Pongan en evidencia a Irán con una oferta de energía nuclear

Enlace Judío México e Israel.- El régimen iraní anunció recientemente su decisión de producir material fisible con una pureza de más del 4.5%. El programa nuclear de Irán está nuevamente en marcha. En verdad, nunca se detuvo, contrariamente a los informes candentes de los medios y esfuerzos por parte de algunos líderes occidentales por dar vuelta a lo que el régimen estaba haciendo.

LINDSEY GRAHAM Y JACK KEANE

En virtud del acuerdo nuclear con Irán, el Plan Integral de Acción Conjunto, los iraníes podrían aumentar rápidamente y fácilmente desde los niveles de enriquecimiento necesarios para la energía nuclear pacífica a los niveles necesarios para hacer una bomba. La cláusula de expiración a los 10 años permitió a Irán regresar a enriquecer uranio a cualquier nivel.

El acuerdo tampoco restringió el programa de misiles balísticos de Irán, lo cual le da un camino para lanzar una bomba nuclear. Todo esto, combinado con un régimen de inspección increíblemente débil y el silencio completo del acuerdo sobre el patrocinio del terrorismo por parte de Teherán, hizo del JCPOA, como lo dijo correctamente el presidente Trump el año pasado, un “acuerdo sesgado que no debió haber sido hecho nunca, jamás.” Nosotros apoyamos su decisión de retirarse de él.

Pero con o sin el JCPOA, EE.UU. aún tiene que lidiar con la ambición de Irán de adquirir un arma nuclear. Si tiene éxito, los Estados árabes tratarán de adquirir las suyas propias. La proliferación nuclear a través del Medio Oriente sería una situación de pesadilla para el mundo.

Pero antes de que lleguemos al punto en el cual es inevitable el conflicto militar, esperamos que el gobierno de Trump considere una propuesta simple y clara. Se podría permitir a Irán—en concierto con sus vecinos árabes—operar reactores y producir energía nuclear. Si Irán quiere energía nuclear pacífica, bien. Pero bajo este plan, el régimen no tendría la capacidad de enriquecer, reprocesar o fabricar su propio combustible nuclear.

Como los iraníes no confían en EE.UU, otros países—Rusia, China, Estados europeos —podrían suministrar las barras de combustible para producir energía nuclear pacífica. Estados Unidos podría comenzar a suministrar barras de combustible para reactores nucleares a lo largo del mundo árabe. Docenas de naciones ya operan bajo marcos nucleares similares.

En virtud de esta propuesta, Irán podría convertirse en una nación con energía nuclear legítima, con todos los beneficios, de seguir las normas internacionales. Pero bajo ninguna circunstancia sería permitido enriquecer material nuclear para el propósito de construir un arma. Si los iraníes rechazaran esta propuesta, eso diría al mundo todo lo que tenía que saber acerca de sus intenciones.

Si Irán aceptara, sin embargo, EE.UU. lograría los objetivos mellizos de evitar la guerra y negar a los ayatolas la posibilidad de construir un arma nuclear. Pero los negociadores deben enfrentar la probabilidad de que los iraníes no quieran un programa nuclear pacífico. Una y otra vez ellos han engañado a los inspectores, mintieron a los observadores internacionales y presionaron con su programa nuclear y de envío de misiles.

Cualquier nuevo acuerdo con Irán debe hacer también lo que el JCPOA ni siquiera intentó: requerir que Irán detenga su apoyo al terrorismo y esfuerzos por desestabilizar a sus vecinos regionales.

Nosotros aplaudimos a Trump y su postura dura contra el régimen iraní. También aplaudimos su respuesta seria y medida a las numerosas provocaciones iraníes. Pero es hora de poner una opción ante los iraníes. Instamos a nuestros socios europeos a trabajar con la administración de EE.UU. para formar una propuesta realista que prepare el terreno para un futuro de estabilidad y paz entre Irán y el mundo. Veamos si los iraníes quieren lo que afirman querer: una solución pacífica.

*Lindsey Graham es senador republicano de Carolina del Sur. Jack Keane es un general retirado, fue el vicejefe del Ejército y es director del Instituto para el Estudio de la Guerra.

Fuente: The Wall Street Journal
Traducido por Marcela Lubczanski para Enlace Judío México