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domingo 22 de diciembre de 2024

Dejen de consentir a Javad Zarif

Enlace Judío México e Israel.- No hay nada ‘moderado’ acerca del ministro del Exterior iraní, quien ahora está amenazando a nuestro instituto de investigación.

MARK DUBOWITZ Y REUEL MARC GERECHT

El Ministerio de Asuntos Exteriores de Irán a menudo se ha encontrado en los márgenes del régimen. Sin duda, sus diplomáticos han hecho su parte: Ellos distribuyen de forma incansable propaganda antiestadounidense y antisemita, proporcionan valijas diplomáticas y ayuda logística a los agentes iraníes, y niegan y encubren operaciones letales. Pero los occidentales han estado generalmente dispuestos a eximir a los diplomáticos iraníes de la censura dañina si ellos parecen “moderados”. Estrechar la mano de la mujer, una sonrisa, un poco de ingenio, una voluntad de estar en la presencia de alcohol—los estadounidenses y europeos aprecian cuando los islámicos se comportan.

Esa disposición indulgente nunca ha estado más atrozmente en exhibición que en la manera en que las personas occidentales muy importantes tratan al ministro del exterior Javad Zarif, quien ha probado ser un factótum fiel del líder supremo Ali Khamenei y una doncella para el terrorismo. Fue típica la respuesta de Zarif a las acusaciones francesas de que un bombardeo frustrado a una gran concentración de un grupo de oposición iraní, en junio del 2018 en un suburbio de París, había sido planificado en Teherán. Zarif afirmó que el régimen “condena inequívocamente toda violencia y terror en cualquier parte, y está lista para trabajar con todos los preocupados por descubrir lo que es una estratagema de bandera falsa.” Esto después de que un oficial de la inteligencia iraní, bajo cobertura diplomática, había sido arrestado por complicidad y funcionarios de seguridad europeos señalaron con precisión al Directorio de Seguridad Interna del Ministerio de Inteligencia Iraní como cuartel general para la operación.

Ahora nosotros nos encontramos en la mira de Zarif. El Ministerio del Exterior declaró el sábado que la Fundación para la Defensa de las Democracias, y Mark Dubowitz personalmente, son culpables de “idear, imponer e intensificar los impactos del terrorismo económico contra Irán” e “intentar dañar seriamente y activamente los intereses de seguridad y vitales del pueblo iraní a través de medidas tales como inventar y difundir mentiras, alentar, proporcionar consultas, hacer lobby, y lanzar una campaña de calumnias.” La FDD está “sujeta a las sanciones que son permitidas por la ‘Ley sobre Contrarrestar la Violación de Derechos Humanos y Actividades Riesgosas y Terroristas de Estados Unidos en la Región.’” El miércoles, el Ministerio del Exterior iraní amenazó con sanciones contra personas de “varias nacionalidades que están trabajando con la FDD.” Declaró que “esta fundación es de hecho el brazo de diseño y ejecutor de la administración estadounidense.”

Las sanciones no son especificadas, pero la primera declaración del ministerio agrega: “No hace falta decir que esta medida será sin prejuicio de cualquier medida legal adicional que puedan tomar las otras instituciones y organizaciones administrativas, judiciales o de seguridad a fin de contrarrestar, enjuiciar o castigar a las personas arriba mencionadas o a sus otros colaboradores y cómplices iraníes y no iraníes.” No pensamos que Zarif planee demandar a la FDD o enviar una carta a Interpol. Técnicamente, según la ley citada contra nosotros, Zarif ya ha coordinado con el Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica y el Ministerio de Inteligencia de Irán en desarrollar sanciones contra la FDD.

La República Islámica no es la primera dictadura en tratar de intimidar a institutos de investigación política y eruditos.Y Zarif es difícilmente una figura todopoderosa en casa. Sospechamos que su decisión de amenazar a la FDD fue para mostrar alguna rectitud revolucionaria a aquellos en la élite gobernante que no están enamorados de él. Muchos están enojados por su falla en entender el sistema político estadounidense, el cual derribó el acuerdo nuclear del Presidente Obama.

Zarif y el presidente Hassan Rouhani habían vendido ese acuerdo como una victoria: A cambio de restricciones nucleares de corto plazo y limitadas, el Occidente levantaría las sanciones y Teherán obtendría acceso inmediato a decenas de miles de millones de dólares en moneda fuerte y acceso a plazo más largo a los mercados globales por cientos de miles de millones. Ali Akbar Salehi, el gurú nuclear de Irán educado en el MIT, entendió bien las enormes concesiones nucleares que estaba haciendo Washington en el acuerdo, pero el Zarif no entendió a Estados Unidos y la naturaleza, profundidad y política bipartidista de las sanciones estadounidenses contra Teherán.

Desde 1979, demócratas y republicanos por igual han estado enfrentando y comprometiéndose con la teocracia de Irán. Si Khamenei quiere a Zarif como su ministro del exterior, entonces Estados Unidos tratará con Zarif. Pero ya es hora que la comunidad de política exterior de Washington deje de consentirlo. Los institutos de pensamiento político y otras organizaciones no gubernamentales deben dejar de darle un podio y abstenerse de su diplomacia no oficial que no ve el mal y de segunda vía con los emisarios iraníes.

Seguimos esperanzados. Aunque muchos en la izquierda han defendido a la FDD en Twitter y en la prensa, por lo cual estamos agradecidos, no hemos visto aún su consternación enfocarse en el ministro del exterior. Demasiados quieren desesperadamente una alternativa moderada dentro de la República Islámica. Ellos están ansiosos por evitar la guerra y frustrar al presidente Trump. Así que tuercen la verdad sobre Zarif y Rouhani.

Pero el ministro del exterior no es su aliado o un revolucionario sensato caído tratando calladamente de promover el pragmatismo. Los verdaderos moderados iraníes fueron derrotados en la década de 1990, cuando el régimen golpeó a la insensata izquierda iraní. Zarif estaba entonces del lado del régimen, donde ha permanecido firme. Cuando un ministro del exterior iraní amenaza a un instituto de investigación estadounidense involucrado en investigación en seguridad nacional, análisis y recomendaciones políticas, el sentido común debe hacer sonar una advertencia.

Suzanne Maloney de la Institución Brookings, de izquierda, tuiteó que “todas las organizaciones académicas y de investigación deben reevaluar seriamente su compromiso con las instituciones gubernamentales iraníes.” Las conspiraciones radiactivas no son el otro lado de la diplomacia pensativa. A veces son letales.

 

*Mark Dubowitz es director ejecutivo de la Fundación para la Defensa de las Democracias. Gerecht es miembro senior de FDD.

 

Fuente: Fundación para la Defensa de las Democracias
Traducido por Marcela Lubczanski para Enlace Judío México

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