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viernes 27 de diciembre de 2024

¡Ha, ha, ha! los judíos

Enlace Judío México e Israel.- La comedia judía es el arte de burlarse de uno mismo y de lo absurdo de la vida para tomar fuerza para lo que venga, es la forma milenaria de un pueblo de interpretar su realidad.

ROGER MARTIN

El pueblo elegido, la gente “del libro” o los miembros de la tribu se han convertido en una de las naciones más famosas desde hace milenios, ya sea por la historia bíblica, las persecuciones, el odio, la admiración o los logros de muchos de sus miembros que, como decía Einstein, lo más sorprendente de esos logros no son los logros por sí mismos, sino que dichos logros fueron obtenidos ante la adversidad, desde los valores universales a la ciencia, al arte, la filosofía o el cine recientemente, pero también hay otra categoría de cultura popular en donde los “Los niños de Israel” han destacado de sobremanera (spoiler alert: no son los deportes). Y no me refiero a las finanzas, ni a la física, o la astronomía o mecánica cuántica, tampoco a la joyería o la venta de diamantes, no me refiero al comercio ni a filosofía, menos a la política, tampoco a los movimientos de justicia social; me refiero a otro campo en donde lo judíos son lo que Brasil es para el futbol: la comedia

El pueblo elegido… para contar chistes

No es ningún secreto que los judíos dominan el mundo de la comedia prácticamente en todos lados y desde tiempos ancestrales, desde la Europa ashkenazí a la sefardí llegando a las Américas desde Argentina a los Estados Unidos- Grandes comediantes judíos han moldeado la cultura popular, en este caso de forma más contundente en los Estados Unidos gracias a las libertades de ese gran país. El judío allí ha encontrado un canal de fuga para ese talento nato que desborda y que viene desde la Biblia misma, ese talento que se pasa por sangre, que no se aprende en ningún lado, y que curiosamente y diría tristemente, en México no ha existido como ha existido en otros lugares. El judío y la comedia en México no ha llegado a los medios masivos, no han destacado, no han explotado; es como tener en la banca a talentosos jugadores que por alguna razón no entran a la cancha. ¿Será culpa del técnico, del jugador mismo o del ambiente en el estadio? En México el judío no piensa en humor, no le interesa ser chistoso, al contrario, y aunque eso es triste se debe a algo muy positivo: en México el judío ha encontrado un paraíso, que a diferencia de otros lugares, la gente de esa tierra no tiene ningún asunto contra otras culturas, al contrario, en México todos esos asuntos nunca han tenido tanto peso, porque para la comedia, el mexicano ha creado su propia cultura. El Chavo del 8 fue un fenómeno mundial y qué decir de Cantinflas, considerado por el mismo Chaplin como el mejor comediante del mundo.

Según encuestas internacionales califican al mexicano entre las personas más felices del mundo y eso puede estar ligado a que en México el judío simplemente es feliz y no siente necesidad de hacer más para “agradar”. Si nos basamos en lo que el genio de la comedia, el judío americano Mel Brooks decía sobre que los judíos optaron por la comedia porque “si los estás haciendo reír, les caerás tan bien que no te querrán eliminar” o en la película “Siempre hay tiempo para reír ” (Funny People) donde el personaje George Simmons, interpretado por Adam Sandler, le explica a otro comediante más joven que se quejaba del divorcio de sus padres que su generación tiene al padre que se divorcia y que eso no es chistoso, que él (Simmons/Sandler) en cambio, tuvo la generación del padre golpeador, siempre de malas por la economía y por lo que, para evitar ser golpeado y maltratado, aprendió desde muy chico a hacerlo reír, lo cual es lo mismo a lo que dice Brooks. ¿Será que eso explicaría por qué en lugares de hostilidad para el judío han surgido allí mismo grandes comediantes hebreos?

Porque en EE.UU. existió un antisemitismo cultural, si bien no violento realmente, si discriminatorio para todos los aspectos de la vida social y laboral y al mismo tiempo el mismo sistema y experimento social americano logró depurar y anular dicha discriminación. En un episodio de Los Simpson, Bart gana un concurso donde su ídolo, el payaso Krusty, irá a cenar a su casa. En la cena, Lisa pide al invitado hacer las bendiciones y este empieza a rezar en hebreo, a lo que un ignorante Homero ríe a carcajadas hasta que Lisa le explica que no se trata de ningún chiste, que Krusty no está balbuceando, sino orando en hebreo, porque debe ser judío. Decepcionado, Homero cuestiona que no pueden existir payasos judíos. Nuevamente Lisa lo saca de su salvaje ignorancia al recordarle que mucha gente famosa es judía como Lauren Bacall o Mel Brooks. Homero queda en shock al escuchar que su comediante favorito sea judío, allí Krusty explica cómo inició en la comedia, obteniendo sus primeras risas imitando a su padre, un prominente rabino, “bla, bla, bla, Moisés”, recuerda. Su padre quería que Krusty siga los pasos de su familia, rabinos de muchas generaciones, pero Krusty quiere ser un payaso. Y yo me pregunto: ¿y no es esa tal vez otra de las grandes tradiciones hebreas? No olvidar cuando en un programa de televisión alemana le preguntaron al comediante norteamericano Robin Williams sobre la comedia en Alemania, Williams respondió -que “el problema con la comedia en Alemania es que asesinaron a toda su gente chistosa…”

¿Y las escrituras?

En la Biblia cuando a Sarah, esposa de Abraham, es informada por un ángel que tendría un hijo, esta ríe a carcajadas por considerar ridículo tal escenario a su avanzada edad, y sin embargo lo tuvo, dio a luz a un niño al que llamó “Yitzhak” (Isaac en Hebreo), siendo el significado del nombre Yitzhak “Vas a reír” y bueno, en este punto todos sabemos que Yitzhak es uno de los patriarcas de Israel, A ese nivel está ligada la comedia y el judío, tal vez entonces ese talento que nos ha divertido por años venga desde la misma promesa divina; tal vez el humor es otro regalo del cielo que ha echado raíces en todos lados tomando su propio cause e interpretación cultural.

Cuando Moisés llegó a orillas del mar rojo guiando al pueblo judío y con el ejército egipcio pisándole los talones, pareció por un breve momento que el fin había llegado, nadie se imaginaba que se abriría el mar como cuenta la Biblia. No había manera de seguir adelante, pues no llevaban barcos, como que Moisés no se lo había planeado muy bien que digamos. El pueblo judío al borde de la desesperación y entendiendo que no había más que hacer, le dijo a Moisés: “¿Qué no habían tumbas en Egipto y te pareció mejor cansarnos y traernos a morir al desierto?” No estuve allí pero sí mis antepasados y estoy seguro que ellos le tuvieron que haber dicho: “Bien hecho Moisés…” y mostrado el pulgar arriba; seguro otros le mostraron otro dedo, pero no mis antepasados aclaro. Pero lo que sí se sabe es que le dijeron lo anterior; es decir, en el momento más peligroso para el pueblo, cuando todo parecía perdido, sin esperar alguna señal de D-s, el pueblo lanzó ese comentario sarcástico, una broma ingeniosa, un chiste en el momento más dramático, el peor momento para salir con chistes, diría la mayoría. Pero aquí el pueblo judío pensaba en chistes cuando la muerte parecía inminente porque para el judío, la comedia se convirtió en un rasgo cultural y más importante aún, en una herramienta de supervivencia. Seguro a un estresado Moisés no le hizo mucha gracia esa broma en ese momento. Lo que ocurrió después ya lo conocemos todos.

Jeremy Dauber, profesor de literatura judía en la Universidad de Columbia, Nueva York, en su libro “La comedia judía es una historia muy seria” explora los orígenes y el largo camino de la comedia judía llevándolo hasta los medios masivos de comunicación y difusión, siendo la televisión el indiscutible rey de la popularización de esta comedia en todo el mundo. Explica cómo “El libro de Ester” por ejemplo, resulta ser un libro de comedia negra si se le entiende bien. Cuenta cómo Ester y su primo Mordecai burlan un plan para la aniquilación judía: “Es uno de los primeros libros, si no el primero, de la diáspora judía, expone una sensibilidad sobre cómo los judíos deben actuar y reaccionar en un entorno en el que carecen de poder mientras están rodeados de gente que tiene notorios sentimientos oscuros contra ellos.”

También cuenta como para él, El Zorro y el Hombre Araña actúan como judíos, obligados a actuar por lo que creen correcto en secreto mientras viven de sus ingenios rematando cada acción con un sentido del humor típicamente judío. Sabemos que Stan Lee, famoso judío, fue el creador del Hombre Araña y que, a diferencia de otros superhéroes, a Peter Parker le otorgó humor, humor judío, esa comedia de autoflagelación para tener fuerzas para luchar por lo que considera correcto, mientras que lo mismo ocurre con El Zorro, un justiciero en México, un rico hacendado de la alta sociedad, un Español que no tolera la injusticia lucha enmascarado por lo moralmente correcto, de igual forma siempre rematando cada acción con sentido del humor, ¿Acaso detrás de ese héroe hay sangre judía, será un sefardita o nuevo cristiano? ¿Eso es lo que insinúa Dauber entre líneas?

Otro ejemplo sobre comedia regresando a las escrituras podría ser en El Talmud. Este relata cuando Rabi Beroka le pregunta al profeta Eliahu en un mercado: ¿Quién de estos hombres se merece el mundo venidero? El Profeta observa con calma y señala a dos hombres a la distancia, dos personas que no tenían pinta de ser hombres de honor o de ejemplar rectitud. Rabi Beroka se acerca a los hombres y les pregunta: ¿A qué se dedican? Estos le responden: “Somos payasos, nos ganamos el pan contando chistes a los deprimidos para alegrarles el día”.

La comedia para el judío es algo muy serio, es un importante rasgo cultural, intelectual, espiritual y religioso, un acto de fe, un estilo de vida porque para el judío la comedia, “su” comedia, tiene un propósito más allá que el de exclusivamente entretener, un propósito que ni la muerte misma puede opacar. Esa comedia da un mensaje de supervivencia, de dolor, de ayuda, de sanación. Es un mapa de ruta elaborado con sangre, esa sangre es parte de la esencia del “ser” judío, porque para el judío, el payaso o el comediante tiene un lugar de respeto como si de una autoridad religiosa se tratase, ¿Por qué? me parece que la anécdota del Talmud lo ha dejado muy claro.

Hollywood la tierra prometida… para los escritores de comedia

En la película “Atraco por duplicado” (2011) protagonizada por Patrick Dempsey sobre un robo bancario donde se convierte en una comedia de enredos cuando todo empieza a salir mal, Weinstein (John Ventimiglia) uno de los asaltantes cansado y frustrado por las fallas del atraco, explota contra su socio hablándole como si fuera su terapeuta: “¿Pero qué estoy haciendo? ¿Cuándo has visto a un asaltabancos judío?… Debí hacerle caso a mi madre y ¡buscarme un trabajo “judío”… como escritor de comedia para televisión!”

Ese chiste por sí sólo bien podría representar la esencia de la comedia judía (desarrollada en todo su potencial en EE.UU) principalmente Ashkenazí y en menor medida Sefardita y prácticamente nula Mizraji-árabe. Pero la esencia de la comedia judía es la misma, en dónde el judío se ríe de sí mismo, se auto-crítica para sobrellevar el trauma de las eventos. Tal vez ser el pueblo elegido lleva un enorme peso que sólo la comedia puede aligerar, y ese tipo de comedia es el que vemos en todas las series norteamericanas, sobre todo las de éxito, en donde los escritores y creadores son judíos, así como muchos de los personajes, pero aun así los que no lo son, tienen una fuerte psique judía, inclusive las series en donde no hay “muchos” judíos (si es que existen) siguen este tipo de comedia porque es lo que funciona para la cultura popular del norteamericano, indistintamente de su origen, y obviamente de prácticamente todo el mundo. Friends, Seinfeld, Frasier, Alf, Big Bang Theory, Cheers, The Simpsons, Two and a half men entre muchas otras, fueron fenómenos mundiales y sabemos cuál es la razón…

Por ejemplo, el original escritor y director norteamericano Woody Allen no puede dejar de ser judío por más que intente. Sus películas consideradas arte en todo el mundo llevan la sensibilidad judía (y su neurosis) a todos lados y aquí viene lo interesante: uno no tiene que ser judío o neoyorquino para identificarse con Allen. Su comedia es tan judía y universal al mismo tiempo sin perder ese carácter que va desde el auto-golpe y la empatía hacia uno mismo al mismo tiempo. Ese recurso muy “Yiddish”, ese sabor “agridulce” como sería la mejor interpretación del término, es lo que hace que la comedia rompa fronteras, culturas, religiones y logre hacer que cualquier persona se identifique con los eventos o situaciones planteados. Por ejemplo, tengo varios amigos que seguro se deben identificar con Woody Allen cuando este dice “No puedo creer que una mujer hermosa se haya fijado en una cucaracha como yo”.

La comedia judía va desde lo universal hasta lo particular. El universo entero está en juego cuando hay comedia judía. Las mayores trivialidades bien podrían ser todo un tema de vida, basta ver “Seinfeld” para entender esto; su amigo de la infancia (en la serie) George Constanza, interpretado por Jason Alexander, es un tipo neurótico y lleno de inseguridades donde culpa de todos sus males, traumas y fracasos a sus padres (con justa razón). En la serie, Constanza es un ítalo-americano, pero su personalidad es de lo más judía, siendo esos estereotipos muy de la comedia judía ashkenazí americana, como la situación de la madre sobre protectora que mantiene a los hijos obesos por compensar cualquier tema con comida, o la del rabino que en su pose de sabio termina tomando las peores decisiones que dejan ver que no es tan sabio como se creía. Pero más allá de una burla a esa figura es una burla al judío mismo, a sus miedos, inseguridades, éxitos y fracasos. La conciencia judía está en constante examinación por su propia comedia. La comedia judía se basa en reírse de uno mismo como mecanismo de defensa y de solución.

Los personajes escritos por comediantes judíos como Homero Simpson, Ross Geller, Howard Wolowitz, George Constanza, Frasier entre otros, han desarrollado esa comedia judía de la queja, la auto-crítica, el auto golpe y la auto-compasión pero nunca para verse como perdedores o derrotistas, sino todo lo contrario; lejos de huir, dar la cara, enfrentar todos los retos a los que el ser humano aspira, ya sea la victoria, las relaciones humanas, lograr enamorar a otro persona, mantenerlo/a, resolver los problemas existenciales, luchar por lo que se considera correcto o hacerse rico es universal y judío en su concepción e interpretación al mismo tiempo, que todas estas cosas no sólo definen su personaje sino definen el alma judía (sin que necesariamente el personaje o el actor sean judíos, pero sí su esencia, su motivación o lo que sea que lo haga tomar las decisiones que toma, usualmente las peores, porque esto es comedia).

La risa en el Infierno

Título de un libro que explora el contradictorio y muy judío fenómeno de la comedia ante la adversidad. Como se explica en ese libro, bien podría ser el caso de los campos de concentración donde se sabe que muchos judíos desarrollaron comedia en ese infierno para poder sobrellevar la dura realidad que enfrentaban. Chistes, rutinas, poemas de humor negro y obras sarcásticas atiborradas de la historia judía en tono de comedia se escribieron en los horrores de los campos de concentración nazis. Inspiración seguramente de un comediante europeo, la película “La vida es bella” del realizador italiano Roberto Benigni, grande de Italia y maestro de comedia que merece alfombra roja a donde pise, entiende el enorme valor de enfrentar la realidad con comedia, entiende lo que es ser “judío” en el mundo hostil y con gran dignidad y respeto se pone en los zapatos de un judío-italiano que es deportado a los horrores de los campos de exterminio nazis. Su hijo sufre la misma mala suerte y el padre, ignorando el miedo y el terror personal, fabrica un parque temático en la imaginación de su hijo, un niño de 6 años que no entiende aún que es la maldad humana. El hijo representa al futuro de los hijos de Israel, que deberán salir victoriosos, sobrevivir al infierno y lograr recuperar su vida, no sólo la de ellos sino la de todos sus antepasados. Historia y tradición y esa espantosa experiencia de los campos de concentración sirvió como escenario para que el judío y sus miles de años de dolorosa experiencia y de creación de comedia sirvan para dar un mensaje nuevamente, que ante la adversidad un poco de buen humor es el arma más poderosa que existe, sino es que la única.

Y la comedia judía se abre camino

Billy Wilder, uno de los más grandes guionistas que Hollywood ha tenido el honor de conocer, Director de cine que filmó probablemente la imagen icónica del cine mundial; si se busca “cine” en un diccionario seguramente tendrá la imagen, un fotograma de Marilyn Monroe con el vestido levantado como si fuera una ondeante bandera en toda su solemnidad mientras estaba parada en la calle, escena del filme “La comezón del séptimo año”. Esa imagen que todos hemos visto salida del imaginario de Wilder, ese ashkenazí perfecto, aquel que decía que “los austriacos son las personas más inteligentes del mundo, porque nos han hecho creer todo este tiempo que Hitler era alemán y Beethoven austriaco…”. Director de éxitos cinematográficos como las comedias: “Una Eva y dos adanes”, “La comezón del séptimo año”, “El apartamento”, ” Bésame tonto”, “Irma la dulce” o “Perdición” (película fundadora del film noir). Wilder recordaba que cuando llegó a los EE.UU. desde su natal Austria, consiguió un trabajo más judío que el de un jazán, es decir, escritor de comedia, en su caso para Paramount Pictures. El lugar donde los guionistas escribían y debatían ideas era conocido coloquialmente por la gente del estudio como “The Jew Room”, plagado de grandes guionistas. Sobraban los judíos húngaros, polacos, austriacos, alemanes y recuerda que había un par de griegos, un par de judíos griegos, sefarditas, que no entendían cuando los demás se ponían a hablar en yiddish y que lo hacían como broma entre ellos. Wilder recordaba que fieles a su carácter sefardita (español), pronto se ponían a gritar, manotear y golpetear las mesas avisando que se iban a comer algo y que cuando terminen de sonar “como si estuvieran organizando la invasión de Polonia”, regresaban. Les parecía muy divertido que los griegos no entendieran dónde empezaba el yiddish y dónde terminaba el alemán, se burlaban que uno de ellos llevaba siempre su diccionario “griego-alemán”, que sobre decir no le servía para nada, y se la pasaban quejándose sobre su mala suerte, sobre qué habían hecho para merecer estar en un cuarto donde se hablaba más “alemán” que inglés, cuando aprender inglés había sido toda una “odisea”. Más adecuada la expresión al referirse a griegos no podría ser, pero la forma en que los griegos tomaban las bromas de los demás demostraba que la comedia judía de autoflagelación estaba en su máximo esplendor y para el ejército de ashkenazíes escritores de comedia eso era oro puro.

Agridulce; el toque Yiddish

Ese tipo de comedia en donde Allen Stuart Konisberg mejor conocido como Woody Allen ha logrado mover a toda una industria llevando la neurosis y las inseguridades del hombre judío a la sensibilidad de todo mundo se sea o no judío, con chistes como cuando no pudo pagar un buen lugar en el templo para su padre, al frente en el templo y éste fue mandado hasta atrás, en la última fila de asientos, un angustiado Allen argumentaba que por su culpa su padre ahora estaría más lejos de D-os, una broma de autocrítica pero también de agresión. El mismo Freud decía que la agresión es parte fundamental del chiste y ese tipo de comedia ha funcionado muy bien en muchos comediantes de Stand Up que han tomado de los precursores judíos de este tipo de comedia una especie de “fórmula” que está ligada como si fueran las venas a los Talk Shows, donde el humor judío de observación y politizado irrumpe de forma evidente. Y en otro tono pero muy judía, la comedia de los Hermanos Marx, aquellos de los que el mismo Allen es un gran fan argumentando que él mismo es “marxista” de corriente ideológica “groucho”. O el Director Ernst Lubisch, destacado por la elegancia en plantear el chiste en la escena, quién fue admirado por el mismo Wilder y Allen, también gran fan de Wilder y así vemos la conexión entre estos grandes talentos y precursores de la comedia judía, estos grande “profetas” judíos de la risa en EE.UU.

En tiempos más recientes pensaríamos en Seth Rogen, Jonah Hill, Adam Sandler, Jason Segal, Andy Samberg, Julia Louis-Dreyfuss, Roseanne Barr, Bob Saget, Chuck Lorre, Todd Levin, Owen Benjamin, Louis C.K., Ben Stiller, Jason Alexander, Larry David, Seth Meyers, Ari Shaffir, Trevor Noah, Sarah Silverman, en la Argentina el magnífico Rabinovich de Les Leutiers (lamentablemente fallecido hace unos años), unos un poco más atrás como Lewis Black, Jerry Lewis, David Letterman, uno de mis favoritos un judío actuando como italiano Andrew Dice Clay, Dave Rubin (creador de The Rubin Report, un talk show sobre noticias reales y no fake news) o Judd Apatow, comediante y director de cine contemporáneo que ha realizado películas de gran aceptación en la cultura popular contemporánea donde su comedia no podría ser más judía, y en clara concordancia como el mismo se auto-define “No soy religioso pero no podría ser más judío”.

Pero sí hay una diferencia entre esta generación de cómicos judíos y lo de antes. Antes había más elegancia en el chiste y más originalidad creativa, y hoy parte de la decadencia mundial en todo, la comedia se ha abaratado y vulgarizado; hoy abundan los chistes de mariguana y de lugar común, no necesariamente mala todo el tiempo, pero si ha decaído en muchos sentidos y ha dejado de ser “chistosa” por momentos, sobre todo cuando todo mundo quiere hacer el mismo chiste malo y falso sobre Trump, que hemos venido escuchando desde hace ya años. La diversificación en estos tiempos se ha perdido por la exagerada polarización y politización de todo en cuanto a comedia en EE.UU. se refiere, si ya, ya, ya, orange bad man, ahora a otra cosa. Y eso es parte de la ya decadente realidad cultural en la que el mundo está atrapado, pero la comedia judía es algo milenario y juzgar una generación con respecto a otra en cincuenta años comparado con los siglos que lleva siendo un semillero de maestros de la risa, no parece buena idea para obtener información, es muy pronto para juzgar en qué ha caído esa comedia, realmente no es momento de juzgarla o de definir el rumbo actual. En sí aún son contemporáneos muchos de esos comediantes con los “nuevos” y la camada de gente joven sigue en pleno auge, pero ¿seguirán siendo chistosos los judíos? Si nos basamos en la historia, la respuesta es un rotundo “Sí”, así que, por el bien de los judíos y de hecho del mundo entero, espero que sí sea así, que la comedia judía siga siendo una luz en el camino de lo burdo y lo aburrido para divertirnos y enseñarnos que la vida sigue pese a todo. Ahora las condiciones para el judío no han cambiado realmente que digamos, con un alza en el antisemitismo mundial podría ser el empujón que necesitan los comediantes judíos para “hacer lo suyo”, para despertar, o que la nueva generación venga lista al reto. Como mencioné anteriormente, ante la adversidad y el antisemitismo, los orgullosos y talentosos comediantes judíos, en especial los ashkenazíes en EE.UU., llevan la batuta.

Porque afrontémoslo, el sufrimiento y la risa están conectadas y en esos dos temas los judíos tienen mucha historia que contar. El sufrimiento judío solo ha tenido una medicina: la risa, y se ha dedicado toda su historia a repetir ese fenómeno una y otra vez para haber llegado al genio del asunto y exportarlo para el consumo masivo, porque ser comediante y judío es ” a match made in heaven”, tanto así que cuando Robin Williams murió se le consideró “un judío honorario”. Elevarlo al grupo de personas que han saturado e impulsado la profesión de comediante de manera impresionante parecía algo meritorio, aunque el mismo Williams había aclarado varias veces que tenía algo de judío por vía de abuelos y que su sentido del humor era producto de esa herencia cultural, yiddish a más no poder. Sufrir para vivir y viceversa. Por ejemplo, el comediante estadounidense Jack Benny decía: “¿Gefilte fish? ¿Qué los judíos no han sufrido demasiado?”.

Otros comediantes judíos que han destacado y llevado la comedia judía a todos lados poniéndola en un pedestal y en el trono mundial en los últimas décadas son Don Rickles, Rodney Dangerfield, los hermanos Marx, Danny Kaye, Mel Brooks, Lenny Bruce, Jerry Lewis, Zero Mostel, Woody Allen, Howard Stern, Joan Rivers, Peter Sellers, Jacky Coogan, Billy Crystal, Los tres chiflados, Victor Borge, Tony Curtis, Larry David, Jerry Seinfeld, Gilda Radner, Jacky Mason, George Burns, Adam Sandler, Jerry Stiller, Ben Stiller, Andrew Dice Clay, Sarah Silverman, Jon Stewart, Andy Samberg, Andy Kaufman, Sid Caesar, Garry Shandling, Buddy Hackett, Lewis Black, Carl Reiner, Paul Raiser, Roseanne Barr, Lorne Michaels, Sacha Baron Cohen entre muchos otras estrellas (de David).
Seinfeld

No podría no hablar de Jerry Seinfeld y Larry David sobre la mejor sitcom de la historia.

“Seinfeld”, la mezcla perfecta entre diferentes tipos de comedia judía, muy judía y que a diferencia de la generalidad contemporánea, Seinfeld ha mantenido una clase y elegancia sin jamás haberse vulgarizado. De hecho su comedia es totalmente blanca y si groserías. No significa que por eso sea mejor o buena, es mejor y es buena porque es original e ingeniosa a pesar de no hacer otra cosa que comedia judía perfecta y milenaria. Si bien el show es considerado un show acerca de nada, la nada y el todo están unidos por una delgada línea, como la buena suerte y la mala suerte. Por ejemplo, si usted sale a la calle y decide no llevar chamarra porque ve un sol de verano en toda su gloria y justo al estar a calles de su casa le empiezan a caer gotas de lluvia, lo único que puede decir es: “perfecto”… y ese es el giro agridulce esencial de la comedia judía, el entendimiento de que los polos están más cerca, si no es que son la misma cosa, por confuso que parezca.

El mismo Seinfeld explica lo que es la nada de la forma judía correcta, un meta-chiste profundo que da para filosofar o para “nada”: “Hacer nada no es tan fácil como parece, porque la simple idea de hacer algo, puede poner en riesgo todo un esfuerzo de no hacer nada y provocar empezar a hacer algo y con esto destruir toda una sesión de no hacer nada, lo cual lo obligaría a uno a dejar todo y empezar a hacer nada desde cero otra vez”, que podría ser lo que el sabio Saul Bellow dijo sobre el mecanismo que activa la comedia: “la risa y el estremecimiento están tan curiosamente mezclados, que no es fácil determinar sus relaciones”. La Idea de Seinfeld y David no era hacer un show acerca de nada, como el mismo Jerry lo ha explicado. Su idea era poner a dos amigos teniendo conversaciones idiotas sobre todo y nada, desde lo particular a lo general como anteriormente expliqué y esa herramienta es una forma de lenguaje muy judío, una forma de construir los pensamientos y de razonar que, cuando se aplica a la comedia o a otros campos, llama la atención por la profundidad a la que llegan las conclusiones y eso está directamente ligado a los judíos que han logrado destacar en cualquiera que sea su campo. Su forma de razonar viene de milenios atrás, de miles de personas que han creado una forma de explicar, razonar y entender al mundo de una forma muy peculiar. Basta leer el Talmud para entender esto. Y en este caso en la comedia, el judío ha logrado la risa y la identificación de cualquier persona por explicarse con cierta ordenación mental, la observación ingeniosa más la yuxtaposición de las palabras en crear toda una escena en el imaginario colectivo que resulta liberador y de gran identificación para el alma. Que nos hace entender el mundo como judíos, que nos da esa visión única y particular de esa filosofía, de la forma de ver el mundo del pueblo elegido, que crea un verdadero vínculo entre las personas, cualquiera que sea su origen. La risa nos eleva al humanismo sin distinciones de manera real, mental y espiritual. El vínculo está allí y no por hacer algo tan frívolo como tomar Coca Cola, que eso lo único que hace por nuestro interior es llenarlo de gases.

“Dos bolsillos tenga siempre el hombre, y que guarde un papel en cada uno, en uno escribirá: no eres más que polvo y ceniza. Y en el otro escribirá: El mundo ha sido creado para mí” -Proverbio judío. Y una vez más, el todo y la nada están en el mismo mundo tanto terrenal como espiritual y esta es la misma lógica de la magnífica comedia judía.

El Español González Blanco explica en su libro ” Contribuciones de los judíos españoles a la cultura universal” que todo inicia con cómo se estructura el lenguaje, y en el caso del español, los sabios judíos establecidos en la península ibérica son responsables de una coherente estructuración de un idioma rico y complejo, como lo es el español. Se refiere a la “ordenación de la mente” para darle cause, lógica y coherencia a las ideas, lo cual es exactamente lo mismo que el judío ha hecho con el razonamiento y el debate aplicado a la estructura del chiste de autoflagelación, a la comedia observacional ya sea como crítica o agresión a la audiencia. Y si lo ponemos de una forma contraria, Cantinflas podía expresarse destruyendo toda ordenación mental pero al mismo tiempo fundando una propia, que contra todo pronóstico dejaba entender su discurso y sus motivaciones de forma pura y honesta y eso es tal vez lo que represente el gran genio de su obra.

Existen grandes comediantes en España que hacen “comedia judía”. ¿Será que estos comediantes son nada menos y nada más miembros de ese 25 % (altísimo número) de españoles de origen sefardita, descendientes de los “nuevos cristianos” que se quedaron en España y esos genes vigentes judíos siguen haciendo los suyo, comedia como si de un mandato divino se tratase? ¿Tal vez será el caso de los geniales Goyo Jiménez, Luis Piedrahita, Agustín Jiménez, “El gran Wyoming”, Rober Bodegas o Dani Martinez? Que 25% de los españoles son descendientes de los judíos de España, realmente no es descabellado (con perdón para los calvos). Pensar que estos comediantes podrían entrar en esa estadística, vamos, que hay que verlos en el escenario para entenderlo. Si alguien tiene dudas búsquelos en YouTube y salga de esas dudas por sí mismo.

Comedia judía en México: Stand Up Comedy y algo más

El comediante norteamericano Louis C.K. tiene pasaporte mexicano, es hijo de un judío húngaro mexicano. C.K. estudio parte de la primaria en la CDMX, por sorprendente que le parezca a muchos, siendo uno de los comediantes más famosos hoy en día. La comedia judía en México empieza con el Stand Up y la gente de ese medio se moverá a televisión siguiendo el mismo rito de paso que ocurrió en los 70 y 80 en EE.UU. en términos de entretenimiento, y como el stand up comedy está (si se hace bien) ligado a la comedia judía, es de esperarse que surjan comediante judíos que encuentren en ese arte un camino para explotar esos miles de años de comedia al servicio del entretenimiento para hispano-parlantes. Lo difícil del escenario es que la mayoría de los comediantes mexicanos lejos de hacer stand up comedy hacen comedia de carpa o cuentan chistes viejos en primera persona, albures viejos, etc. y de eso no trata el stand up comedy ni la comedia judía. Pero sí hay stand up de comediantes judíos en México, y de buena calidad, y son estos tal vez los precursores de la comedia judía en México también llamada “comedia neoyorquina” porque como decía Lenny Bruce: “Si vives en Nueva York eres judío, pero si vives en Butte Montana eres lo más goy que hay, aunque seas judío”. En México tenemos a Tomás Strasberg, Diego Faingersh y Dafna Bass, (síganlos en redes sociales) con apariciones en Televisión en México y Estados Unidos haciendo stand up comedy en español y que tuvieron un show recientemente llamado “Kosher Comedy”. ¿Suena bien no? Y qué decir de Adal Ramones que se mueve en esos tonos y claroscuros de comedia judía en algunos trabajos; más interesante resulta el hecho que sus apellidos son muy “sefarditas” indistintamente de si lo sabe o no, podría tener en sus orígenes sangre de los sefarditas que se instalaron en el norte del país y en parte de allí le viene esa “comedia” que todos hemos disfrutado, ¿Quién sabe? Han existido Talk shows en México, unos lograron mantenerse por años con éxito, otros tuvieron literalmente sus cinco minutos de fama (o menos). También se intentó hacer Saturday Night Live México pero el proyecto no prosperó realmente. ¿Qué faltó? No fue dinero, ni televisoras, ni equipo, cast, comediantes, etc., Pero entonces, ¿qué faltó? Mi teoría: faltaron escritores de comedia judía, no se les contempló porque no se entendió de qué tipo realmente de comedia trataría ese y otros programas. Faltaron guionistas judíos que no faltan en todas las series, películas y talk shows americanos, al contrario, sobran, y en México los hay. Buscar comediantes y escritores de comedia judíos o más allá de si son judíos o no, que conozcan y entiendan esa comedia, que sean judíos como guionistas; de eso se trata, por la misma razón que los equipos profesionales de fútbol de todo el mundo buscan jugadores brasileños… para ganar.

¿Y ganar qué? No olvidar que el comediante judío ucraniano Volodymyr Zelenskiy pasó de hacer parodias de los mandatarios ucranianos a convertirse, tras una arrolladora elección, en el Presidente de Ucrania, envuelto hoy en el ojo de huracán por la famosa llamada entre él mismo y Donald Trump sobre la investigación de los corruptos Bidens, que aunque Trump y Zelenskiy han aclarado que todo fue correcto en la llamada y que los medios evitan cuestionar el motivo real de corrupción de los Bidens y centrarse en una trampa mediática, un hoyo negro de la desinformación, pero esa es otra historia, no tan divertida, lo divertido será que un comediante judío se convirtió en el Presidente en uno de los lugares más importantes en cuanto a política internacional se refiere.

Los judíos y su infinita visión en el mundo de la risa

La comedia judía ha sido usada para lidiar con los problemas, ya sea defensa ante una situación incómoda, una queja o un grito de ayuda, el rasgo de un privilegio que es un castigo o una condena al mismo tiempo, una estrategia de aceptación o un mecanismo de interpretación de la realidad cruel mientras trata de motivar, porque deprime pero no destruye, construye de hecho una fortaleza de expresión. Mel Brooks decía que “la comedia no es más que un mecanismo de defensa contra el universo”. Y allí los judíos han puesto ese enorme don al servicio de la humanidad, más allá que hoy se considera en algunos círculos que la comedia judía tuvo ya su época de oro y ahora entramos en un momento en donde lo que vemos en televisión simplemente no es chistoso. El comediante Paul Reiser (Mad about you) aclara que no hay una baja de comediantes judíos, sino que en momentos en los que las cosas se politizan demasiado ya no hay lugar para la originalidad. Lo que sí es una realidad es que la comedia judía ha servido como motivo de orgullo de los judíos y que estos judíos se expresan de la comedia judía con el mismo respeto que se refieren a las sagradas escrituras. El mismo Reiser dice que cuando escucha a alguno de sus hijos citar a Mel Brooks o Woody Allen, siente como si estuvieran recitando la Torah. Es tan común saber que los comediantes y escritores de comedia judíos están detrás de todos esos programas que nos dan risa que cuando aparece un comediante no judío se le dice “eres chistosos pero… no pareces judío”, nombre de hecho de un show de stand up comedy que pone en el escenario a comediantes no judíos para poder utilizar esa coloquial expresión.

“D-s le dio al hombre imaginación; para que piense en todo lo que no es, y D-s le dio al hombre sentido del humor para que interprete todo lo que sí es” -Francis Bacon

La comedia judía es el arte de burlarse de uno mismo y de lo absurdo de la vida para tomar fuerza para lo que venga, es la forma milenaria de un pueblo de interpretar su realidad, de entender la hostilidad y los buenos deseos, es la forma de entender el mundo y sus reglas, de lo absurdo de las cosas, de lo falso de las emociones y de apreciar las que no son falsas, es el lenguaje curtido con lágrimas de llanto o de risa siendo a veces una consecuencia la una de la otra, por que las emociones están en cada polo de un circulo unido, es el aprendizaje de miles de años de dolorosa experiencia, de observación de la naturaleza y sus entorno así como su interacción con todo, desde una pulga hasta el creador del universo, es la creencia firme que las cosas no podrían ser tan malas siempre, todo el tiempo, es el alma invencible de un grupo de gente que se saben los elegidos, que se les dijo que son los elegidos, y que entienden ese honor con un poco de humor y el más grande de los respetos, es el entendimiento que nada puede estar exento de la risa ni de la comedia, es el puente entre la tolerancia y la intolerancia, es el discurso del mejor amigo o del peor enemigo interpretados siempre por uno mismo para tener la capacidad abstracta y tangible de saber que lo que ocurre es verdadero, es la imaginación de la realidad, es el detonante de lo mejor que la vida tiene para ofrecer, es el pedestal de la felicidad, es la comedia judía un cielo lleno de estrellas que nunca dejan que la noche sea fría y obscura pase lo que pase, es un regalo del universo para saber con quién estamos tratando allí, en otras palabras tal vez sea como lo dice Woody Allen: “La vida es una comedia escrita por un sádico escritor de comedia…”

 

 

Las opiniones, creencias y puntos de vista expresados por el autor o la autora en los artículos de opinión, y los comentarios en los mismos, no reflejan necesariamente la postura o línea editorial de Enlace Judío.

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