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jueves 21 de noviembre de 2024

La Carta de Moussali / Antisemitismo en Hungría

Enlace Judío México e Israel.- De acuerdo con la Liga Antidifamación, en 1912 el 40% de la población de Hungría tenía prejuicios antisemitas. Por ello sorprende que hoy se haya escogido a la capital húngara, Budapest, para celebrar los Juegos Macabeos Europeos 2019.

ANDRÉ MOUSSALI

El antisemitismo en Hungría data de siglos atrás, y lo que ocurrió durante el Holocausto, cuando la población judía local fue masacrada por los nazis y sus colaboradores húngaros, los llamados “Flechas de Hierro”, no fue realmente sorpresivo. Hace un par de años vi la película “La caja de música”, en la que se representaba el juicio a un colaborador nazi húngaro que se había refugiado en Estados Unidos. El acusado había participado en la muerte de varios judíos y, especialmente, en la de uno que había sido ejecutado y cuyo hijo fue asesinado por estar llorando sobre el cadáver de su padre.

A principios de este siglo visité Hungría, y en Budapest comprobé la brutalidad de un pueblo que sufrió la dictadura comunista durante décadas. Visité una sinagoga que los gobiernos húngaros posteriores habían transformado en un museo. La habían remodelado, me imagino que para aquellos visitantes judíos que llegaban como turistas a ese país. Me sorprendió que los guías que nos explicaban los detalles de la sinagoga no fueran judíos, y después me tocó presenciar la desagradable actitud de uno de ellos, quien prohibió terminantemente a unas muchachas judías mexicanas entrar al baño, porque ya había terminado la hora de la visita. Yo también tuve un desencuentro. Por error, salí de la sinagoga sin mi esposa y, cuando le expliqué al guardia que quería entrar a buscarla, me lo impidió tajantemente. La gente le explicó la situación, pero no accedió. Desesperado lo empujé, pero opuso resistencia y llamó a un policía, que se portó igualmente de forma bestial y me impidió el acceso.

Toda la visita a ese país me dejó un sabor amargo y me prometí nunca regresar. También me decepcioné cuando vi el Danubio, que divide a la capital húngara en dos partes: “Buda” y “Pest”. Y cuando pregunté qué le había pasado al río, cuya agua era de color ocre y no azul, me dijeron que cuando Johannes Strauss había hablado del “Danubio Azul”, sólo lo hacía en su imaginación.

La heroína y famosa poeta Hanna Szenes, quien era paracaidista, fue lanzada a territorio húngaro en 1943, para tratar de organizar el rescate de los judíos que vivían ahí, pero fue fusilada en aquel país. Los colaboradores húngaros del nazismo se ensañaron contra los judíos con la ayuda de Adolf Eichmann, ya que a los que no pudieron enviar en trenes hacia su destino final en los campos de concentración, los mandaron a pie en una larga marcha hacia Alemania. Eichmann prefirió inclusive ocupar trenes para llevar a los judíos hacia su muerte, que transportar tropas hacia el frente.
El actual gobierno de Hungría, presidido por Viktor Orbán, colaboró con las autoridades israelíes para llevar a cabo los juegos Macabeos Europeos 2019, y así limpiar el pasado antisemita de su país. Gastó una suma millonaria para dar la bienvenida a 2,300 atletas judíos, en su mayoría europeos y estadounidenses, y también una delegación de mexicanos. Pero desde luego Orbán no pudo contener la xenofobia.

Mi cuñada, que conocía mi relación con unas mujeres ucranianas y quien viajó a Budapest para presenciar la actuación de su nieto en el equipo de futbol de México, que ganó una medalla de plata, al regresar me reclamó amargamente mi amistad con esas mujeres de países ex comunistas; y me contó que el taxista que la llevó al estadio donde se realizó el juego dio rienda suelta a su antisemitismo, y le dijo que ojalá los nazis hubieran acabado con la presencia judía en Hungría.

No podemos hablar de las relaciones de Hungría con el pueblo judío sin mencionar a George Soros, un judío de origen húngaro que hizo fortuna en Estados Unidos y a quien en 2012 el gobierno derechista de Fidesz calificó como “enemigo del Estado”, debido a su participación humanitaria y política en la crisis europea de refugiados. El gobierno atacó la fundación internacional de apoyo civil creada por Soros, y trató de revocar la licencia de la Universidad de Europa Central (Budapest) financiada por él. En respuesta, Soros llamo al gobierno húngaro “un Estado mafioso”.

Cuando comenzó el período electoral de 2018, Orbán hizo desplegar carteles con la foto de Soros para crear hostilidad del público en general hacia él, utilizando frases como “Soros quiere que millones de migrantes vivan en Hungría” o “Soros quiere desmantelar la valla fronteriza”. El gobierno también preparó un paquete de ley llamado “Stop Soros”, que ese mismo año se sumó a otros cambios legales para obstaculizar el trabajo de varias ONG internacionales que hacían trabajo voluntario en relación con la crisis de refugiados. Soros dejó pasar la mayoría de esos ataques sin comentarios, excluyendo algunas breves declaraciones sobre la invalidez de las acusaciones.
El 16 de mayo de 2018, las Fundaciones de la Sociedad Abierta de Soros anunciaron que trasladarían su oficina de Budapest a Berlín, atribuyendo la medida a un entorno “cada vez más represivo” en Hungría. Debido a su judaísmo, hubo también una campaña velada de antisemitismo.

En realidad, Soros no es un amigo muy ferviente del Estado de Israel ni tampoco un entusiasta del gobierno de Netanyahu. Ha apoyado movimientos como J. Street y Shalom Achshav, dos grupos contrarios al gobierno y a la política de Israel.

Budapest inauguró los Juegos Europeos Macabeos (“Macabiada”), un certamen organizado cada cuatro años para deportistas judíos, que este 2019 llegaron desde todo el mundo a la capital húngara, justo a 75 años de que se iniciara el Holocausto en el país centroeuropeo.
Estos juegos, una especie de “Olimpíadas Judías”, se han convertido hoy en día en un gran evento deportivo, cultural y social, que une a judíos de todas las edades y de todo el mundo. “Con estos eventos internacionales queremos mostrar la unidad del pueblo judío”, explicó en Budapest el presidente del comité organizador, el alemán Motti Tichauer.

Los deportistas, provenientes de 42 países y de todas las edades a partir de los 14 años, compitieron en Budapest durante nueve días en 24 deportes diferentes. “Llevar a tanta gente a un lugar les muestra que pertenecen a algo grande, sean de dónde sean. Estos eventos fortalecen la identidad judía de la gente”, enfatizó.

El nombre de estos Juegos proviene de Yehuda Macabi, un líder judío del segundo siglo antes de la Era Común. Desde 2011 participan en los Juegos Europeos -como invitados- varios países no europeos; este año les tocó a Israel, Estados Unidos, Canadá, México, Brasil, Argentina, Uruguay, Sudáfrica y Australia. Después de Viena (2011) y Berlín (2015), Budapest es la tercera capital con un fuerte simbolismo histórico para la comunidad judía europea que acoge estos Juegos.

Hungría, donde los nazis deportaron y asesinaron a más de la mitad de los 800.000 judíos que vivían allí hasta 1944, fue uno de los países europeos más afectados por el Holocausto. Aun así, el país centroeuropeo vuelve a tener hoy una de las comunidades judías más grandes de Europa, con unas 100,000 personas.

En el siglo XX los judíos húngaros sufrieron dos grandes “quiebres”: primero el Holocausto y luego el comunismo, “cuando se destruyó toda la infraestructura de la comunidad”. Si bien ahora en la vida cotidiana no suele haber demasiados incidentes antijudíos en Hungría, su gobierno ultranacionalista ha generado polémica con mensajes que podrían ser interpretados como antisemitas. No obstante, el ejecutivo de Orbán ha apoyado estos Juegos en Budapest con unos 15 millones de euros, según datos oficiales. El propio primer ministro expresó que “el Gobierno húngaro apoya y defiende a la comunidad judía del país para que pueda conservar su identidad y para que renazca la vida judía de Hungría”.

La solemne apertura de los Juegos, en el estadio del club MTK Budapest, tuvo la asistencia del presidente de Hungría, János Áder; del presidente del Congreso Judío Mundial, Ronald Lauder; y del ministro israelí de Inmigración, Yoav Galant. La “llama olímpica” de la Macabiada de Budapest 2019 fue encendida por la legendaria jugadora de ajedrez Judit Polgar, considerada la mejor ajedrecista mujer de la historia.

Las delegaciones más grandes fueron las de Alemania, con casi 300 deportistas; Gran Bretaña (250) y Hungría (200). España y Argentina acudieron con un centenar de deportistas cada una. A pesar del clima de antisemitismo en Hungría, los juegos Macabeos Europeos 2019 se llevaron a cabo con todo el entusiasmo y alegría de todos los atletas que fueron a la capital húngara para demostrar que el pueblo de Israel sigue vivo: “Am Israel Jai”.

 

 

 

Las opiniones, creencias y puntos de vista expresados por el autor o la autora en los artículos de opinión, y los comentarios en los mismos, no reflejan necesariamente la postura o línea editorial de Enlace Judío.

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