El pueblo alemán en Israel

Enlace Judío México e Israel.- Una escuela en Israel, fundada para acoger a judíos durante la Shoá, está nuevamente llena de chicos de Alemania.

GIULIO MEOTTI

“La vida judía está en peligro en Europa, los judíos se van”. Estas palabras, recién pronunciadas frente al Parlamento austríaco, han llegado de Bassam Tibi, el sociólogo nacido en Damasco y que vive en Alemania desde 1962, donde ha estudiado en Frankfurt con dos gigantes como Theodor W. Adorno y Max Horkheimer, que en la época del nazismo buscaron reparo en Estados Unidos. A los parlamentarios de Viena, Tibi les ha dicho que el antisemitismo contemporáneo “aparece a menudo como una crítica a Israel, personificado como el judío mundial que debe ser eliminado”. “Debemos combatir el antisemitismo islámico”, ha continuado Tibi, quien ha criticado la comparación entre la islamofobia y el antisemitismo, liquidándola como “pura ideología” y se ha lamentado que al hablar de antisemitismo islámico “se corre el riesgo de ser etiquetado como islamófobo”.

Que la vida judía estaba en peligro en Europa lo acaba de recordar el caso alemán. En los últimos días, por primera vez un funcionario del gobierno alemán, el delegado de la lucha contra el antisemitismo, Fritz Klein, ha invitado a los judíos de su país a ocultar la kipá en público a causa de la agresión. La situación es seria. El centro no gubernamental para la investigación y la información ha registrado 1.083 episodios antisemitas en Berlín en el último año.

Un programa israelí está llevando fuera del país a muchísimos jóvenes alemanes. Se llama “Naale”, en hebreo es por “los adolescentes emigran antes que los padres”. Es un programa bajo la guía del Ministerio de Educación israelí y de la Agencia Judía: primero parten los jóvenes, después siguen los padres. Cada año, cerca de 700 jóvenes judíos emigran a Israel con “Naale” y su número está aumentando. De Alemania, cincuenta han partido en los últimos meses. El diario Welt ha ido a ver dónde viven. Y ha sido un déjà vu para Alemania.

“En los últimos meses aquí la cuestión de la recepción de la juventud judía se está volviendo cada vez más urgente”. Son las últimas líneas de una carta escrita en 1938 por Ben Zion Mosenson, director de la primera escuela de gramática hebrea de Tel Aviv, quien abogó por la salida de los judíos de los países bajo el nazismo. Bajo su iniciativa, en 1941, vecino a Tel Aviv, fue construido un colegio para jóvenes emigrados enviados a la Palestina del mandato por sus padres. El “pueblo de los jóvenes”, ahora nombrado Mosenson, sirve aun a este propósito hoy. Y ochenta años después que Mosenson ha escrito esa carta, los jóvenes judíos de Alemania emigran cada vez más a Israel. Y su número podría más que duplicarse en el próximo año escolar. “Pero nunca antes hemos tenido tantas solicitudes de países de lengua alemana”, afirma la presidente Jaia Belhassan. Michael, Emil y Ludwig pasean entre los bananos del Mosenson. Los nombres de los tres no son publicados según las directivas del Ministerio de Educación de Israel: “No queremos que le pase algo malo a sus familias sólo porque los hijos han emigrado a Israel”, afirma Belhassan.

“El antisemitismo era de rutina”, dice Ludwig. El hermano mayor ya había ido a Israel y hoy está en el ejército. A los chicos alemanes Israel les paga el vuelo, la educación, el alojamiento y el seguro de salud. Para Emil y Michael, Alemania está lejana: “Estoy olvidando lentamente mi alemán”. Incluso Evelyn Mende quiere ir al Mosenson: “Los jóvenes judíos no tienen futuro en Alemania. Para mí era normal en el liceo meter la estrella de David bajo la vestimenta y los chicos llevan gorras de béisbol sobre la kipá.” Y en el Mosenson se encuentra el estudiante berlinés del que ha hablado la prensa también italiana y que en su liceo berlinés fue agredido por ser judío. Es Liam Rückert. Sus compañeros vinieron también de Italia, de Francia y de Holanda. “Como judío era insoportable permanecer en Alemania”.

“El próximo paso será ocultar la estrella de David”, ha escrito en la Deutsche Welle el Sr. Michael Friedman, anteriormente vice-presidente del Consejo de los judíos en Alemania, en respuesta a la invitación a ocultar la kipá. “¿En el futuro, deberé aconsejar a mis hijos ocultar la propia identidad judía? Siguiendo el consejo de Klein literalmente, ahora vivir de modo visible como judío no es más seguro en Alemania. Ser invisibles es seguro. ¿Puedes ser judío sólo a puertas cerradas en Alemania? Si es así, la vida judía en Alemania no tiene futuro”. Es lo que pensaba Mosenson en 1938 y lo que piensan hoy tantos de esos tipos, los refugiados del antisemitismo europeo.

 

 

 

Fuente: Il Foglio
Traducido por Marcela Lubczanski para Enlace Judío México.

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