Enlace Judío México e Israel.- Voy a hacerte una pregunta confrontativa, y antes de responder trata de ser lo más sincero posible: ¿Eres realmente lo que querías ser cuando eras niño?
NADIA CATTAN
Veamos, cuando somos niños lo que hacemos una gran parte de nuestro tiempo es soñar. Los niños tienden a imaginar que son astronautas, bomberos o policías, mientras que las niñas toman un micrófono y se suben a su escenario de fantasía. Todo esto puede
darnos ternura y hasta un poco de risa, sin embargo, en esas inocentes fantasías está una verdadera vocación, un deseo genuino que debemos identificar, analizar y canalizar hasta materializarlo en una exitosa carrera profesional.
Poner atención a esos pequeños sueños vale la pena, pues el trabajo que realizamos día a día conforma un gran porcentaje de nuestra vida.
En una jornada regular, una persona puede pasar de 30 a 40 horas trabajando a la semana, y si le vamos a dedicar tanto tiempo a la misma situación, vale la pena que lo planeemos con muchos años de anticipación, pues de lo contrario terminaremos haciendo lo que podemos y no lo que queremos, lo que sucede en la mayor parte de la población.
Sí, lo sé, puedes decirme que la economía está difícil y que uno tiene que trabajar en donde encuentra mayor posibilidad de ganar dinero, claro, eso sucede cuando las exigencias de la vida nos llegaron cuando todavía no estábamos listos, entonces sí, efectivamente, terminamos tomando un camino distinto al que realmente hubiéramos querido. Si ya sucedió esto con nosotros, tan siquiera hagamos lo posible para que no suceda lo mismo con nuestros hijos.
Aquí algunos consejos:
1.-Mantente alerta.
Desde que los niños están en etapa preescolar empiezan a mostrar sus fortalezas y sus debilidades. En el salón de clases hay mucho material y cada objeto trabaja y estimula cierta parte del cerebro, aquellos objetos son mucho más que un juego. Es bastante común que en esta etapa, cada niño toma libremente el material con el que quiere trabajar, ¡ahí está la primera pista! Pregúntale a la maestra o si puedes ve tú mismo a observar. Investiga sus mayores habilidades y que una psicóloga te ayude a interpretar en qué se traduce esto en la vida profesional.
Cuando los niños van creciendo, sus gustos, habilidades y capacidades se van haciendo más evidentes. Yo sé que a veces parece que todos sus gustos se reducen a los videojuegos y a las redes sociales, pero no permitas que estos sean sus únicos pasatiempos, tú tarea es la de ayudarlos a descubrir, y para eso necesitas ponerlos en escenarios diversos. Si todos tus domingos los pasas en el restaurante y en el centro comercial no habrá nada nuevo
por experimentar, en cambio, si los llevas a museos, instituciones y provocas que conozcan a distintos tipos de personas descubrirás qué es lo que en verdad les apasiona.
Cuando yo era niña, en la década de los 80, la sensación era Bill Gates y sus nuevas computadoras, las cuales revolucionaron nuestra forma de vivir a partir de su creación. En mi salón de clases en primaria, a todos mis compañeros les encantaba la clase de computación, en la que aprovechaban para pintar, jugar y todas esas cosas maravillosas que se podían hacer con esa caja gris llena de tecnología. A mí, por otro lado, no me llamaba tanto la atención, lo que prefería era regresar a mi casa y ver a un hombre maduro de lentes y corbata negra que salía todas las noches en televisión, se llamaba Jacobo Zabludovsky y sin entender por qué ese hombre despertaba toda mi admiración. Más tarde, el periodismo fue mi camino, era, sin lugar a dudas, mi vocación.
Así que ponte atento, ¿Qué le gusta a tu hijo? ¿A quién admira? ¿Cuál es su mayor capacidad? Recuerda que tu tarea como padre es poner los escenarios necesarios para poder observar los resultados.
Algunos programas escolares de la red judía permiten a los niños de 3ero de preparatoria acudir con distintos profesionales para compartir con ellos un día de trabajo. La idea es maravillosa pero no tenemos que esperar a preparatoria para hacerlo, desde secundaria podemos mandar a nuestros chavos con distintos familiares por un día, así sabrán las diferentes tareas que tiene que desarrollar un arquitecto, un abogado o un comerciante. La información que nos arroja estos días de convivencia laboral es simplemente invaluable.
2.-Una vez que la fortaleza está al descubierto, hazla crecer.
Siempre que mis hijos me hacen una pregunta cuya respuesta desconozco les contesto: “investígalo”. Hoy por hoy, con un mundo de información al alcance de nuestras manos, no hay pretexto para quedarse con preguntas sin responder.
Investigar nos proporciona cultura y conocimiento, y con suerte, la respuesta obtenida nos llevará a más preguntas sucesivamente, sumergiéndonos en un mar de información que lentamente nos va diferenciando de los demás.
El tiempo libre no tiene por que ser tiempo muerto, las personas que han llegado muy alto utilizan el tiempo libre en aprender más sobre su especialidad, ojo, no dije la palabra “estudiar”. Existen los tiempos de trabajo y de estudio, pero el tiempo libre se debe de invertir en un entretenimiento que aporte algo a nuestra especialidad. Ejemplo, un estudiante de medicina pasa horas y horas estudiando, de vez en cuando llega el anhelado tiempo libre y sólo algunos lo aprovechan en aprender un poco más, por ejemplo, poner en la televisión algún documental referente a su especialidad. No están en clase, no están tomando apuntes, pero están aprendiendo algo nuevo de manera entretenida. Aunque parezca extraño, uno puede relajarse de manera productiva y las personas que lo hacen son las que destacan en la vida.
3.-Tu hijo ya puede empezar a trabajar, no importa su edad.
Tenemos la falsa creencia de que nuestros hijos deben de empezar a trabajar cuando estén en la universidad o aún después, pensar así es perder tiempo valioso, tiempo que no va a volver.
Desde secundaria los chavos pueden trabajar en algo que les guste dos o tres veces por semana. Mi intención con este consejo no es robar su adolescencia, sino que en algunos momentos de la semana tengan la oportunidad de conectarse al mundo laboral y descubran qué es lo que les gusta más, aunque no lo parezca es una gran oportunidad, ya que en esta etapa los chavos no tienen cuentas por pagar, pueden involucrarse como ayudantes de distintos profesionales para poder asomarse a un mundo que puede interesarles. Si después de una tarde laboral tu hijo regresa fascinado con el médico que acompañó esa tarde en su consultorio, o con los terrenos que visitó con el ingeniero o con los procesos que tuvo que hacer el comerciante para importar su mercancía, o con el diseño que están produciendo en esa agencia de publicidad ¡Bingo! ¡Tu hijo está viviendo un milagro! El milagro de encontrar su vocación profesional, y sí, es un milagro porque no todos lo logran, por eso repito que tú ayuda como madre o padre es trascendental.
Si tu trabajo te aburre y cada fin de semana sufres con la llegada del lunes, haz por tus hijos algo distinto, ayúdales a enseñarles las opciones para que ellos elijan el mejor camino. Trabajar en algo que disfrutas te cambia la rutina, bien dicen que “el que trabaja en algo que le gusta nunca tiene que trabajar en la vida”.
Las opiniones, creencias y puntos de vista expresados por el autor o la autora en los artículos de opinión, y los comentarios en los mismos, no reflejan necesariamente la postura o línea editorial de Enlace Judío.
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