Enlace Judío México e Israel.- La administración Trump no está tratando de incitar a una guerra con Irán. Está tratando de prevenir que Irán haga algo estúpido que podría llevar a una guerra real. Las sanciones que el presidente ha impuesto sobre Irán son dañinas, y a Teherán no le gusta.
GARY ANDERSON
La capacidad de Irán de financiar a sustitutos tales como Hezbolá ha sido disminuida enormemente; como resultado, su capacidad de hacer el trabajo sucio de Irán en el área de terrorismo ha disminuido. Las exportaciones petroleras iraníes han caído drásticamente, y el impacto — como de costumbre — cae sobre la ciudadanía común en vez de sobre los ayatolas o los miembros principales del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria de Irán (CGRI).
Las opciones de Irán son limitadas, pero no son inexistentes. La primera opción es entrar en negociaciones serias con Estados Unidos para eliminar su programa de armas nucleares y cesar su uso provocativo del terror en la región para promover sus objetivos de política exterior.
De manera realista, esto no va a ocurrir muy pronto, sin importar cuanto dañen las sanciones económicas. Hasta que la calle iraní estalle en protesta, las elites en Teherán intentarán esperar a que los estadounidenses tengan una administración más tratable que la actual en Washington. A pesar de eso, el liderazgo iraní continuará tratando de hacer saber su disgusto, pero sus opciones para hacerlo son tanto extremadamente limitadas como peligrosas.
La opción más seria que tienen los iraníes es cerrar el Estrecho de Ormuz. Esto es altamente improbable, ya que representaría un acto de beligerancia. La libertad de los mares ha sido una “cuestión para ir a la guerra” para Estados Unidos desde 1798, e Irán fue el objeto de acción cinética estadounidense muy firme a mediados de la década de 1980 cuando comenzó a atacar a los buques cisterna durante la guerra entre Irán e Irak. Peor aún, un cierre del estrecho limitaría seriamente las exportaciones petroleras ya disminuidas de Irán. Esa opción es extremadamente improbable.
Irán podría tratar de hundir o incapacitar a un portaaviones estadounidense, barco de combate de superficie o de transporte anfibio. Ha trabajado en una estrategia anti-Armada durante años y tiene la capacidad de usar enjambres de barcos suicidas, misiles crucero anti-buques, bombarderos y submarinos para intentar desbordar las defensas navales de Estados Unidos en la región. Un ataque exitoso podría tener algún valor de prestigio temporal, pero la victoria sería casi ciertamente pírrica. Como mínimo, el ejército de Estados Unidos desmantelaría sistemáticamente las defensas costeras, la fuerza aérea y la armada de Irán. Esta es otra opción sin salida.
Si la información estadounidense es correcta, y los iraníes están planeando usar a sus sustitutos para atacar instalaciones estadounidenses en la región o a ciudadanos estadounidenses, Estados Unidos ha señalado que habrá serias consecuencias para esa opción, aun si el liderazgo en Teherán cree que ha mantenido fuera sus huellas digitales.
Si esa acción incluye ataques estadounidenses contra las plantas del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria de Irán a lo largo de Irán, el régimen enfrenta una amenaza existencial para su capacidad de controlar a la población. El CGRI es el martillo del estado; si su capacidad de mantener a las facciones disidentes y étnico-religiosas a raya es debilitada seriamente, el control de los ayatolas será amenazado seriamente.
Sabotear a los buques petroleros y a otros blancos económicos regionales es el equivalente moral a prender fuego a una bolsa de heces en el umbral de un vecino, tocar el timbre y salir corriendo. Es a la vez pueril e ineficaz.
Desde un punto de vista no cinético, Irán ha reanudado la acumulación de material nuclear de grado de armas. Este es otro curso de acción muy peligroso. Los halcones estadounidenses han abogado hace mucho tiempo por un ataque preventivo contra las plantas iraníes, pero esa no es la amenaza más peligrosa. Tres gobiernos estadounidenses sucesivos han restringido exitosamente a Israel para que no actúe unilateralmente para eliminar el programa de armas nucleares de Irán, pero los israelíes han dejado en claro que actuarán si se convencen que Irán está cerca de obtener una bomba.
Tú puedes tener un arma nuclear y puedes amenazar con incinerar a Israel, pero no puedes hacer ambos; los israelíes tienen un historial del 100% en ese marcador. Además de eso, la radiación residual de tal ataque sería un desastre para Irán y la región como un todo.
La administración Trump desea dos cosas de Irán. Primero, quiere que Irán discontinúe seriamente su programa de armas nucleares. Segundo, debe dejar de ser un actor maligno en la región. La administración Obama hizo un mal acuerdo en lo primero y apostó a lo segundo. Teherán está esperando que se vaya Trump. Si Teherán supone mal, las cosas pueden salir muy malas para ellos de hecho. Es una apuesta enorme.
*Gary Anderson enseña Análisis Alternativo en la Escuela Elliot de Asuntos Internacionales de la Universidad George Washington
Fuente: The Washington Times
Traducido por Marcela Lubczanski para Enlace Judío México
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