Enlace Judío México e Israel.- Bernie Sanders es un hombre de 77 años de edad, con un pronunciado acento neoyorquino, senador y candidato demócrata a la presidencia de los Estados Unidos de América (EUA).
ANDRÉ MOUSSALI PARA ENLACE JUDÍO MÉXICO
Sanders es además un judío cuyo padre emigró de Polonia, donde los nazis y muchos de sus aliados polacos diezmaron a la población judía durante el Holocausto. El hermano de Bernie, Larry, ha contado que su padre y su tío emigraron a EUA, y que el resto de la familia murió en Europa durante los seis años de guerra. Bernie ha dicho que su herencia judía le mostró la importancia de la política a una edad muy temprana.
Según declaró, “un tipo llamado Adolf Hitler ganó una elección en 1932 y luego, como consecuencia de ello, 50 millones de personas murieron en la Segunda Guerra Mundial, incluidos 6 millones de judíos. Entonces, lo que aprendí de pequeño es que la política, de hecho, es muy importante”.
Bernie estuvo en Israel y trabajó en un kibutz (granja agrícola) durante varios meses, y después regresó a EUA. A pesar de su estancia en Israel y de haberse dado cuenta del conflicto entre árabes y judíos, o más bien entre israelíes y palestinos, él llegó a la conclusión de que “Israel debe tener el derecho de existir en paz y seguridad, así como los palestinos deben tener el derecho a una patria donde ellos, y sólo ellos, controlen su política y su economía. Soy una persona 100% pro israelí, pero a la larga vamos a tener que tratar al pueblo palestino con respeto y dignidad”.
Para Sanders, la solución del conflicto es la creación de un Estado palestino, y espera que Estados Unidos ayude a negociar la creación de dos Estados y trabaje con la comunidad internacional para poner fin al bloqueo de Gaza, resolver la disputa por las fronteras de Cisjordania y permitir “que tanto el pueblo israelí como el palestino vivan en paz”. Bernie condena además el uso de la violencia por ambas partes para adquirir ventajas en las negociaciones de paz. “El odio, la violencia y la pérdida de vidas que definen este conflicto, hacen que vivir una vida ordinaria sea una lucha constante para ambos pueblos. Debemos trabajar con los líderes israelíes y palestinos que están comprometidos con la paz. Una solución de dos Estados debe incluir compromisos de ambas partes para lograr una paz justa y duradera en la región”.
Bernie cree también que las dos partes deben reconocer sus faltas y el derecho del otro a existir, para llegar a la resolución del conflicto. Él ha condenado las acciones violentas de Hamas, que ha sido calificada como una organización terrorista extranjera por el gobierno de Washington desde 1997.
Distingue entre las tácticas de Hamás y el pueblo palestino, y ha apoyado la legislación estadounidense que brinda ayuda a los civiles palestinos. Aunque apoya al estado de Israel, “no es un gran admirador del actual primer ministro Benjamín Netanyahu, y de las tácticas que utiliza para abordar los problemas en la región del Medio Oriente”. Sanders está del lado del pueblo de Israel, pero no de su gobierno actual. Y no sólo está en contra del gobierno israelí, sino también de organizaciones judías como AIPAC (American Israel Public Affairs Committee).
Bernie reconoce que la situación en Gaza, con un alto desempleo y fronteras cerradas, es problemática: “Si el 60% de los jóvenes no tienen trabajo y no pueden salir del país, ¿qué crees que va a suceder el próximo año y el siguiente?”. Ha declarado que consideraría utilizar los 3.8 mil millones de dólares de ayuda militar que EUA da a Israel cada año como palanca para exigir conversaciones y garantizar los derechos políticos de los palestinos. Según él, Netanyahu es un político de derecha que está tratando al pueblo palestino de manera injusta.
Además de las críticas a Netanyahu, Sanders ha criticado al gobierno israelí afirmando que Israel “está ahora dirigido por un gobierno derechista, me atrevo a decir que racista”. No está de acuerdo con el enfoque hacia Irán, que considera innecesariamente antagónico. Netanyahu cree que las sanciones contra Irán deben continuar, como lo está haciendo ahora el gobierno de Trump.
Bernie también ha estado en contra del traslado de la embajada de EUA a Jerusalén. Según él, ese traslado debilita dramáticamente las perspectivas de una paz israelí-palestina, y quizá es una medida irreparable que daña la capacidad de los Estados Unidos para negociar la paz. Tal acción ha exacerbado las tensiones en una región altamente volátil. Sanders se ha comprometido a hacer retroceder la embajada estadunidense a Tel Aviv, si es elegido presidente. Según afirma, el apoyo a la campaña BDS (Boicot, desinversión y sanciones) está creciendo en los EUA, pese a que Israel se empeña en combatirla. Si bien él no apoya personalmente esta campaña, cree que las personas tienen derecho a boicotear y a participar en el activismo no violento “Si bien no apoyo el movimiento BDS, debemos defender el derecho constitucional de todos los estadounidenses a participar en actividades políticas. Para mí está claro que una ley en contra violaría los derechos de la Primera Enmienda de Estados Unidos”. Tal vez su amistad con Linda Sarsour, líder de BDS, ha influenciado su forma de pensar.
Así piensa el candidato judío Bernie Sanders de la política israelí y del apoyo que Estados Unidos le ha brindado. Imagino que tiene un pensamiento muy occidental y que, a pesar de haber estado en un kibutz durante su juventud, no ha sentido lo que sienten los israelíes que han tenido que lidiar a diario con ataques terroristas de individuos que asesinan y dañan a todo judío que vive en el Estado de Israel. Los árabes no entienden más que a palos.
Sanders vive en su torre de marfil, a 10,000 km de distancia, muy lejos de lo que confronta a diario la población judía de Israel. Es muy fácil para él juzgar y emitir sus conclusiones sobre el conflicto entre Israel y los palestinos, que no son occidentales. Tampoco ha tomado en cuenta los ofrecimientos que han hecho los primeros ministros israelíes que se han reunido con líderes palestinos como Yasser Arafat y Mahmoud Abbas, quienes estaban dispuestos a devolver el 98% del territorio conquistado por Israel después de la Guerra de 1967. Eso fue hace más de 50 años; lo que quiere decir que si una persona nació ese año, ya tiene esa edad, y ha vivido un conflicto permanente entre la población judía y palestina.
Los líderes palestinos constantemente se han negado a sentarse a negociar con los israelíes, porque para ellos es una discusión en el Souk Árabe. Y mientras más piden, más se les concede. Pero no se dan cuenta de que hay algo que los israelíes no pueden discutir, y es la seguridad y la vida de sus ciudadanos.
Sharon, que fue presidente de Israel y general de un ejército que ganó la guerra, les dio independencia a los palestinos en Gaza, para demostrarle al mundo que Israel no tiene ambiciones territoriales, y que está dispuesto a ceder territorios a cambio de paz. Sin embargo, ¿cuál fue el resultado? Ataques constantes y un terrorismo que no ha cesado durante décadas. Israel ha tenido que intervenir más de dos veces para controlar los ataques desde el territorio “liberado” de Gaza.
Sería un suicidio para Israel si continuara liberando territorio sin nada a cambio; entonces tendría ataques a todo lo largo y ancho de su territorio, y la vida de los israelíes sería un infierno diario.
Imagino que si la Ribera Occidental fuera desocupada, los palestinos serían gobernados por facciones terroristas como Hamas y Yihad Islámica, apoyadas por Irán y por todos aquellos que piensan que Israel debería ser borrado del mapa y su población aniquilada, o echada al mar, como han declarado y siguen declarando a diario aquéllos que piensan que Israel es un cáncer que debería de ser extirpado del Medio Oriente, incluidos todos los Ayatolas.
Pero a pesar de tantas amenazas, Israel y su población siguen creciendo, y siendo admirados por sus creaciones y aportaciones en los terrenos científicos, médicos y humanistas, y seguirán ganando premios Nobel, por hacer avanzar el bienestar del mundo.
Las opiniones, creencias y puntos de vista expresados por el autor o la autora en los artículos de opinión, y los comentarios en los mismos, no reflejan necesariamente la postura o línea editorial de Enlace Judío.
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