El beisbol y el judaísmo

Enlace Judío México e Israel.- En este inicio de campaña de las Grandes Ligas, mejor conocidas como la MLB, te traigo la historia más apasionante entre un deporte y el judaísmo.

ISAAC SHAMAH PARA ENLACE JUDÍO MÉXICO

A través de los años, el judaísmo ha estado presente en algunos deportes, entre ellos, los favoritos del judaísmo han sido el boxeo, la esgrima y por supuesto el beisbol.

Sin duda hay algunos otros deportes que, si bien no son los que más participación judía han tenido, también el judaísmo ha dejado su marca en ellos, como el futbol, el basquetbol, la gimnasia, entre otros. Incluso si pudiéramos decir que el ajedrez es un deporte, posiblemente lo podríamos meter en la lista de los deportes favoritos del judaísmo y aunque podemos ver que tenemos algunas opciones en donde el judaísmo ha dejado su huella de una manera abismal, como es el caso del boxeo, en ningún caso la correlación entre algún deporte con el judaísmo es tan fuerte como la es con el béisbol.

Para contarles la historia entre el “Rey de los deportes” y la religión de Abraham y Moisés, me tengo que remontar a 1871, año en el que sale el primer jugador judío de beisbol en lo que ese momento era la MLB, hay que recordar que, en un inicio y por varios años, la liga que hoy conocemos como la Major League Baseball, era una liga en la que no jugaban jugadores de raza negra e incluso no había judíos.

Regresando a nuestro año ancla, para esos momentos algunos judíos europeos ya iban llegando a Estados Unidos, sobre todo de lugares como Rusia, escapando de los pogroms que se comenzaban a dar a finales de 1800 en Rusia y a principios de 1900 en lugares cercanos al país que a la postre sería el padre del socialismo, como Varsovia y Bialistok.

Entonces, estos judíos que van llegando al país norteamericano, que les ofrecía más que una esperanza, un sueño, comienzan a establecerse y poco a poco van adquiriendo gustos y costumbres americanas, entre ellas, el amor por el rey de los deportes y en gran parte se comienzan a acercar al béisbol sobre algún otro deporte por dos factores, el primero, por la simple razón de que el “beis” era un deporte de moda que comenzaba a causar furor y la segunda, por el hecho de que surge un beisbolista llamado Lipman Pike, de religión judía, que le da un estándar a muchísimos niños judíos que soñaban con salir adelante y no seguir con la profesión de sus padres, años más tarde a Lipman se le unen talentos como Benny Kauff.

Años después de Pike, varios beisbolistas judíos comienzan a llegar a las grandes ligas. Ante la mayor apertura, cada vez más chavos judíos, buscaban la oportunidad y muchos se fueron colocando en el deporte del bat y la pelota, entre ellos surge un personaje al que le llamaban el “Martillo Hebreo” quien para 1930 llegaría a las ligas mayores y cambiaría la historia del judaísmo y el beisbol.

Si por acá tenemos algún super aficionado del deporte, ya sabrá que les estoy hablando de nada más y nada menos que Hank Greenberg, quien para 1935, demuestra que el beisbol y el judaísmo van de la mano, debido a que ese mismo año se lleva el título del jugador más valioso de la temporada de la Liga Americana.

A pesar de comentarios antisemitas de aficionados, jugadores y hasta entrenadores, Hank hace que el beisbol y el judaísmo se conecten de tal forma que puedan tener una relación de puro amor y es que cuando Hank jugaba, cada vez más judíos llegaban a Estados Unidos y comenzaban a admirar al “Martillo Hebreo” por toda la esperanza que éste les daba en un momento en el que de verdad lo necesitaban, debido a que algunos de esos aficionados incluso llegaban huyendo de Europa y del Holocausto.

Un par de esos niños que veían a Hank llegan al beisbol para seguir con la correlación de una de las religiones más antiguas del planeta y de un deporte que también ahora lo podemos considerar longevo. Estos niños fueron Al Rosen, quien hereda el sobrenombre del “Martillo Hebreo”, por el gran bateo que tenía y otro que tenía un brazo de cañón y decidió no emular los pasos de Hank y dedicarse a la posición que puede cambiar y decidir partidos, este chavo decidió ser pitcher y no sólo eso, decidió ser uno de los mejores en su posición en toda la historia. Muchos ya saben que les estoy hablando de nada menos y nada más que el inigualable zurdo de oro, Zandy Koufax.

Koufax, quien ganó cuatro series mundiales y tres Cy Youngs (premio al mejor Pitcher del año) entre otros premios, hizo el acto más conocido del judaísmo en el deporte, ya que tomó la complicada decisión de no jugar en un partido de Serie Mundial debido a que coincidía con Yom Kipur. Para Sandy, el día más importante del año para el judaísmo le había ganado a un partido de final del beisbol.

Gracias a Sandy y el éxito que va dejando en las futuras generaciones, la comunidad judeoamericana, crea una liga de beisbol llamada Ligas Mayores Judías. Un poco antes de esta época, vale la pena mencionar que comienzan a salir jugadores judíos como Harry Danning, Moe Berger, Lou Boudreau, Sid Gordon entre otros.

Pasando la época de Koufax, ya para los 70’s y 80’s el beisbol era, por mucho, el deporte favorito de los judíos en Estados Unidos e inclusive en algunos otros lados del mundo. En estas décadas los jugadores judíos más sobresalientes fueron, Ron Blomberg, Rod Carew, Steve Stone, Dave Roberts y Ken Holtzman.

Para la época de los 90’s y principios del nuevo siglo, el béisbol ve una camada de jugadores judíos, comandada por Shawn Green y posteriormente por Kevin Youkilis, Mike Liberthal, Brad Ausmus, hasta llegar a Jason Marquis, que se caracterizó por ser una generación mucho más amplia y respetada en una liga que ya promovía mucho más la igualdad que en eras anteriores.

Ya para las dos décadas que tenemos en el nuevo milenio, una cantidad enorme de jugadores judíos conquistan la liga, a tal grado de que varios equipos ya cuentan con jugadores judíos claves en sus plantillas, que inclusive, en los últimos años han sido piezas fundamentales para que sus equipos ganen las últimas Series Mundiales, como es el caso de Alex Bregman e Ian Kinsler, quienes fueron de muchísima ayuda en los títulos de los Astros de Houston y de los Medias Rojas de Boston en las últimas dos finales. Además de estos dos talentos, los más sobresalientes son, Ryan Braun, Paul Goldsmith, Dany Valencia, Joc Pederson, Zach Weiss y Richard Bleier.

Como ven, el vínculo entre el judaísmo y el béisbol es enorme, pero podríamos decir que el matrimonio se consolidó apenas hace un par de años en el Clásico Mundial de Beisbol, en donde, gracias a la ley del retorno y de la flexibilidad de la organización y de las grandes ligas, en un esfuerzo por globalizar el deporte, varios jugadores judeo-estadounidenses, jugaron con la selección de Israel, pasaron al campeonato mundial e hicieron un gran papel.

Entre los jugadores más destacados, probablemente todos los aficionados al beisbol, recordaremos el esfuerzo del lanzador Jason Marquis, quien antes de retirarse jugó para la selección de Israel y las apariciones de jugadores importantes como Ike Davis, Craig Breslow, Corey Baker, entre otros. En aquel mundial, el judaísmo mostró su amor por el beisbol en un escenario que pudo ver todo el mundo.

Además de toda esta historia y del amor mostrado en el Clásico Mundial, ha habido libros y documentales como, Jews and Baseball y Jews and Baseball: An american Love story, que cuentan cómo la conexión entre este deporte y esta religión va más allá de lo deportivo y rosa lo espiritual.

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