Enlace Judío México e Israel.- Para su debut fuera de los escenarios de Broadway, Lexi Rabadi sabía que no sería fácil. Tenía que retratar a una figura icónica de la que nunca había oído hablar: Jana Senesh. Aprender a hablar en un dialecto húngaro, cantar en hebreo, tener escenas en las que interpretara a alguien que la duplica en edad y memorizar líneas para un espectáculo de una sola mujer que continuaría por 90 minutos
ALAN ZEITLIN
Ningún problema.
En Hannah Senesh: A Play With Music and Song en el Museo de la Herencia Judía en Manhattan, Rabadi acusa el papel de una mujer que decide que debe arriesgar su vida por la causa en la que cree.
Escrita y dirigida por David Schechter y producida por el Teatro Nacional Yiddish Folksbiene, la obra se basa en los poemas y el diario de Senesh, quien emigró de Hungría a Palestina en 1939.
En 1944, después de unirse al ejército británico, se lanzó en paracaídas a Yugoslavia con la intención de ayudar a partisanos y judíos, y encontrar a su madre. A pesar de saber que Hitler había ocupado Hungría, cruzó la frontera, fue capturada y asesinada por un pelotón de fusilamiento a la edad de 23 años.
Rabadi, de 25 años, dijo que “el único lugar en el que me sentí presionando por el resultado de este proceso fue solo para contar su historia, hacerle justicia y transmitir el legado de la manera correcta“.
Graduada de la Universidad Pace, Lexi dijo que cree que la historia de Senesh debería enseñarse en las escuelas dada la naturaleza heroica y el coraje del personaje de la vida real.
“La cualidad más admirable es que es capaz de encontrarse en este mundo que aparentemente ha perdido la cabeza, y todo el resto del mundo se esconde del miedo o actúa por odio“, dijo Rabadi.
Rabadi agregó que aunque no está segura de si sería lo suficientemente valiente como para arriesgar su vida como hizo Senesh, conectó con el personaje, que quería traer justicia al mundo y también ver su tierra natal.
Rabadi, cuyo padre creció en Jordania, pudo ver dónde vivía.
“Fue absolutamente inolvidable“, dijo. “Siempre oí a mi papá contar historias. Vivió allí hasta los 17 años … Estar allí fue la primera vez que se puso todo a foco. Mi padre creció aquí en este suelo de tierra enmarañado bajo este sol abrasador, en una casa de una habitación y en una escuela de una habitación. Esto es parte de su historia, lo que la convierte inevitablemente en mi historia. La parte donde Jana pisa por primera vez Palestina, siempre pienso en caminar por las calles de Jordania, donde mi padre creció por primera vez, sintiendo que es aquí adonde pertenezci. Esta es mi gente“.
Rabadi dijo que no prescribe ninguna religión, sino que es espiritual. Ella también canta en la obra y tiene la voz de un ángel.
Rabadi se lanza al papel a toda máquina, y en una escena en la que hace flexiones perfectas, abdominales y corre, podemos ser transportados a un mundo en el que está tratando de prepararse para algo que nadie puede estar verdaderamente preparado
Es una obra de teatro para aplaudir.
Fuente: The Algemeiner – Reproducción autorizada con la mención: ©EnlaceJudío
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