Enlace Judío México e Israel.- Los Juegos Macabeos (comúnmente llamados Macabiadas) son uno de los eventos deportivos más grandes del mundo. En 2009, la Macabiada XVIII en Israel fue el evento deportivo con mayor asistencia a nivel mundial. Y México ya tiene mucha historia recorrida en este, el acontecimiento deportivo más importante del mundo judío.
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Las Macabiadas se realizan bajo los auspicios de la Unión Mundial Maccabi, cuya sede está en Israel, y cuyo objetivo es promover la identidad y las tradiciones judías, a través de eventos sociales, culturales y deportivos. Su nombre tiene un origen obvio: se refiere al héroe judío Yehudá Hamakabi —Judas Macabeo, en español— líder de la revuelta que combatió a los sirios seléucidas, y que liberó a Jerusalén en el año 167 AEC, y cuya gesta celebramos cada año en la Festividad de Januká.
La idea de celebrar estos juegos fue de Yosef Yekutieli, joven judío ruso que desde los 15 años de edad quedó profundamente impactado por las noticias que pudo leer sobre los Juegos Olímpicos de Estocolmo, en 1912. En 1928, Yekutieli —que para entonces ya se había establecido en Eretz Israel— logró el apoyo del Keren Kayemet Leisrael, y poco a poco el proyecto comenzó a tomar forma. El logró decisivo llegó en 1931, cuando Sir Arthur Grenfell Wauchope —Alto Comisionado del Imperio Británico para el Protectorado de Palestina y la Transjordania— dio su apoyo, poniendo sólo como condición que también los árabes y los británicos residentes en Palestina pudieran participar.
La primera Macabiada se programó para 1932, y la historia de su promoción es todo un tema. En una época en la que las noticias todavía circulaban muy lento, dos delegaciones de motociclistas israelíes partieron desde Tel Aviv en 1930 y 1931, respectivamente, para recorrer la mayor cantidad posible de ciudades europeas, invitando a los atletas judíos de cada una al evento que se realizaría del 28 de mayo al 6 de abril de 1932.
El éxito del evento fue contundente, y de ese modo se garantizó su continuidad. La siguiente edición se realizó en 1935, y luego vino una suspensión provocada por la II Guerra Mundial y la Shoá, de tal modo que —al igual que la Copa Mundial de Fútbol Jules Rimet— la siguiente se realizó hasta 1950; la siguiente vino en 1953, y desde entonces se adoptó el formato cuadrienal para celebrarla un año después de los Juegos Olímpicos.
La primera participación de México en una Macabiada en Israel fue en 1957.
Por supuesto, la cultura de las Macabiadas empezó a desarrollarse, y para inicios de los años 60’s ya se había consolidado la idea de organizar una Macabiada regional en América. Los primeros Juegos Macabeos Panamericanos se llevaron a cabo en 1964 en Buenos Aires, Argentina, y con ello comenzó un nuevo capítulo en este aspecto de la vida judía.
Para esa ocasión, México mandó una pequeña delegación de cinco atletas —los hermanos Salvador y Gabriel Goldscmied (judo), Nissim Nahmías (lucha grecorromana y lucha estilo libre), y Carlos Janovitz y Tamara Oynik (natación). Tamara fue la primera mexicana en lograr una medalla en esta nueva modalidad de los Juegos Macabeos. En total, la delegación mexicana se hizo de seis oros, tres platas y un bronce.
Las siguientes Macabiadas Panamericanas se celebraron en 1966 en Sao Paulo, y luego hubo un salto de diez años para que se celebraran las siguientes en Lima, Perú. En ambas, la participación mexicana fue destacada (37 medallas en cada una). Fue así que llegamos a las Macabiadas Panamericanas de 1979, cuando México por primera vez fue sede del evento. A partir de entonces se estableció también un período cuadrienal para cada Macabiada, y las siguientes se realizaron en Sao Paulo (1983), Caracas (1987), Montevideo (1991), Argentina (1995) y nuevamente México (1999). En este último certamen México rompió el récord de medallas, obteniendo 233.
Siguieron las Macabiadas de Chile (2003), Argentina (2007), Brasil (2011) y Chile (2015), para que otra vez con 20 años de diferencia (primero de 1979 a 1999, y ahora de 1999 a 2019) las Macabiadas Panamericanas regresen a México.
La participación mexicana en los primeros tres Juegos Macabeos Panamericanos fueron discretas, apenas con 5, 33 y 20 atletas respectivamente. Pero a partir de la primera Macabiada celebrada aquí, la asistencia nunca ha sido menor a 100 atletas, salvo por Argentina 1995 cuando sólo participaron 65. El récord mexicano de participación se dio, por supuesto, en la Macabiada de 1999 (aquí mismo), cuando nuestra delegación fue de 442 atletas.
Los juegos se realizarán a partir del 5 y hasta el 15 de julio, principalmente en la sede del Centro Deportivo Israelita.
Los Juego Macabeos son un ejemplo perfecto de cómo el Judaísmo ha sabido adaptar lo mejor de la cultura universal a su propia vida interna.
En la antigüedad, los Juegos Olímpicos fueron un factor de fricciones para los judíos. Originalmente dedicados al dios Zeus, y según la mitología griega fueron instaurados por Hércules, el “dios salvador” que derrotó a las fuerzas del inframundo e introdujo el “orden olímpico” en el mundo.
Cuando el antiguo reino de Judea pasó a ser parte del Imperio de Alejandro Magno (332 AEC), la cultura de los Juegos Olímpicos empezó a imponerse en tierras judías, y con ello la construcción de gimnasios y otras sedes en donde comenzó a difundirse este modo característicamente griego —pero también idolátrico— de vida.
Eso generó una división profunda entre diversos grupos judíos. Muchos aristócratas, fascinados por las modas griegas, comenzaron a educar a sus hijos en este modo de vida, y eso generó una gran cantidad de problemas con los sectores más tradicionalistas de la sociedad. Las diferencias se fueron ahondando hasta que llegaron a su punto climático con la Guerra Macabea, que inició en el año 167 AEC, y se extendió durante 9 años más.
Por eso es que el nombre “macabeo” representa la defensa de los valores y la identidad judía ante cualquier tipo de agresión.
Por supuesto, el significado y valor de los Juegos Olímpicos en la actualidad no tiene nada que ver con estas fricciones religiosas antiguas. Pierre Fredy, Barón de Coubertain, fundó el Comité Olímpico Internacional en 1894, y ello fue el inicio de los modernos Juegos Olímpicos, eventos donde el deporte es el protagonista por sí mismo, y cuyo objetivo es reforzar los vínculos fraternales de todas las naciones.
Eso es algo con lo que el Judaísmo no tiene ningún problema, y por ello el concepto de competencia olímpica se ha adaptado exitosamente a la vida judía.
Por supuesto, sin olvidar que siempre estamos trabajando en el cuidado y reforzamiento de nuestra identidad, y por eso el leve dejo de ironía al evocar en el nombre a Yehudá Hamakabi, el gran héroe que derrotó a los griegos (en realidad, a los sirios seléucidas).
Las opiniones, creencias y puntos de vista expresados por el autor o la autora en los artículos de opinión, y los comentarios en los mismos, no reflejan necesariamente la postura o línea editorial de Enlace Judío.
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