Los Estados del Golfo y la nueva Ruta de la seda

El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, y el presidente de China, Xi Jinping, se reunen con lideres empresariales en el Gran Palacio del Pueblo en Beijing, China, el 9 de noviembre de 2017. (Foto: REUTERS / Damir Sagolj / File Photo)

Enlace Judío México e Israel.- El declive relativo de la hegemonía y el poder de Estados Unidos en el Golfo Pérsico y el surgimiento de China, que busca un papel significativo en la región, están alterando las percepciones regionales del equilibrio de poder. En consecuencia, los Estados del Golfo han comenzado a buscar formas de reforzar sus vínculos con Pekín, así como con otras potencias, para fortalecer sus posiciones en un entorno geopolítico cada vez más vulnerable. Estos estados están decididos a preservar su alianza estratégica con los EE.UU., pero también buscan protegerse contra las amenazas que emanan de las crisis regionales y las competiciones de poder.

MORDEJAI CHAZIZA

La empresa diplomática y económica más importante de China en el siglo XXI es la Iniciativa Belt and Road (BRI), el principal esfuerzo de política exterior del presidente Xi Jinping. Se compone de dos componentes: el Cinturón Económico de la Ruta de la Seda (SREB) y la Iniciativa de la Ruta de la Seda Marítima del siglo XXI (MSRI). El primero vincula a Beijing con Asia Central, Oriente Medio y Europa en tierra, mientras que el segundo une las principales rutas comerciales marítimas de África, Europa y Oceanía, así como el sur y sureste de Asia.

Los dos esquemas son inseparables, y el objetivo de China es su implementación paralela. Cada componente tiene el potencial de transformar el panorama geopolítico global a través de la construcción de proyectos de infraestructura interrelacionados, incluidos puertos aéreos y marítimos, autopistas, ferrocarriles de alta velocidad, tuberías y caminos de camiones.

El alcance del BRI es vasto, cubriendo más de 72 países a lo largo de siete corredores. El BRI cubre dos tercios de la población mundial, el 40 por ciento del PNB global y un 75 por ciento de las reservas de energía conocidas. Por lo tanto, esta gran ambición requerirá importantes recursos (tecnológicos, humanos, financieros y políticos) a nivel mundial si se quiere realizar.

Dado que se pretende que el BRI se extienda por Asia, África y Europa, vinculará directamente las economías de Asia oriental con Asia occidental y más allá con las economías europeas. La inversión global en infraestructura necesaria para respaldar las tasas de crecimiento económico que se esperan actualmente es de entre $ 3.3 mil millones y $ 6.3 mil millones anuales. El BRI tiene el potencial de establecer un nuevo orden no solo en Eurasia sino en todo el sistema internacional.

Las rutas de la seda y las rutas terrestres y marítimas se entrecruzan en Medio Oriente, un área que contiene diversos elementos humanitarios, religiosos y étnicos, en los cuales el sector energético desempeña un papel importante. Como zona rica en energía, la región jugará un papel decisivo en la construcción del BRI. También participará en la coordinación de la seguridad, la cooperación económica y los intercambios culturales en el marco de BRI. Por lo tanto, el gobierno chino tiene razones para prestar mucha atención a Medio Oriente durante la construcción de la visión de Belt and Road.

Medio Oriente se encuentra en el corazón geográfico del BRI de China. No solo los tres continentes de Asia, África y Europa se cruzan allí, sino que los cinco mares (el Mediterráneo, el Rojo, el Árabe, el Caspio y el Negro) también convergen allí. Contiene los cuatro canales estratégicos marítimos del Bósforo, los Dardanelos, Bab al-Mandeb y Ormuz.

Se puede hacer referencia a los estados del Golfo como el núcleo de la región, ya que son los países más influyentes en Medio Oriente. La ubicación ventajosa, la generosa dotación de recursos naturales y el enorme potencial de industrialización hacen de la región del Golfo una importancia estratégica suprema para la implementación del BRI. Como dijo Xi en la 6ª Conferencia Ministerial del Foro de Cooperación entre los Estados Árabes y China en junio de 2014, los países regionales son “socios de cooperación natural en la construcción conjunta del BRI“.

Los Estados del Golfo anhelan el desarrollo social y económico y la industrialización acelerada para aliviar los conflictos internos y evitar que se queden atrás en la ola de la globalización. Con este fin, han estado desplegando activamente ambiciosos planes de desarrollo para lograr la transformación económica y reducir su excesiva dependencia del petróleo. Estos planes incluyen la Visión 2030 de Arabia Saudita, la Visión 2021 de los Emiratos Árabes Unidos, la Visión 2020 de Omán, la Visión 2035 de Kuwait y la Visión 2030 de Qatar y Bahrein. Estos países se esfuerzan por lograr un desarrollo sostenible mediante la privatización y el desarrollo de industrias no petroleras. Estos ambiciosos planes de desarrollo regional y la visión BRI de China han convergido en un camino de desarrollo económico común, y su sinergia estratégica traerá nuevas oportunidades para ambas partes.

Los Estados del Golfo son socios críticos y desempeñarán un papel importante en la implementación exitosa del BRI debido a su ubicación geoestratégica, a las enormes reservas de petróleo y gas, y al crecimiento económico rápido y constante con la rápida expansión del mercado para consumidores y mercancías, de los cuales China tiene en abundancia. La inversión china en proyectos de infraestructura y construcción en el marco del BRI se está convirtiendo en un tema clave en las relaciones diplomáticas y podría crear nuevas oportunidades para asociaciones energéticas y económicas en sectores prometedores entre China y los estados del Golfo.

El BRI podría conducir a una transformación histórica y drástica en la región del Golfo Pérsico, un cambio que podría tener un significado global, no solo regional. Sin embargo, el Golfo también está lleno de conflictos étnicos y políticos, terrorismo y fanatismo religioso. La turbulencia regional y la rivalidad política crean desafíos impredecibles que podrían descarrilar la realización del BRI. China tendrá que sopesar la medida en que la iniciativa empodera a sus rivales o amenaza sus relaciones con poderes externos.

El Dr. Mordechai Chaziza tiene un Ph.D. de la Universidad de Bar-Ilan y se especializa en relaciones exteriores y estratégicas chinas.

Una versión de este artículo fue publicada originalmente por el Centro BESA.

Fuente: The Algemeiner – Reproducción autorizada con la mención: ©EnlaceJudío

 

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Silvia Schnessel: Silvia Schnessel es corresponsal de Enlace Judío en España. Docente y traductora, maneja el español, el hebreo, el francés, el inglés y el catalán. Es amante del periodismo, del sionismo y de Israel.