México envió armas a Israel para ayudarlo a independizarse, revela Miguel Alemán Velasco

Enlace Judío México e Israel – El político y filántropo mexicano Miguel Alemán Velasco fue el orador encargado de dar la bienvenida este 10 de septiembre al Innovation Day 2019, evento organizado en la Ciudad de México por la Universidad de Tel Aviv. Entre los asistentes estuvo el nuevo embajador de Israel en México, Zvi Tal; el presidente de los Amigos de la Universidad de Tel Aviv capítulo México, Jaime Murow; y la directora de esta institución, Karen Rossow.

En noviembre del 2013 Alemán recibió el “Premio Jerusalem”, que desde el año 2002 es otorgado por la Organización Sionista Mundial en conjunto con el Consejo Sionista de México.

Miguel Alemán Velasco, hijo del expresidente mexicano Miguel Alemán Valdés, mantiene una amplia experiencia en el campo de los medios de comunicación, y además, una larga relación con la Comunidad Judía de México y el Estado de Israel. Para conocer más sus perspectivas respecto al futuro inmediato de las telecomunicaciones y su historia afectiva con Israel, conversamos con él posterior a sus palabras en este evento, en el que se enfocó a abordar como foco principal la innovación.

¿Cuál fue su primer acercamiento con la Comunidad Judía de México?

En la escuela primaria en Jalapa, Veracruz. Tenía yo cuatro años y medio, y mi primer amigo se llamaba Isaac. Era sobrino del dueño de un ron llamado “Potrero”. Su tío se llamaba Erik Keny. Fue mi primer amigo. Eran muy importantes en el estado de Veracruz. Tenían cañaverales enormes del que usaban el azúcar para producir entre otras cosas ron. Desgraciadamente se terminó porque murió la familia y no lo siguieron. Durante 32 años, mi compañero de TV fue Jacobo Zabludovsky. Y Chertorivski en publicidad.

¿Cuándo nació su afinidad al Estado de Israel?

Desde siempre. Cuando mi padre era secretario de Gobernación, yo tenía como 13 o 14 años, y nos hablaba de la importancia que tenía el ayudar a Israel a que se independizara y se hiciera nuevamente un Estado. México ayudó enviando petróleo durante la guerra para que pudiera llegar a Jerusalén. Y México mandó armas a Israel vía Panamá. 

Mi padre tenía la condición de ser el secretario de Gobernación mientras el presidente era Ávila Camacho. Como en el caso de España, el anterior presidente, Cárdenas, había mandado armas a España para la República, y después recibió a todos los republicanos. Igual mi padre, hizo lo mismo. En 1948 ya era presidente y se reconoció a Israel, pero antes se había recibido a muchos que venían de Polonia, Rusia y desde luego de Israel.

Cuando me casé con Christiane Martel, nuestra luna de miel la pasamos en Israel.

Fuimos a Israel mi padre y yo. Luego fui yo. Luego fuimos mi esposa y yo a nuestra luna de miel. Mi padre fue muchas veces más y estuvo invitado por una universidad.

¿Encontró alguna oposición cuando pidió un posicionamiento de México luego del asesinato de Isaac Rabin en 1995?

No. Creo que la mayoría siempre me apoyó.

¿Qué tan cercano fue con Shimon Peres?

Es una persona que desde muy joven seguí de cerca a través de la prensa, los medios, sobre todo de la TV. Mandamos siempre mucho a entrevistarlo desde México. Siempre fue muy afectuoso y cariñoso con nosotros. Vino a México y lo entrevistamos aquí. Volvió de nuevo a Israel. Lo seguimos a él y su familia. Fuimos a visitarlo al Centro Peres por la Paz en Tel Aviv. Nos invitó a ser miembros y lo somos. Su hijo nos reiteró la invitación. Participamos tanto México como ellos en la Fundación Miguel Alemán.

¿Qué emoción le provoca a usted ver lo que ocurrió con Veracruz?

Me produce mucha tristeza. Creo que es un gran estado con todo lo que necesita un estado. Es un país pequeño y no es posible creer que sucedió lo que sucedió hasta ahora. No hay explicación.

¿Tuvo ocasión de hablar al respecto con la cúpula de su partido?

Platiqué con la cúpula de mi partido y la federal. Está registrada mi opinión pero nada más. Quedé medio frustrado de ese intento que fracasó y sigo pensando que se va a renovar el estado y va a renacer nuevamente como un gran estado.

¿Cómo ve el futuro de la televisión? 

Siempre que avanzamos tecnológicamente, hablando en los medios de comunicación o de telecomunicación, pensamos que un medio va hacer fenecer a otro. Cuando la radio se vio amenazada por los discos, pensamos que los discos iban a terminar con la música en la radio. No fue así. Cuando nació la televisión, pensamos que la radio iba a morir. Tampoco fue así. Ahora, con los medios sociales, pensamos que la televisión también va a estar en un momento crítico, y tampoco es así.

Hay que darse cuenta de que ningún medio sustituye a otro. Todos se complementan. Pronto la radio va a ser más importante inclusive en comunicación, que será usada absolutamente por todos los medios que actualmente utilizamos. Porque hasta donde no haya luz eléctrica se escuchará con baterías. Posiblemente esto se dé también para otros medios de locomoción, automóviles, transportes públicos, aviones, porque el peso de las baterías sería un incoveniente para los largos vuelos trasatlánticos.

Todos los medios se irán acoplando, uno a otro y todos van a subsistir, con más pequeño tamaño y más potencia, mejor precio. Todo va a mejorar.

¿La adquisición de Radiópolis tiene que ver con esa visión de la permanencia de los formatos?

Sí, para mí la XEW de niño me hizo soñar. Mis primeros sueños fueron la imaginación que despertó en mí la radio. Como el libro. Siempre me parece mejor el libro o la radio que la película o la televisión, porque la imaginación no tiene límites. Cuando hay una radionovela, me imagino a mi manera y forma de lo que está sucediendo. Los límites los pone uno.

Lo mismo ocurre en la televisión, pero hay que producir. Lo que uno ve es carísimo, muy difícil, etc., y no llega a ser mejor que la obra escrita o la obra por radio. A mi me gustó más la película la de Lo que el viento se llevó, que el libro. Pero son excepciones a la regla. Los libros son mucho mejor que lo que se proyecta en pantalla.

No me preocupa, siempre va a haber algo que nos va a llamar más la atención. Por ejemplo estamos manejando ahora ya programas de televisión a través del teléfono o de la computadora. Si es bueno o malo, tendrá que medirse. Si es mejor o peor, también. Pero por lo pronto está de moda. Es una moda que puede subsistir o acabarse, como todas las modas, pero no hace que el radio o la TV desaparezca.

Según contó en su conferencia, para usted no todo cambio es evolución, y ve un aislamiento con los nuevos medios ¿Qué percibe? ¿Qué le preocupa?

A veces nos retrasa y nos distrae, y no estamos poniendo atención en lo más importante. En el teléfono por ejemplo, el WhatsApp nos distrae mucho más, cosas que ni siquiera son ciertas. Nos pueden molestar o dar gusto, pero no ganamos nada en conocimiento ni en aprendizaje. Vienen siendo chismes o pláticas de café. Pero no hay nada.

Si nos ponemos a hablar del verdadero valor de algo, tenemos que leer, buscar, preguntar para encontrarlo. Lo que vemos u oímos, nos sorprende, pero no podemos tangiblemente comprobar que es cierto. Podemos levantar muchos falsos, los cuales van a manchar, lo mismo ideas, proyectos o personas. Y que aunque se demuestre lo contrario, esa mancha va a quedar. Eso nos va a confundir un poco.

Luego es al revés: todos los teléfonos inteligentes se hicieron para comunicarnos a distancia. Pero cuando estamos cerca uno del otro, nos divide. En una cena o comida en una casa particular, si hay seis personas o seis teléfonos, todos están atentos al teléfono. Hay que dejar una charola por algún lugar para que todos depositen su teléfono y podamos platicar. Lo mismo en la familia con los hijos.

Todo depende en cómo utilizamos qué. Cómo utilizamos un coche, un avión, un caballo. Es la manera de aprender a utilizar las cosas correctamente. Se va a aprender. Todo va a ser complemento de todo lo demás. El más inteligente lo va a usar como debe de ser, y el que nunca le ha puesto atención a nada, va a ser un inútil. Como decía Karl Marx: “un tonto útil”.

Reproducción autorizada con la mención siguiente: ©EnlaceJudío

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