Sucot y las siete nubes

Enlace Judío México e Israel.- Esta noche comienza la fiesta de Sucot. Una celebración muy especial que nos recuerda nuestra travesía por el desierto durante 40 años, desde que salimos de Egipto hasta que llegamos a la tierra prometida: Israel.

RAB YOSEF BITTON

La Torá dice claramente que la razón por la cual celebramos Sucot es para que recordemos para siempre “que Dios nos estableció en Sucot” cuando nos sacó de Egipto. Pero, ¿qué eran en realidad las Sucot?

CABAÑAS

De acuerdo a Rabí Aquibá debemos entender a esta palabra, Sucot, en su sentido original: chozas, cabañas. Efectivamente, una sucá es una cabaña improvisada, con techo hecho de ramas que no protege de la lluvia como un techo normal y sirve básicamente para protegerse del sol. Algo muy necesario en el desierto. De acuerdo a esta opinión al construir las Sucot y habitar en ellas, rememoramos nuestra travesía en el desierto.

Hay por lo menos dos problemas con esta interpretación “literal”.

1. Que cuando la Torá se refiere a los lugares de residencia de los judíos en el desierto menciona “ohel”, esto es, carpas hechas de tela. Las sucot/cabañas no se mencionan.

2. Las segunda pregunta es un poco más aguda ¿Por qué la Torá dice que “Dios” estableció a los Yehudim en las cabañas? Las sucot o chozas fueron construidas por los mismos judíos, no fueron construidas milagrosamente por Dios…

NUBES DE GLORIA

Rabí Eliezer, por otro lado, sostiene que en este versículo “sucot” no se refiere a cabañas o chozas. Sin importar en realidad si las viviendas de los judíos eran de madera o de tela, lo que debemos recordar es que durante los 40 años de la travesía en el desierto el pueblo judío fue protegido por Dios. A esta Divina protección especial Rabí Eliezer la llamó “nubes de gloria”. De hecho, se habla de siete nubes de gloria con las que Hashem protegió al pueblo judío. Una de cada lado, una adelante, una atrás, una arriba, una abajo y una, a 3 días de distancia, que les indicaba el camino.

El desierto esta deshabitado porque no reúne las condiciones necesarias para una vida sedentaria. Incluso cruzar un desierto es arriesgado. Y cuando una atraviesa el desierto es vital (pero no alcanza) tener agua y comida. Hay por lo menos 4 serios desafíos que uno enfrenta cuando atraviesa un desierto.

1. EL CLIMA: El calor abrasador del día y el frio de la noche. Los impredecibles y feroces vientos. Y en el medio oriente, las tormentas de arena. Quiero recordar lo que sucedió con el ejército del emperador Persa Cambises en Egipto. “En el año 525 a.e.c. Cambises envió un poderoso ejército de 50.000 soldados para destruir el Templo de Amón en el Oasis de Siwa, Egipto. Tras recorrer el desierto durante siete días, el fabuloso ejército llegó a un oasis… pero después de que lo abandonasen nunca más se volvió a saber de ellos, desaparecieron por completo, y presumiblemente fueron enterrados bajo una tormenta de arena”. Es interesante destacar que la Torá no registra ningún evento climático irregular que haya afectado a los judíos durante esos 40 años.

2. ATAQUES: En el desierto hay bandidos, bandas de ladrones y asesinos. A veces pueblos enteros se unen para atacar y saquear a los que cruzan los desiertos. En el caso del pueblo judío, luego de la guerra con Amaleq que sucedió virtualmente antes de comenzar la larga travesía, no se registraron ataques de ningún otro pueblo.

3. ANIMALES: En el desierto abundan las víboras, las serpientes, muchas venenosas y los escorpiones. Están allí abajo, en el suelo, y es muy fácil pisar sin querer un animal que para defenderse atacan, transmite su veneno y mata.

4. DIRECCION: Finalmente, en el desierto se necesita un guía. Alguien que conozca el desierto muy bien y que pueda orientar a los viajantes. Moshé le pidió a su suegro Yitró que los acompañara ya que Yitró, que era oriundo de Midián, conocía muy bien el desierto (vehaiyta lanu leeynaym). El ejército de Israel cuenta (o contaba) con unidades especiales de soldados beduinos que se especializan en el reconocimiento del terreno desértico.

NUBES INVISIBLES

Ahora podemos comprender mejor la opinión de Rabí Eliezer. La palabra “nube” en hebreo ‘anan, no debe ser entendida como “una nube blanca”. Aquí “nube” se usa metafóricamente (en nuestros días se usa la palabra “nube” por ejemplo, para hablar de un mecanismo de almacenamiento informático, cloud). Aparte, en mi opinión, el numero 7 no está allí caprichosamente. Las 4 nubes: en los 2 costados y adelante y atrás, representan que Dios protegió a nuestro pueblo de los posibles ataques del enemigo. La nube de arriba, representa la protección divina de las inclemencias climáticas. La de abajo, representa que Dios nos protegió de los animales venenosos del desierto. Y la séptima como lo dice literalmente en Midrash, representa que Hashem nos guió con una columna de luz y humo (בעמוד אש וענן) que como un GPS nos indicaba el camino.

Nuestro Sabios debatieron las dos opiniones y se pronunciaron finalmente en favor de la opinión de Rabi Eliezer.

Cuando esta noche entremos a la Sucá debemos recordar que Hashem que protegió a nuestros antepasados de todos los peligros del desierto. Y que nos sigue protegiendo y cuidando de todos los peligros y amenazas que hoy acechan a los judíos en el mundo entero y muy especialmente al Estado judío, Medinat Israel.

Quiera Hashem extender sobre nosotros Su protección y brindarnos paz (sucat rajamim veshalom).

 

 

Fuente:halaja.org

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