Enlace Judío México e Israel.- La fuerza aérea israelí no es suficiente. Y no está claro si los rusos podrían hacerlo, aun si estuvieran dispuestos.
JONATHAN SPYER
Israel ha emprendido al menos 200 operativos aéreos contra objetivos iraníes en Siria desde el año 2017. El jefe del Mossad, Yossi Cohen, dijo en una conferencia de seguridad en Hertzlia hace poco que el objetivo de Israel es hacer que Irán “llegue a la conclusión de que simplemente no vale la pena” continuar su proyecto en Siria.
El dominio evidente en inteligencia por parte de Israel en Siria es impresionante, como lo es la habilidad de sus pilotos. Pero si bien la fuerza aérea es un instrumento poderoso, es aplicable sólo a ciertas tareas. El proyecto iraní en Siria es amplio, profundo y multifacético. Algunos de sus elementos son agudamente vulnerables a la fuerza aérea, plantas de investigación, sitios de misiles, caravanas. Pero otros no lo son.
Irán está involucrado en una campaña amplia ideada para fusionar las estructuras bajo su mando con el propio Estado sirio. El objetivo, como en Líbano e Irak, es quitar cualquier línea fronteriza identificable entre el elemento controlado por Irán y la estructura de poder local. Irán tiene intención de implantar una especie de “estado profundo”, bajo su control, dentro de la maquinaria estatal existente.
En Siria, esta campaña incluye los siguientes elementos:
–El establecimiento de milicias reclutadas de entre la población siria. Estas incluyen formaciones tales como Quwat al-Ridha, Liwa al-Baqir y el Batallón 313. Estos órganos son reclutados y entrenados por el Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán en cooperación con la franquicia libanesa de Teherán, Hezbolá.
–El establecimiento de órganos modelados según la Basij de Irán--la temida y omnipresente fuerza de seguridad interna del régimen–dentro de las fuerzas de seguridad estatales oficiales de Siria. La Fuerza de Defensa Nacional es el órgano clave dentro de Siria: 90,000 a 100,000 integrantes, rastreados y entrenados por el CGRI, pero formando parte de las fuerzas armadas sirias.
–Apoyo, patrocinio y creación de alianzas dentro de las fuerzas armadas sirias. El CGRI ha formado relaciones directas y estrechas con algunos de los elementos más poderosos dentro del ejército árabe sirio. Tal vez el más notable sea la Cuarta División Blindada de Maher Assad, hermano menor del dictador Bashar Assad. La división es una de las unidades pretorianas del régimen de Assad.
-Esfuerzos para asentar a sus propios ciudadanos y a otros musulmanes chiíes no sirios en áreas anteriormente habitadas por sirios suníes.
Todo esto se suma a un proyecto iraní que se propone resultar en el control remoto a largo plazo de Siria desde Teherán. El proyecto no puede ser detenido solamente por medio del bombardeo aéreo.
En forma acorde, Israel espera persuadir a Rusia de ayudar a expulsar a los iraníes. La reunión la semana pasada entre los asesores en seguridad nacional de Estados Unidos, Israel y Rusia se enfocaron en Siria.
Rusia ciertamente tiene tanto poder como influencia en Siria. La fuerza aérea rusa salvó al régimen de Assad de la derrota probable a mediados del 2015. Según fuentes sirias, Bashar Assad prefiere la influencia rusa a la de Irán–consciente que si bien Moscú busca un socio pequeño y dócil, Teherán quiere un títere.
Los rusos tienen sus propias fuerzas clientes en el ejército sirio–las Fuerzas Tigre del Cnel. Soheil Hassan, actualmente involucrado en el intento de reducir a escombros a la provincia Idlib, son las principales entre ellas.
Hay pruebas de competencia ruso-iraní dentro de Siria. En enero, las Fuerzas Tigre y la Cuarta División chocaron abiertamente en la provincia de Aleppo. Los rusos están buscando colocar oficiales asociados con su propio interés dentro de formaciones alineadas con los iraníes. Una campaña rusa “anti-corrupción” se está enfocando en el círculo alrededor de Maher Assad, según fuentes sirias.
¿Pero asumirá seriamente Rusia asegurar el objetivo de Israel de una salida iraní completa de Siria? Casi con seguridad no. Ni Jerusalén ni Washington parecen estar ofreciendo a Moscú algo que constituya un incentivo suficiente para que Vladimir Putin se vuelva contra sus aliados. Y no hay ningún indicio de que el líder ruso sienta que debe un factor en este sentido, ya sea a Israel o a Estados Unidos. También es cuestionable si los rusos (o Assad) tienen siquiera la capacidad de arrancar la presencia iraní afianzada en Siria.
Es probable que Irán continúe su proyecto de vaciar Siria, y parece probable que Israel continúe sus ataques de precisión contra el hardware periférico de ese proyecto sin tocar su núcleo. Israel tiene en su fuerza aérea y servicios de inteligencia el martillo tal vez más rápido, poderoso y preciso en el Medio Oriente. Pero no todo lo que Irán está haciendo en Siria se parece a un clavo.
*Jonathan Spyer es director del Centro de Medio Oriente para Información y Análisis,
investigador en el Instituto Jerusalén para Estrategia y Seguridad y en el Foro de Medio Oriente. Es autor de “Días de la Caída: El Viaje de un Periodista en las Guerras de Siria e Irak.”
Fuente: The Wall Street Journal
Traducido por Marcela Lubczanski para Enlace Judío México.
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