Enlace Judío México e Israel – A pesar de las declaraciones de unidad por parte de los líderes políticos, el mapa electoral muestra que el Likud de Netanyahu obtuvo un apoyo arrollador de la periferia israelí, los asentamientos de Cisjordania y Jerusalén, poblaciones religiosas y de bajos recursos en su mayoría.
ASSOCIATED PRESS
La victoria electoral del primer ministro Benjamín Netanyahu ha profundizado las divisiones en un país ya dividido.
Respaldado por su base de votantes religiosos y de la clase trabajadora, se puede esperar que Netanyahu siga impulsando una agenda de línea dura que probablemente elimine las últimas esperanzas de una solución de dos Estados con los palestinos. Una inminente acusación por corrupción podría incluso acelerar estas tendencias.
A pesar de las declaraciones de unidad por parte de los líderes políticos durante la campaña electoral, Israel es un país profundamente tribal. La sociedad está dividida entre judíos y árabes; judíos religiosos y judíos seculares; judíos de ascendencia europea y oriental; la población de la metrópoli secular y de alta tecnología de Tel Aviv, y por otro lado, residentes de las ciudades alejadas, los asentamientos de Cisjordania y la capital conservadora de Jerusalén.
Netanyahu, un hombre adinerado y laico educado en Estados Unidos, que disfruta del coñac y los puros, se ha alineado, sin embargo, con israelíes judíos oprimidos con los que parece tener poco en común. Presentándose como una víctima de las “élites” del país, Netanyahu es visto como su héroe.
“Netanyahu es el mejor primer ministro que ha tenido el Estado de Israel, y continuaremos apoyándolo”, dijo Alon Davidi, alcalde de la ciudad sureña de Sderot.
Hace sólo dos semanas, la ciudad de Davidi lidió con alarmas las 24 horas del día, mientras terroristas palestinos en la vecina Franja de Gaza atacaban las comunidades del sur de Israel con cohetes.
Es una escena a la que se han acostumbrado los residentes del sur de Israel desde que el grupo terrorista Hamás tomó el poder en Gaza hace 12 años. También es una fuente de constante frustración. Los residentes se quejaron de la incapacidad de Netanyahu de detener los cohetes y estaban furiosos por su último acuerdo de alto al fuego con Hamás entre bambalinas.
Pero pese a la oportunidad que tuvieron de cambiar las cosas en las elecciones del martes, los residentes de Sderot votaron abrumadoramente por el partido Likud de Netanyahu y sus aliados religiosos y nacionalistas.
“Somos gente inteligente”, dijo Davidi a la Radio del Ejército. “Somos personas que sabemos cómo apreciar todo lo que se ha hecho por nosotros, y creo que Netanyahu y todos los partidos de derecha están haciendo lo que pueden y creen”.
En Sderot, cuya población es mayoritariamente de clase obrera, religiosa y de ascendencia de Mizrahí (oriental), el Likud de Netanyahu recibió el 44% de los votos, en comparación con el 9% para Kajol Laván, según los datos oficiales de las elecciones. Más del 80% de los residentes votaron por Likud y sus aliados religiosos y nacionalistas.
Lo mismo sucedió en todo Israel. El mapa electoral muestra que Likud y sus aliados obtuvieron un apoyo arrollador en ciudades y poblados pequeños y alejados, en los asentamientos de Cisjordania y en Jerusalén, cuya población es en gran parte de bajos recursos y religiosa.
En cambio, la alianza Kajol Laván, liderada por Benny Gantz, logró la victoria en Tel Aviv, la próspera metropolín comercial y cultural del país, así como en lo suburbios cercanos que albergan a una población más profesional y relativamente acomodada.
Durante su campaña, Gantz buscó proyectar una imagen de decencia y virtud, apuntando a las investigaciones por corrupción que giran alrededor de Netanyahu y prometiendo un gobierno limpio y honesto.
Por otro lado, Netanyahu, de 69 años, quien enfrenta cargos por corrupción a espera de una audiencia en los próximos meses, tiende a parecerse mucho a su amigo, el presidente Donald Trump. Con frecuencia se presenta como víctima de una “caza de brujas” y acusó a Gantz de conspirar con políticos de la minoría árabe del país para derrocarlo. Incluso después de una década en el cargo, Netanyahu se promocionó como extraño.
Estos diferentes enfoques se mostraron en la noche de las elecciones, cuando los resultados preliminares mostraron un empate y cada candidato se declaró victorioso.
El mitin de Gantz parecía una celebración. Netanyahu se sintió como un evento deportivo, con la multitud que expresaba su júbilo como si fuese un partido de fútbol. Donde los partidarios de Gantz estaban entusiasmados, los partidarios de Netanyahu, muchos de los cuales llevaban kipá y bailaban al son de la música pop Mizrahí, estaban encantados. Netanyahu comenzó su discurso incluyó una bendición judía y un ataque a los medios “hostiles”.
Los oponentes de Netanyahu finalmente admitieron su derrota el miércoles, reconociendo que él y sus aliados tradicionales controlan una mayoría sólida en el parlamento de 120 escaños.
Pero la formación de una coalición puede llevar semanas de negociaciones, y sus socios más pequeños buscarán obtener el control de poderosos ministerios gubernamentales y presupuestos generosos para promover sus causas.
Debido a las cuestiones legales de Netanyahu, estos socios más pequeños tienen una mayor influencia. Es probable que utilicen el temor de Netanyahu a una acusación en su favor, ya que él busca promesas para protegerlo de los fiscales, tal vez impulsando la legislación que le otorga inmunidad.
Netanyahu se desvió bruscamente hacia la derecha en la campaña electoral para contar con el apoyo de su base, al prometer comenzar con la anexión los asentamientos de Cisjordania si es reelegido. Los aliados de Netanyahu exigirán que cumpla su palabra.
El nuevo gobierno de Netanyahu tendrá dos objetivos principales: deshacerse de las acusaciones que amenazan su futuro y anexar los asentamientos a Israel, en coordinación con la administración de Trump. Estos objetivos podrían resumirse como “inmunidad a cambio de soberanía”, escribió Aluf Benn, editor del diario israelí Haaretz.
La anexión de los asentamientos israelíes podría significar el fin de cualquier esperanza de establecer un Estado palestino independiente al lado de Israel.
Ben-Dror Yemini, columnista de Ynet, instó a Netanyahu a considerar un gobierno de “unidad” con Gantz en lugar de ceder a la “extorsión” de los pequeños partidos de línea dura.
“¿Qué es más importante? ¿Cumplir las promesas de campaña o salvar al país?”, escribió.
Tal escenario parece poco probable. Después de décadas de hacer las cosas a su manera, no parece que Netanyahu esté dispuesto a cruzar el pasillo a menos que no tenga otra opción.
Como dijo en su discurso de victoria: “Comenzaré las negociaciones para formar un gobierno de derecha con nuestros aliados naturales esta noche”.
Fuente: Ynet / Reproducción autorizada con la mención: © EnlaceJudíoMéxico
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