Enlace Judío México e Israel.- El “Acuerdo del Siglo” y la conferencia de Bahréin muestran que Arabia Saudita y los Estados del Golfo, como otros países islámicos, no tienen razón real para oponerse, ya sea a relaciones normales con Israel o a un acuerdo dirigido a mejorar las vidas de los palestinos. Los palestinos, sin embargo, no están interesados en un acuerdo de paz sino más bien en mantener el status quo de una lucha en curso contra la “entidad sionista.”
TENIENTE CORONEL (RES.) DR. SHAUL BARTAL
En los últimos años, en medio de rondas de combate en Gaza (de las cuales las más notables fueron Operación Plomo Fundido [2008-09], Operación Pilar de Defensa [2012], y Operación Escudo Defensivo [2014]), el conflicto ha sido manejado “cortando el pasto” cada tantos años. El comportamiento continuo de Hamás y la Yihad Islámica indica que la calma aparente es sólo apariencia. Cada semana ve incidentes violentos, incluido el depósito de dispositivos explosivos en las arterias de tráfico de los soldados de las FDI, lanzamiento de piedras, arrojar explosivos, el uso de fuegos artificiales y bombas de nafta, el incendio de tramos considerables de tierra con cometas y globos incendiarios, etcétera. Las organizaciones palestinas siguen estos hechos y los promocionan como parte de su “resistencia” generalizada a la “ocupación” israelí. La “resistencia,” al-muqawama, llega al foro en todos los escenarios: Jerusalén, la Margen Occidental, Gaza, y en huelgas de hambre por parte de terroristas encarcelados.
Por ejemplo, una publicación de la Yihad Islámica del 30 de junio del 2019, dice en la página de noticias que “en esta semana fue asesinado un shahid [Muhammad Samir Abeed de Issawiya en Jerusalén] y docenas fueron heridos en 102 enfrentamientos con la ocupación. Las pérdidas del enemigo son sólo ‘cuatro sionistas heridos.’” Desde fines del mes pasado, con el estallido de incidentes violentos en Issawiya, han sido heridos 106 palestinos. La lista de lugares en los que han ocurrido choques refleja un embate masivo de globos incendiarios y bombas Molotov: Jabaliyah oriental, Gaza oriental, el campamento al-Bureij, Rafah oriental, Bet El, Jabel Mukaber, A-Tur, Issawiya, Eshkol, y otras partes. La publicación de la Yihad Islámica hace hincapié en llamar a las comunidades israelíes mughtasbah – “lugar del opresor,” o “lugares robados.” No hace ninguna diferencia si el lugar es Sderot, Eshkol, o comunidades cisjordanas como Bet El y Pasgot. Según la terminología palestina e islámica, es todo robado, sin ninguna conexión con alguna Línea Verde imaginaria.
Los enfrentamientos más recientes constituyen el pico de la ola de protestas contra el “Acuerdo del Siglo” que la administración Trump está tratando de promover como un proyecto posible para la paz. La cumbre exitosa en Bahréin puede haber creado incentivos económicos, pero también alentó a los elementos que se oponen a la paz, con los elementos islámicos en primer plano. No es sólo la Autoridad Palestina la que rechaza el acuerdo sino también Hamás y la Yihad Islámica, que lo consideran un intento por enterrar el problema palestino por un puñado de dólares. “¿No es claro como el sol para nuestro pueblo palestino y para nuestra nación árabe islámica y para los pueblos libres que el Acuerdo del Siglo debe ser rechazado?” preguntó retóricamente el nuevo líder de la Yihad Islámica, Ziad Nakhaleh. Khaled Mashal, ex jefe de la Oficina Política de Hamás, afirmó de igual manera que “el Acuerdo del Siglo será juzgado un fracaso y no tiene ningún futuro.”
El pecado original fue y sigue siendo el establecimiento del Estado de Israel. En el discurso de Nakhaleh el 25 de junio, él lo dijo claramente: “El movimiento sionista y sus aliados en el Occidente planearon y tuvieron éxito en persuadir a algunos de nosotros de reconocer al enemigo y entregarle la gran parte de Palestina que es llamada Israel.”
El problema es la normalización. Parte del mundo árabe ha sido persuadido de que tiene sentido reconocer al Estado de Israel dentro de ciertas fronteras. Nakhaleh ve a la Margen Occidental como la base y eje del estado judío, la cual se propone, bajo fundamentos tanto religiosos como prácticos, completar su “judaización” y hacerla parte de Israel. De ahí que el líder de la Yihad Islámica proclama que su organización rechaza el plan – “No estado y no paz.” “No tomaremos el veneno del plan,” declaró. “El enemigo no quebrará nuestra voluntad porque todos nosotros somos insurrectos o musulmanes.” Todos nosotros–o sea, todos los musulmanes.
Él plantea el caso con claridad perfecta: “Nosotros como musulmanes no queremos ningún plan o acuerdo sino sólo la continuidad del conflicto por muchas generaciones sin ningún compromiso entre nosotros y la parte que es llamada Israel.”
Una manifestación concreta de esta postura de rechazar la normalización puede ser vista en los hechos que rodean la muerte de Muhammad Samir Abeed en Jerusalén a fines de junio. Abeed era un agente del Frente Democrático para la Liberación de Palestina que pasó tiempo en prisión por actividades anti-israelíes; él disparó petardos directamente a una patrulla de la Guardia Fronteriza en su pueblo, poniendo sus vidas en peligro. En una proclama emitida por el Frente Democrático, éste se enorgulleció “en todas las palabras de elogio y exaltación de su shahid, el prisionero liberado, mártir de la resistencia al Acuerdo del Siglo y de defender a Jerusalén contra la israelización y judaización.”
El Frente Democrático, como la Yihad Islámica y otras organizaciones, subrayó la razón para la lucha. La yihad continúa a fin de oponerse a la normalización de Israel.
El Acuerdo del Siglo y la conferencia de Bahréin indican que, en un cierto sentido, la cuestión palestina se ha vuelto anacrónica. Para Arabia Saudita y los Estados del Golfo, y para no pocos países islámicos, no hay ninguna razón real para oponerse a la normalización con Israel, cuya capital es Jerusalén. Tampoco estos países tienen alguna razón para oponerse a un acuerdo de paz destinado a mejorar las vidas de los palestinos.
Los palestinos, sin embargo, no están interesados en un acuerdo de paz. Es conveniente para ellos mantener el status quo de una lucha en curso contra el enemigo sionista, ya sea por motivos religiosos o nacionalistas. Los líderes y empresarios que se reunieron en Bahréin pueden esperar un futuro mejor para los palestinos, pero llevar un caballo al agua no necesariamente puede hacerlo tomar.
*El Coronel (res.) Shaul Bartal es asociado de investigación en el Begin-Sadat Center for Strategic Studies.
Fuente: The Begin-Sadat Center for Strategic Studies
Traducido por Marcela Lubczanski para Enlace Judío México.
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