naturales.

Shabot arrancó la risa del público que, como no sucede en muchas presentaciones de libro, no pararía de reír la siguiente hora y media: “(…)quisiera, antes que todo, hacer un elogio al trabajo de Ariela. No por la larga amistad que tenemos desde hace más de 20 años, sino por mi objetividad, que es una característica mía”.

Ya en un tono más formal, la moderadora dijo que el libro, de cuyo acucioso proceso de documentación y escritura fue testigo, “(…) es un producto que sin duda enriquece a la historiografía de México, a la historiografía de las relaciones internacionales y también a la historiografía de la comunidad judía de México, y la comunidad judía norteamericana en su interrelación.”

La doctora Mari Aspe Armella, catedrática de la Universidad Iberoamericana — institución que coeditó Boicot junto con Cal y Arena—, elogió el libro categóricamente, al afirmar que es “meticuloso, innovador y congruente”, y agregó que presagia “un destino muy favorable” a esta obra que realiza un minucioso recuento de los hechos que llevaron al gobierno de Luis Echeverría a enfrentar una crisis diplomática con Israel y Estados Unidos en 1975.

Boicot no solo atiende la importancia de los embajadores, de los oficiales de los gobiernos y de los delegados de la ONU, el libro da cuenta de cómo la ciudadanía, y en particular la ciudadanía judía, pudo también ser partícipe de los procesos globales en estos hechos durante la Guerra Fría.”

 

Un libro divertido

A diferencia de Aspe, Héctor Aguilar Camín prescindió de un texto de presentación. En cambio, llevaba consigo un ejemplar anotado de Boicot. De ahí tomaba las hebras de las que tiraba para conducir una ponencia espontánea y ligera, incluso hilarante, que puso el énfasis en lo divertido del libro presentado.

Según Aguilar Camín, el conflicto que narra el libro comienza con una “grilla de cuarta, absorbida por Echeverría”, en un congreso internacional sobre la mujer, en la Ciudad de México, que sirvió para introducir la polémica afirmación de que el sionismo es una forma de racismo. Luego recordó el capítulo “delicioso, de la mecánica enloquecedora de la ONU: nada claro puede salir de ahí. Puras cosas conflictivas o tremendamente anodinas”.

“Sobre todo es la historia del gigantesco enredo internacional, provocado por la muy enredada cabeza política de un poderoso presidente mexicano que quería ser ¡secretario general de la ONU! Y lo que va quedando claro es (…) de qué manera este enredo genera nuevos enredos, y cómo obliga a invertir una inmensa cantidad de energía (…) en el camino de, por un lado, calmar a Israel y a la comunidad judía estadunidense y mexicana y, por el otro, querer seguir siendo secretario general de la ONU.”

No escatimó Aguilar Camín en elogiar la manera en que la autora reconstruyó un entramado político y diplomático tan complejo como absurdo, recurriendo a una prosa a la vez sobria y divertida: “Ariela procede como esos grandes cómicos que cuentan situaciones completamente hilarantes con cara de palo (…) y eso es lo que hace más divertido al libro.”

Seguía adelante el escritor con su show cuando, sigiloso y apenado, arribó el doctor Lorenzo Meyer por el pasillo central del patio. El afamado catedrático e investigador ocupó su asiento y escuchó con atención las palabras de Aguilar Camín que, en cierto momento, también lo aludieron: “Mari Aspe ha dicho con gran precisión sobre la calidad de la investigación, de las fuentes. Yo en esto siento muy claramente la mano de Lorenzo Meyer, que es un investigador e internacionalista de extraordinario rigor y precisión.”

Tras la cascada de aplausos que arrancó el autor de Morir en el golfo, Esthér Shabot le cedió la palabra a Meyer, quien empleó un generoso espacio para explicarle a la concurrencia los motivos de su aparente retraso: “yo llegué a tiempo pero esto es un caos.” El doctor Meyer procedió a narrar una breve comedia de enredos que lo llevó a recorrer completo el recinto oficial de la FIL en busca del sitio de la presentación. “Por eso estamos como estamos. Me parece (que era) el espíritu de Echeverría el que estaba ahí dando sus instrucciones.”

Entre frecuentes carcajadas del público Meyer, que acompañó y guió el trabajo de Katz a lo largo de varios años, dijo que el proceso de creación de Boicot llevó más de dos décadas. Se trata, sugirió, de un problema frecuente en investigaciones realizadas por mujeres, a quienes se les han impuesto obligaciones relacionadas con la crianza y la maternidad, lo que impide que concluyan su trabajo con la misma celeridad que los hombres.

También habló sobre el proceso que siguió la autora para convertir su tesis doctoral en un libro publicado por una editorial comercial: “tocó Ariela varias puertas, no vamos a decir quiénes (algunos son amigos nuestros)”, hasta que finalmente Cal y Arena se animó a publicar la historia, “que se define aquí como un pleito entre Luis Echeverría y el estado de Israel (…) Toda la política exterior mexicana es una política hacia Estados Unidos.”

Según Meyer, esto ha sido así desde la segunda mitad del siglo XIX y sigue siendo así hoy en día, con el tema de Venezuela. El mediático investigador coincidió con los otros ponentes en halagar la diversidad y originalidad de las fuentes a las que recurrió la autora para confeccionar el volumen. Dijo que “el sentido de historiar no es realmente saber qué pasó, porque eso no lo vamos a saber, probablemente ni los propios actores, —y en este caso Echeverría no creo que supiera exactamente qué era lo que estaba haciendo en el momento en que lo estaba haciendo— (…) Es (la historia) un esfuerzo por explicarnos el presente y otear un poco el futuro echando la mirada hacia atrás.”

El investigador dijo que Boicot es una historia de grupos de presión. “Los grupos de presión y de interés no tienen por objeto tomar el poder pero sí influir sobre el poder para beneficio de sus intereses.” “La comunidad judía en México, cuando acciona políticamente ( y en el libro está perfectamente bien claro) por sí misma, no puede llegar muy lejos, es la comunidad judía norteamericana (la que puede), así como México en su conjunto, todas sus políticas tienen que estar fijadas en Estados Unidos (…) la comunidad judía tiene la misma característica (…) tienen (los judíos estadunidenses)  los recursos políticos y el acceso al Departamento de Estado.”

 

Escribir la historia en tiempos de WikiLeaks

La protagonista del día tomó al fin la palabra. La usó, primero, para expresar su agradecimiento a los panelistas, a sus familiares y a quienes hicieron posible que la presentación ocurriera en un recinto tan espectacular. Después recordó que la comunidad judía en México ha sido su objeto de estudio desde hace décadas.

“Comencé a estudiar los vínculos entre los judíos de México con sus correligionarios estadounidenses para mi tesis doctoral, dirigida por el doctor Lorenzo Meyer. A lo largo del camino, el doctor Meyer dio muestras constantes de sabiduría, tolerancia y paciencia, más allá del deber. Aprovecho para agradecerle su apoyo, incluso hoy, en que aceptó venir —y perderse— en el día de su cumpleaños.” Un fuerte aplauso dirigido a Meyer interrumpió la exposición de Katz que, luego de unos segundos continuó.

Realizó un esbozo de la compleja relación de poderes, ciertamente inequitativa, entre las comunidades judías mexicana y estadunidense. Luego narró su interés por reconstruir cabalmente, como no se había hecho hasta entonces, la historia del voto de México en la ONU a favor de que el sionismo fuera considerado una forma de racismo, y del veto turístico que la comunidad judía estadunidense promovió contra México en represalia. Es decir, el boicot.

“En los muchos años que pasé investigando tuve la fortuna de viajar por el mundo conociendo archivistas y juntando documentos, y también gracias a la tecnología moderna obtuve fuentes cruciales sentada en mi escritorio y tomando un delicioso café. Efectivamente, por diversas razones, mi trabajo avanzó más lentamente de lo que yo hubiese querido pero dicen que no hay mal que por bien no venga. Pues gracias a ello, el archivo histórico de la Secretaría de Relaciones Exteriores desclasificó los expedientes mexicanos sobre el boicot, y en 2010, WikiLeaks puso a mi alcance inmediato todas las comunicaciones secretas del Departamento de Estado de Estados Unidos.”

La historiadora continuó su exposición contando cómo, al día siguiente de la aprobación en la ONU de la polémica resolución, una multitud de 200 mil personas se congregó en las calles de Manhattan para protestar contra ella. Cartas de protesta dirigidas a Echeverría revelaron el sentimiento estadunidense de “injusticia y traición” de un México al que hasta entonces habían considerado amigo. De ese sentimiento surgió el boicot, afirmó.

La investigación de Katz dio al traste con las versiones que aseguraban que fue la propia comunidad judía de México la promotora del boicot turístico del ’75. Al contrario, prueba que esta hizo numerosos esfuerzos por frenar el boicot, mismos que resultaron inútiles. Al terminar su exposición, la doctora Ariela Katz dijo en exclusiva para enlace judío que la comunidad judía de México es hoy en día mucho más activa políticamente que en aquel entonces. Y aseguró que “fue justamente a raíz de este episodio que la comunidad dio un paso gigante hacia la integración política al país.”

También el equilibrio de fuerzas entre nuestra comunidad y la comunidad judía estadunidense obedece a los hechos narrados en Boicot:

“Gracias a este episodio, la comunidad judía se empoderó y asumió una relación más equilibrada con la comunidad judía de Estados Unidos.” Al ser cuestionada sobre de qué forma nos ayuda su libro a entender las circunstancias actuales, la historiadora dijo que “nos ayuda a entender mejor la política mexicana. Nos ayuda, además, a entender la historia de la comunidad judía: cómo llegamos a ser el grupo que somos ahora, y nos enseña, por sobre todo, lo que podemos lograr cuando uno se compromete con su presente.”

 

Reproducción autorizada con la mención siguiente: ©EnlaceJudíoMéxico

 

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Bela Braun: