Enlace Judío México.- Dos iraníes -un hombre y una mujer- ingresaron a la Argentina haciéndose pasar por israelíes. Presentaron ante agentes de migración pasaportes falsos de ese país cuando las alarmas se encendieron. Fueron detenidos horas después en un hotel de la capital por personal de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) que investiga si forman parte de alguna célula terrorista islámica.
La presencia de agentes iraníes en la región no es nueva. Tiene larga data. Actualmente, su principal polo se centra en la Venezuela de Nicolás Maduro. Allí, en tiempos de Hugo Chávez, los vínculos y negocios se afianzaron. Sobre todo los oscuros, aquellos relacionados con el narcotráfico y el lavado de dinero.
Para ello, Irán dispuso de miembros del grupo terrorista Hizbalá, con amplia presencia en toda América Latina. La organización es conducida en la formalidad desde el Líbano por Hasán Nasrala. Pero detrás está el régimen iraní. Más específicamente el ayatolá Alí Jameneí y el jefe de las fuerzas revolucionarias islámicas, los comandos Quds, Qassem Soleimani.
Tanto el “líder supremo” de Irán como el general conducen las operaciones del extremismo islámico chiíta fuera de su territorio. Soleimani es el verdadero cerebro iraní en el exterior, tanto en Medio Oriente como en América Latina. Sus vecinos lo conocen bien: fue un actor principal durante la guerra entre ese régimen e Irak y fue visto recientemente en Siria, donde los Quds fueron fundamentales para contener en el poder al dictador sirio Bashar Al-Assad.
Los lazos entre Venezuela e Irán se fortalecieron desde las presidencias de Mahmoud Ahmadinejad y Chávez en el año 2005. La Isla Margarita, en la costa caribeña, sirve desde principios de 2000 como un centro para el tráfico de drogas para Hizbalá y otros grupos terroristas islamistas como Hamas.
Actualmente, lo que era un paraíso turístico se convirtió en una ciudad fantasma. A la crisis provocada por la dictadura de Maduro debe sumarse el grupo que se adueñó de las calles de la isla. Margarita está siendo utilizada como base de operaciones por militantes iraníes y por ciudadanos provenientes de Irán de forma directa. Suman más de 12 mil.
Según el almirante Kurt Tidd, el entonces jefe del Comando Sur de los Estados Unidos, quien dio su testimonio ante el Congreso en febrero de 2018, “el Hizbalá libanés mantiene una presencia operativa establecida en la región que puede ser aprovechada rápidamente y sin advertencia para ejecutar actos terroristas de alto impacto y gran destrucción”.
Respecto de la presencia iraní en Venezuela, el profesor Eli Karmon, uno de los mayores expertos internacionales en terrorismo islámico, señaló a Infobae: “Allí es mucho más serio que en cualquier otro lado. El régimen coopera plenamente, tanto en lo político como en lo económico y militar. Lo hace a través de las Guardias Revolucionarias de Irán. Diversas informaciones revelaron que las Guardias entrenaban en pleno territorio venezolano a las fuerzas chavistas”. Esas fuerzas chiítas son las que conduce Soleimani.
Los operativos de Irán han consolidado bases operativas en América Latina, especialmente en el área de la Triple Frontera que componen Argentina, Brasil y Paraguay, zona que se caracteriza por contar con una gran población musulmana chiíta y un gran número de simpatizantes de Hezbollah. El grupo terrorista utiliza esta área para el reclutamiento, el contrabando de armas, el tráfico de drogas y la planificación para operaciones terroristas.
Fue allí donde, por ejemplo, se ideó y coordinó el ataque contra la sede de la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA) ocurrido el 18 de julio de 1994. Por tal agresión 85 personas murieron y más de 300 resultaron heridas. Fue el mayor acto terrorista en la historia de la Argentina.
Como consecuencia de la investigación hecha por el asesinado fiscal especial Alberto Nisman, varios altos mandos iraníes están bajo pedido de captura internacional por parte de la justicia argentina. Ellos son Moshen Rezai, ex jefe de la Guardia Revolucionaria islámica -antecesor de Soleimani-; Ali Fallahina, ex ministro de Inteligencia; Moshen Rabbani, ex agregado cultural de la embajada iraní en la Argentina; Ahmad Vahidi, comandante de las fuerzas Quds; y Ahmad Ashgari, ex secretario en la sede diplomática en Buenos Aires.
Venezuela, Bolivia, Nicaragua y Cuba son los países que, de una forma u otra, le abrieron las puertas a Irán en la región y que aún mantienen lazos con sus autoridades. “Las acogedoras relaciones que estos Gobiernos tienen con Irán facilitan el libre movimiento de miembros de Hizbalá por la región, lo que les permite transportar drogas y productos falsificados”, explicó Rachel Ehrenfeld, directora del American Center for Democracy en una entrevista dada a Infobae tiempo atrás.
Fuente: Infobae
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