¿Es antisemita América Latina?

Enlace Judío México e Israel.- Si bien la discriminación no llega a los niveles de otras regiones, preocupan expresiones y episodios de odio y violencia, especialmente en algunos países, así como el aumento de mensajes antisemitas en internet.

DEUTSCHE WELLE

Al cumplirse 25 años del aniversario del atentado a la AMIA, revive la discusión sobre la intolerancia y la discriminación en América Latina. ¿Son hechos aislados del pasado o se está incubando el germen del antisemitismo? Expertos en el tema, consultados por DW, analizan las tendencias actuales. “En Latinoamérica no tenemos un antisemitismo violento, físico, que en otros lugares está vinculado también a hechos terroristas. Hay episodios antisemitas y de discriminación, también hacia otros grupos, pero, en general, las comunidades judías pueden vivir libremente su religión”, señala Ariel Seidler, director de programas del Congreso Judío Latinoamericano.

En ello coincide Ariel Gelblung, representante del Centro Simon Wiesenthal en América Latina: “Prejuicios y mensajes de odio se encuentran en todas partes, en América Latina también, pero en general no es una región antisemita”. Una de las dificultades es que muchas veces se hace una equivalencia entre comunidad judía y Estado de Israel. Así, cuando hay conflicto en el Cercano Oriente, aumenta el antisemitismo en otros lugares del mundo, “pero estamos lejos de vivir lo que está sucediendo en Europa o Estados Unidos”, dice Gelblung, quien advierte que, “como cualquier tipo de odio, el antisemitismo no solamente viene de la derecha. También hay manifestaciones desde la izquierda y el centro”.

De acuerdo con el último índice de antisemitismo de la Liga Antidifamación (ADL), de 2015, en las Américas un 19 por ciento de la población adulta presenta actitudes antisemitas. La cifra es menor que la de otras regiones como Europa Occidental (24 por ciento), Europa del este (34 por ciento) y Cercano Oriente y África del Norte (74 por ciento).

En opinión de Seidler, en países como Paraguay, Cuba y Guatemala, en general el antisemitismo es muy bajo. “En Argentina, el país con la mayor población de judíos -alrededor de 200 mil, de los cuales entre el 85 y el 90 por ciento vive en la capital federal-, se promueve la convivencia, el diálogo interreligioso y hay una valoración positiva”, agrega.

Tensiones en Chile y Venezuela

Dos países representan casos aparte. “En Chile, las tensiones se vinculan principalmente al conflicto en el Cercano Oriente y muchas veces derivan en expresiones antisemitas”, indica Seidler. Aquí vive la mayor comunidad palestina fuera del mundo árabe, de unas 400 mil personas según Gelblung. “Desde 2015 se experimenta un aumento del hostigamiento hacia la comunidad judía, que tiene menos de 15 mil habitantes. En una alianza con la izquierda, la dirigencia de la Federación Palestina está trasplantando el conflicto del Cercano Oriente a los barrios de Santiago y ha transformado una posición de antisionismo en una antisemita”, apunta.

El representante del Centro Simon Wiesenthal dice que puede haber críticas a la política de determinado Gobierno de Israel, pero esto no debiera traer discriminación hacia personas de la comunidad judía. “Un chico judío entra en la universidad y en seguida le hacen sentir toda la hostilidad, como si fuese el culpable de matanzas que ocurren en otra parte del mundo. Hay declaraciones en el Congreso, manifestaciones en las calles, piden no tener encuentros deportivos contra el club del estadio israelita… situaciones que no son deseables en una comunidad democrática que pretende convivir en la diversidad”, dice.

En Venezuela, en tanto, “durante el Gobierno de Hugo Chávez hubo antisemitismo como política estatal, lo que redujo la colectividad judía, que tenía más de 20 mil habitantes, a menos de dos mil, en menos de 20 años”, asegura Gelblung, quien relata que en ese período se registraron ataques a sinagogas, expropiaciones de bienes de miembros de la comunidad judía, agresiones y se trataba a los judíos como extranjeros. Esto último contribuye fuertemente a la discriminación, indican los expertos. “Una de las formas de antisemitismo y de cualquier discriminación a las personas por su origen, es entender que el otro es un extranjero”, dice Gelblung.

“Donde el antisemitismo se expresa con mayor fluidez es en internet”, advierte Seidler. El experto dirige un análisis de los mensajes a través del Observatorio Web. Mientras las manifestaciones de antisemitismo en la calle mantienen un nivel estable, se nota un aumento online, en términos cualitativos y cuantitativos.

“Cada vez se manifiesta en mayor cantidad. No en niveles que nos preocupen, pero sí podría ser un caldo de cultivo. El caso más extremo y concreto es el de David Fremd, que en 2016 fue asesinado en Paysandú, Uruguay, por un hombre convertido al islam. Por medio de pericias en su computadora se encontró una serie de materiales violentos en las redes”, dice Seidler.

El nuevo estudio del Observatorio Web, de los medios argentinos con mayor tráfico online, muestra que en notas vinculadas a la comunidad judía, uno de cada cuatro comentarios de los usuarios tiene connotación antisemita. Cuando ocurren hechos particulares, relacionados con esta comunidad, esos comentarios suben a uno de cada dos. Igualmente, cuando hay un hecho terrorista en Europa adjudicado a un grupo musulmán, los comentarios negativos llegan al mismo porcentaje. “La vida online refleja la discriminación que sufren estos grupos”, apunta Seidler.

En YouTube se observa un incremento de visualizaciones de videos de contenido discriminatorio, que son valorados positivamente en una relación de cuatro a uno. “No quiere decir que todo usuario tiene esa opinión, pero hay una participación más activa en sentido antisemita”, alerta Seidler. También el análisis de las publicaciones en Twitter muestra un crecimiento paulatino de contenido antisemita y una disminución de los tuits con valoración positiva de la comunidad judía.

Seidler advierte que una particularidad de los contenidos online es que permanecen en internet y muchas personas pueden llegar a ellos de manera fortuita. Al cumplirse un nuevo aniversario del atentado a la AMIA, los expertos reiteran la necesidad de justicia. “Un episodio antisemita es que el mayor actor terrorista ocurrido en la Argentina, tras 25 años, no ha sido resuelto. En el imaginario de mucha gente todavía existe la idea de que este fue un ataque a la comunidad judía y no a la Argentina. En tanto es pensado de esa manera, es muy difícil que el país asuma que debe resolverlo”, subraya Gelblung.

 

 

Fuente: cciu.org.uy

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