El dinamismo de la historia

Enlace Judío México e Israel – Muchos historiadores definen la Edad Media como una época oscura y sin progreso, pero esta definición no aplica de igual manera para la historia judía, que inclusive, no se le conoce con ese nombre sino como: la era de transición. 

MARGARETH MICHAN PARA ENLACE JUDÍO

La periodización de la historia es una metodología que permite englobar características de una época en una determinada zona geográfica; la ventaja de esto es que se puede comprender de forma general el periodo que se estudia. La desventaja es que se simplifican los hechos y se pierden las particularidades. 

El concepto de Edad Media en la visión eurocentricista se refiere al periodo entre la edad antigua y la edad moderna, de ahí su nombre. Las sociedades feudales, los castillos, los caballeros, el poder de la Iglesia y las explicaciones religiosas son algunas de las características, además del poco progreso en las investigaciones científicas, comunidades rígidas y estáticas en su movilidad, manifestaciones artísticas en colores oscuros y de temas religiosos, son otras de las particularidades. 

Para la historia judía esta situación es distinta, ya que en este periodo de tiempo se sitúa la edad de oro del judaísmo español, que comprende varios siglos de convivencia pacifica y armónica entre judíos, cristianos y musulmanes bajo el dominio de los califatos musulmanes. 

No podemos simplificar un periodo tan amplio de la historia, ya que depende del lugar y el momento histórico al que nos queremos referir, pero, la edad de oro coincide históricamente con la edad media de la historia universal, y se caracteriza por ser un periodo de tiempo pacifico de vida en comunidades autónomas que vieron nacer grandes figuras como Yehuda Halevi, Benjamin de Tudela, Abraham Ibn Ezra, Shmuel Ha Nagid, Hasdai Ibn Shaprut, Isaac Abravanel y por supuesto Maimónides. Aportaciones filosóficas, médicas, de literatura, de geografía o religión que seguimos estudiando siglos después se gestaron en Sefarad durante esos siglos.

Este aparente paralelismo histórico me lleva a pensar cómo generalizamos nuestra vida, a las comunidades y a las sociedades; buscando etiquetar en dos o tres características, a veces ciertas y otras llenas de prejuicios, perdiendo la riqueza de los detalles y la realidad global que es mucho más amplia. 

También tendemos a pensar que las cosas son como las conocemos y que no pueden ser distintas. Por ejemplo, el conflicto con los árabes en Medio Oriente es mucho más corto de lo que fue el periodo de convivencia y armonía que tuvimos, ya que al igual que en Sefarad, hubieron varios lugares de convivencia y el progreso. Los árabes musulmanes eran un pueblo culto que dominaba y permitía la estancia a pueblos monoteístas que llamaban dhimmi, o tolerados, a cambio de un impuesto. 

No voy a negar que había una situación discriminatoria a los dhimmi, pero vivían más seguros que en los reinos dominados por los cristianos en ese mismo periodo de tiempo.

Esta situación después cambio por muchas circunstancias y hechos que sucedieron, entre ellos, a mi parecer, la creación del Estado de Israel, que nos colocó como pueblo independiente y no subordinado, razón de peso para un dramático cambio en la relación.

Las cosas cambian, se modifican con el tiempo, las interacciones y las circunstancias. Hoy la tensión con los países árabes (no todos musulmanes) que rodean Israel es tensa y conflictiva, claro esta que ahora no somos subordinados sino vecinos. 

También cambiaron las circunstancias en España. Con la expulsión en 1492 después de varios siglos de haber vivido ahí, finalizó la vida judía en España. Algunos historiadores lo comparan con la destrucción del 2° Beth Hamikdash—el exilio del año 70.

Pero la historia no termina ahí. Seis siglos después, muchos judíos están tramitando su nacionalidad española porque Sefarad reconoce esa estancia del pueblo judío en el pasado. Así como este fenómeno hoy esta ocurriendo, puede ser que también volvamos a interactuar de forma pacifica con los árabes que nos rodean. 

En fin… nada es para siempre, nada es tan simple y difícilmente podemos prever el futuro.

 


Las opiniones, creencias y puntos de vista expresados por el autor o la autora en los artículos de opinión, y los comentarios en los mismos, no reflejan necesariamente la postura o línea editorial de Enlace Judío.

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