Enlace Judío México e Israel.- En un mundo conectado en lo económico y en lo financiero, las posibilidades de movimiento del capital y de las inversiones representan un reto tanto para gobiernos y empresarios.
*LUIS WERTMAN ZASLAV
De acuerdo con muchos indicadores públicos e incluso la posición de diferentes industrias globales, la principal razón por la que analizan detenidamente invertir en México es la inseguridad que impera todavía en nuestro país.
Los incentivos fiscales, las tasas de interés y los esquemas de financiamiento de proyectos son herramientas que cualquier inversionista toma en cuenta para tomar una decisión.
Ya sea la industria del entretenimiento, los fondos de capital o la industria automotriz, su objetivo es poner su dinero en donde existan mejores ventajas, lo que hace que ciudades y naciones compitan entre sí por atraer planes que generen desarrollo.
En días recientes leí una nota en la que se usaba de ejemplo la filmación de dos películas de franquicias muy taquilleras cuya trama transcurre en México, pero que se rodaron en locaciones de España. El común denominador de los entrevistados era el estado de la seguridad en el país, por encima de los incentivos que suelen ofrecer los ministerios de turismo o de comercio.
Porque, en realidad, esto no nos ocurre solo a nosotros. Durante muchos años hubo una queja pública en la ciudad de Nueva York debido a que su política de autorización de filmaciones y los costos orillaban a las casas productoras a migrar a Vancouver o a Toronto para recrear las calles de la Gran Manzana.
Tan solo recordemos lo que ocurrió cuando el gobierno federal anterior pagó por la incorporación de la Ciudad de México en la última cinta del espía más famoso de todos los tiempos, James Bond.
En un mundo conectado en lo económico y en lo financiero, las posibilidades de movimiento del capital y de las inversiones representan un reto tanto para los gobiernos como para los empresarios. Si una ciudad se vuelve popular, encarece su costo de vida y su costo de uso, pero no promoverla o situarla como un sitio atractivo para inyectar recursos la condena a la recesión.
Sin embargo, al analizar la mayoría de las variables de las ciudades mexicanas más grandes, las que cuentan con mayores ventajas turísticas, de ubicación, de clima o conectividad, el principal reto es vencer la inseguridad.
La violencia en las calles ahuyenta la inversión como ningún otro problema que tenga una metrópoli y en México se dejó que ésta se extendiera a rincones que antes eran sitios conocidos por su calidad de vida. Todos sabemos cuáles son, porque prácticamente son todos los Estados de la República.
¿Qué ocurrió para que llegáramos a esto? Uno de los factores más nocivos ha sido el tráfico de armas de fuego y la enorme disponibilidad que tenemos los civiles para adquirir una. Cifras públicas recientes confirman otra vez que la mitad de los homicidios dolosos son entre ciudadanos comunes por riñas, venganzas personales y motivos pasionales.
En la mayoría está presente el abuso en el consumo del alcohol, que es otro elemento nocivo, y una cultura y valores que ha deteriorado el tejido social y ha erosionado la confianza de la sociedad en autoridades e instituciones.
Sin querer sonar como disco rayado, estos niveles de violencia se alcanzan con un sistema alimentado de corrupción, impunidad y ausencia de la aplicación de la Ley, que no es mano dura, nada más la construcción de un Estado de Derecho donde todos recibamos justicia.
Desmontar el gran negocio del crimen y de la falta de seguridad no será sencillo, aunque es vital para que inversionistas, compañías y fondos volteen a ver a México como destino de mediano y largo plazo.
En este reto, la voluble percepción social puede ser una solución, si nosotros los ciudadanos modificamos un poco nuestra escala de prioridades, condenamos aquellas prácticas que tanto daño nos han hecho y nos organizamos mejor socialmente para evitar, desde lo civil, que el delito sea una forma de prosperar.
Posdata.- Escribo esto el día en que el Dr. Carlos Urzúa renunció a la Secretaría de Hacienda a través de una dura carta pública. Cabe el reconocimiento por la valentía y la congruencia profesional. Entra Arturo Herrera, otro destacado especialista en materia económica, que seguramente regresará la estabilidad que se perdió en estas horas. Mientras tanto, sociedad e iniciativa privada coincidimos en que debe haber responsabilidad en el manejo financiero.
*Líder de la sociedad civil y empresario. Durante ocho años encabezó el Consejo Ciudadano de la Ciudad de México, y presidió la Red Nacional de Consejos Ciudadanos A.C. Es miembro numerario de la Legión de Honor Nacional de México. Cuenta con cuatro doctorados Honoris Causa por su trayectoria como líder de la sociedad civil en México.
Fuente: expansion.mx
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