Enlace Judío México e Israel.- Me encontré hace unos días en Sderot (lugar al que me había prometido no volver) con Diego Sciretta, y esto fue lo que conversamos entre una y otra taza de café.
SHULAMIT BEIGEL
S. Me gustaría preguntarte algunas cosas, comenzando con un tema que conoces bien, ante las elecciones de mañana. Me refiero a los nuevos inmigrantes, que no tienen decidido por quien votar. ¿Están confundidos? ¿Qué opinas?
D. Mira, aquellos que han vivido en Israel ya muchos años, al igual que los israelíes nacidos aquí, pues arrastran prejuicios y frustraciones personales hoy en día, y esto impide la movilidad de su voto, ya que quedaron “casados” con un partido político concreto, incluso cuando este partido cambió y no representa ya su ideología, ni lo refleja en su accionar ético, moral o político social. Pero los nuevos inmigrantes, los llamados “Olim Jadashim”, que han llegado al país cada uno con su propia historia de mapas políticos nacionales, y se enfrentan a una nueva realidad, al mapa político Israelí, mayoritariamente no conocen a los protagonistas políticos israelíes. Llegan y se encuentran conque un Benjamín Netanyahu, mistificado en la diáspora, acá, en Israel es un político más, y que además tiene ocho casos pesados de corrupción que seguramente tendrá que rendir cuentas por ello unos días después de las elecciones, donde más que seguro irá a juicio por alguno. Entonces para ellos, los que acaban de llegar o llevan poco tiempo en el país, la realidad política israelí les golpea la cara.
S. Pero yo pensaba que la economía bajo el gobierno de Netanyahu estaba más bien floreciendo.
D. Pues aparentemente es así pero no en la realidad. La realidad es otra: estamos dentro del marco de una Macroeconomía rica, pero con grandes empresas que pagan impuestos simbólicos; con millonarios cuyas deudas son canceladas a criterio del directorio del banco, mientras que cualquiera de nosotros, ciudadanos común y corrientes, cuando tenemos una deuda, o la pagamos con altísimo interés o vamos presos. Como ves, un país macroeconómicamente rico, pero donde los obreros, que cobran un sueldo mínimo, están bajo el nivel de pobreza.
S. De todos los partidos, elegiste involucrarte con el partido Laborista, en estas elecciones. ¿Por qué?
D. Mira, yo conformé Tribu13, que es la organización hija del movimiento Fuerza latina, movimiento que creamos cuando fundamos el sindicato de la empresa Castro y la nueva central obrera democrática Coaj la Ovdim ( fuerza para los trabajadores).
S. ¿Qué movimiento fue ese?
D. El movimiento Fuerza Latina tenía por objetivo ayudar a los nuevos inmigrantes para que conocieran sus derechos laborales y en caso de que fueran violados, analizar los caminos posibles a tomar. Con ese movimiento logramos la reincorporación de 170 empleados de limpieza a la Universidad Ben Gurión en Beer Sheva, y hasta meter en prisión a un director de trabajo que en un hotel había violado a una compañera; además, pudimos conectarla a una ONG especializada en violencia de género.
S. Pero conversando con muchos latinoamericanos, pocos saben qué es Tribu 13.
D. Tú sabes que el trabajo político es lento y arduo. Tribu13 a lo largo del tiempo, ha tenido un objetivo más político y partidario y eso toma tiempo. Al comienzo, entre nuestras metas estaba el apoyar a dirigentes latinoamericanos de cualquier partido político israelí, que tuvieran una agenda política de paz y que lucharan por los derechos sociales de los nuevos inmigrantes (olím), y por los trabajadores Israelíes, o sea, Paz y justicia social.
Pero al final sólo pudimos trabajar con Avoda, es decir el Laborismo, ya que a los otros partidos no les interesaba la comunidad latinoamericana.
S. Me has mencionado que en estas elecciones eres el único candidato latinoamericano en Israel. Se debe esto a tu relación de amistad personal con Amir Peretz?
D. Mira, mi trayectoria latinoamericana es más de izquierda y revolucionaria que el Laborismo, pero pienso que el candidato del partido laborista (Avodá), Amir Peretz, que fue el creador del sistema defensivo anti misiles “kipat barzel”, es el parlamentario más veterano del parlamento y más honesto; alguien que jamás fue acusado ni juzgado por corrupción, y eso hoy en día, en el mapa político israelí, es de suma importancia.
Es cierto que conozco a Amir Perez desde hace años, pero también es cierto que él siempre ha levantado las banderas de la justicia social y la paz, es decir, la del estado de bienestar, un Estado que se haga cargo de la salud, la educación, la vivienda, la cultura y el deporte, un Estado que garantice nuestra buena calidad de vida. Y esto no sólo son palabras, pues tiene que ver con nuestros bolsillos y nuestra calidad de vida. Además, yo vivo en Sderot. He sufrido durante años la terrible situación que se vive ahí. Por eso apoyo un gobierno que reinicie las conversaciones de paz con los palestinos, para que no haya más atentados terribles, financiados con el dinero que les da Netanyahu. Y ha sido esta la razón principal de mi acercamiento al Laborismo.
S. ¿Cuál ha sido tu trayectoria política antes de llegar a Israel?
D. Milité en Argentina contra la dictadura militar desde muy joven. Tenía 15 años cuando me afilié a la Liga Argentina por los Derechos humanos, luego ingrese al Partido Comunista, donde ocupé cargos de dirección. En 1984 viajé, con las Brigadas Internacionales, a apoyar la revolución Sandinista en Nicaragua y volví a la Argentina y me desafilié del PC y comencé a militar en un sector de Izquierda del Peronismo, hasta el momento en que decido hacer Alía.
S. ¿Querías venir a Israel para hacer política aquí?
D. No. No vine hacer política a Israel, pero vine con 20 años de experiencia política muy importante. Y es esta experiencia la que no me dejó sumarme a la izquierda Israelí no sionista; la veía enfrentada a la clase obrera Israelí, mientras que la izquierda en América Latina, más allá de sus errores, es patriota.
Acá en Israel la complejidad del conflicto con los palestinos llevó a la izquierda anti sionista a una trampa: en vez de ser una alternativa para los trabajadores judíos y palestinos, se fue transformando en un movimiento árabe, cambiando al sujeto social de la revolución, el obrero, por el palestino.
Este abandono del obrero israelí lo capitalizó la derecha, y hoy vemos cómo los trabajadores de la periferia aún votan a Netanyahu, político de derecha.
S. Pero te olvidas de Meretz, la izquierda israelí.
D. No me olvido, pero Meretz para mí es un partido reformista parlamentario, elitista y paternalista; un partido sin obreros y lleno de funcionarios de ONGs, es decir militantes rentados. No es para mí.
S. Militar en Israel debe ser distinto que militar en Latinoamérica.
D. Definitivamente. Yo soy un tipo apasionando que necesita la política, la lucha, la utopía , generar tácticas y debatir estrategias, y eso lo tienes sólo si tu partido está inserto en los sectores populares y de los trabajadores. Avodá, aunque de una manera distinta a la de Latinoamérica, lo está y Amir Peretz lo está.
S. Según lo que cuentas me parece que la transición normal o correcta debería haber sido Meretz o el partido comunista y sin embargo elegiste Avodá que tal vez acepte ir con el Likud. ¿Cómo lo explicarías entonces?
D. Está claro que no iremos ni con Bibi ni con el Likud. Netanyahu está derechizando tanto al Likud que aún a muchos diputados les está costando permanecer allí. Algunos se han burlado del gesto, pero Amir Peretz hasta se afeitó su bigote “histórico” y combativo, para aclarar que no conformará gobierno con ellos.
Amir Peretz no sólo le inició juicio al hijo de Netanyahu por difamación a Rabin, sino que dijo “somos incompatibles ideológicamente con Netanyahu ya que él es un capitalista neoliberal y nuestra concepción de la economía es social”.
Pero no te creas que Azul y Blanco está mucho mejor; es una bolsa de gatos y tienes sectores muy antagónicos allí adentro.
S. Yo no mencioné a Azul y Blanco, pero ya que tú lo hiciste, ¿cómo ves las cosas? ¿Quién ganará mañana?
D. Yo creo que hoy, a excepción de los partidos chicos, tanto de ultraderecha como Meretz y Avodá, el resto son partidos formales sin una ideología hegemónica; me refiero a Azul y Blanco y el Likud, que están bajo la “dictadura” de la familia real.
S. Estoy escuchando las noticias todo el día y algunos comentaristas piensan que mañana el Laborismo va a desaparecer.
D. Para nada. Nuestro objetivo es tomar los ministerios de Finanzas, Salud, Vivienda y Agricultura, para desde allí generar la revolución social que proclamamos y está en nuestro programa económico Kipat Barzel Jevrati, es decir, Cúpula de Hierro Social.
S. En lo personal pienso que fue un error de ustedes no haber acordado ir juntos con Meretz.
D. Mira, Avodá quiere recuperar, o disputarle los votos al Likud en su base social y territorial, porque nuestra visión es de cambio real y sabemos que si no le sacamos base social a Bibi él volverá a ganar. Por eso no aceptamos ir con Meretz y Barak. ¿Qué ganábamos con un partido y un personaje que son repudiados por la mayoría de los trabajadores de Israel? Tal vez lo que ganábamos hubiera sido tranquilidad; Amir Peretz hubiera sido la cabeza y quizás cabeza de la oposición, pero nosotros queríamos y queremos sacar a Netanyahu y al neoliberalismo del gobierno, ¿y tú crees que Barak en lo económico no es un capitalista más?
S. ¿Como latinoamericano en Israel, sientes que la campaña electoral es muy distinta de la de Nicaragua o Argentina? ¿En qué sentido?
D. Si. Todo el funcionamiento de los partidos es distinto; para comenzar no está esa pasión por la camiseta.
En realidad el Likud sí la tiene, y su funcionamiento como partido es lo más parecido al de Argentina, es decir, es un partido que trabaja todo el año, dando respuestas a vecinos, ayudando, presentando currículums, metiendo militancia al aparato estatal y municipal. Hay una visión de poder que existe igual en Latinoamérica. Pero le falta la pasión latina.
En Nicaragua estuve en una época muy especial, había una democracia popular, pero con una mayoría absoluta Sandinista, y las únicas organizaciones visibles eran Sandinistas. Así que es difícil comparar.
S. El partido Avodá en el año 1969 con Golda Meir, tenía 56 diputados. Hoy tienen 6 y mañana, día de las elecciones, pueden no tener ninguno. ¿Qué harías entonces? ¿Dejarías el Partido?
D. ¡Qué pregunta!
Ante todo, si no pudiéramos entrar, ratificaría a Amir Peretz en la dirección del partido y volvería a opinar que la táctica electoral fue correcta.
Nuestro partido quiere volver a poner al ser humano en el centro de la actividad política, ya que el ser humano debe ser el privilegiado y para eso necesitamos una revolución social, que es posible hacer.
La posibilidad de perder siempre existe, pero la posibilidad de una derrota no sería nunca una causa de depresión. De tristeza sí, por tanto esfuerzo y expectativas de muchos.
Ahora bien, si gana Bibi, no sé cuántas horas podría permanecer en este país, pues no podría vivir en un Estado no democrático; o aún algo peor, no podría vivir en una sociedad con gente no democrática, cuyos valores éticos son de aceptación del “apartheid” y la xenofobia, que es lo que vemos y escuchamos de los ministros y futuros socios políticos de Netanyahu.
S. ¿Pero dejar la lucha?
D. Si el Estado y el Gobierno no son democráticos se puede luchar contra ellos y promover el cambio; lo hice en Argentina y Nicaragua. Pero otra historia es cuando una sociedad, o la mitad más uno, se convierte en xenofóbica, cosa que te acerca a una guerra civil.
Pienso que en Israel realmente mañana se juega más que un primer ministro. Se juega la ética y la moral del país, que nos da el derecho y la legitimación de tener nuestro Estado como pueblo judío.
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