Enlace Judío México – Cuando uno tiene más de 4,000 años de historia a veces sucede que en épocas alegres ocurre una gran tragedia. Y un periodo que debería ser de festejo y alegría se convierte en un periodo de tristeza y luto. Eso exactamente ocurrió durante las épocas de la cuenta del omer. En los primeros treinta y tres días de la cuenta, en lugar de celebrar nuestro acercamiento a la Torá, hacemos luto por la muerte de los alumnos de rabí Akiva. A continuación explicamos por qué.
El mes de iyar para el pueblo judío solía ser una época de festejo y alegría inigualable, cada día que contábamos festejábamos acercarnos más y más al momento de recibir la Torá de las manos de D-os. Sin embargo, en épocas previas a la escritura del Talmud, ocurrió una gran tragedia. Hubo una plaga tan grande y destructiva, que el mundo judío estuvo muy cerca de perder toda la Torá oral que existía hasta esos días. La yeshiva (centro de estudio) más grande del único maestro que quedaba fue atacada por una enfermedad terrible y todos sus alumnos murieron. Del periodo que transcurre entre Pesaj y Shavuot 24, 000 rabinos murieron; eran todos los rabinos que el mundo judío tenía en ese entonces. Fue una verdadera tragedia.
¿Por qué murieron? Hay varias opiniones pero la que fue más popular es que murieron gracias al odio gratuito que se tenían entre ellos. Hay comentaristas que han afirmado que la enfermedad a la que se refiere el Talmud, es alegórica y en realidad los rabinos murieron a manos de persecuciones religiosas ocasionadas por los romanos. En cualquiera de los casos, la muerte de los 24,000 estudiantes ocurrió en un periodo cercano a la rebelión de Bar Cojbá, una rebelión judía que hubo contra los romanos y que los judíos perdieron. Según la opinión de rabí Akiva, esa rebelión pudo haber traído el Mesías a Israel.
¿Qué es lo que todo esto nos dice? El Mesías no llegó, Bar Cojbá, no fue el Mesías porque las personas no estuvieron preparadas para ello, no tuvieron el amor a la Torá necesario, el compromiso, ni la unidad que hacen que el Mesías lleguen. Los alumnos de rabí Akiva murieron porque no supieron hacer que su Torá propia y personal se irradiara hacia el mundo externo a ellos. Bar Cojbá según rabí Akiva pudo haber sido el Mesías y no lo fue porque las personas no supieron convertirse en un pueblo; le dieron más importancia a su conocimiento individual que al fortalecimiento de la comunidad. Ese es el verdadero luto que hacemos en la cuenta del omer.
Nos dolemos por la Torá individual que se perdió con cada uno de los alumnos muertos, nos dolemos por la rebelión que no se logró, por la posible Redención que no alcanzamos; pero sobre todo nos dolemos por nuestra incapacidad de hacer que nuestra Torá propia impacte sobre la Torá de nuestros hermanos. Nos dolemos porque seguimos viviendo en el Exilio.
Sin embargo, este luto no se entiende solo; rabí Akiva no se dejó vencer por la desesperación de la muerte de sus alumnos, ni el fracaso de su líder. El siguió enseñando Torá y logró trasmitir toda la Torá oral que conocemos hasta nuestros días a cinco alumnos. Su alumno más destacado fue Shimón Bar Yojai.
A la mitad de la cuenta del omer rompemos el luto para celebrar la aportación de este gran rabino en un día que llamamos Lag BaOmer (33 del omer). Curiosamente este día no es el día de su nacimiento, sino el día de su muerte. Él pidió que su muerte fuera celebrada como el día que se acercaba a D-os, ya que realmente en la muerte alcanzaría la plenitud del trabajo de toda su vida. En Lag BaOmer celebramos todas las enseñanzas que rab. Shimón bar Yojai nos dio durante su vida. Sin embargo, también celebramos que rabí Akiva se levantó de su caída y siguió enseñando; es la fiesta en la que nos levantamos de nuestro luto y celebramos haber recibido y mantenido la Torá oral. En este día reconocemos que si bien el Mesías no llegó en ese día, sigue estando en nuestras manos que llegué mañana. Que si bien se perdieron enseñanzas inigualables, parte importante de la Torá oral, está en nuestras manos y de nuestros hijos que hoy y mañana siga viva. Nos recuerda la importancia de compartir o que sabemos.
El proceso de hacer luto y romperlo nos ayuda a entender que estamos en una época de oscuridad, pero que en la oscuridad podemos prender una llama. Si no hubiera Exilio tampoco existiría el Talmud, si no hubiera oscuridad y entendiéramos todo a la perfección, no necesitaríamos de la Torá oral.
Curiosamente el luto se hace durante la cuenta del omer, cuando nos estamos preparando para recibir la Torá que se recibió en Sinaí. Cada día que contamos es un día más cerca que estamos de Shavuot. El hecho de que el luto que hacemps por los alumnos de rabí Akiva ocurriera en las mismas épocas; que el día en que celebramos la Torá oral, también ocurra dentro de la cuenta es un indicio de que antes de recibir la Torá del Cielo tenemos que estar preparados para recibir la Torá de nuestros maestros, la Torá oral. Los 33 días de luto nos ayuda a darnos cuenta de la oscuridad en la que vivimos, nos ayuda a darnos cuenta de todas las cosas que no entendemos; Lag Baomer el día de las fogatas nos ayuda a ver la luz de la Torá oral, nos ayuda a aceptarla, celebrarla y recibirla sobre nosotros. Sólo así podemos realmente prepararnos para recibir la Torá del Cielo, la Torá que no viene del hombre sino de D-os.
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