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jueves 21 de noviembre de 2024

Los hechos y atentados que definen a Hezbolá como un grupo terrorista

Enlace Judío México e Israel.- La organización islámica es considerada así por la Unión Europea, Canadá y los Estados Unidos, entre otras naciones.

Argentina no es el único país que dio el paso de declarar a Hezbolá (Partido de Dios, en árabe) como “organización terrorista”. El lunes 22 de julio de 2013, reunidos los 28 ministros de exteriores de las naciones que conforman la Unión Europea (UE), se había tomado la misma decisión. Mucho antes lo habían decidido Estados Unidos, Canadá, e Israel. Y más recientemente, en febrero de este año, el Reino Unido lo incluyó en su listado. En la región, la actividad de la milicia nacida en el Líbano se concentra en varias zonas, sobre todo en la Triple Frontera y Venezuela, donde el régimen chavista le da amparo absoluto de la mano de uno de los hombres fuertes del régimen, Tarek El Aissami, actual ministro del Poder Popular para Industrias y Producción.

Es en el límite entre la Argentina, Paraguay y Brasil donde se planifica toda la estructura criminal en América Latina: desde el lavado de activos hasta el narcotráfico, donde El Aissami tiene cuentas que resolver con la justicia norteamericana. En ese triángulo fronterizo también se ideó cómo sería el atentado que terminaría con la vida de 85 argentinos cuando Hezbolá organizó el ataque contra la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA) el 18 de julio de 1994, en Buenos Aires de acuerdo a la justicia federal del país. Para los magistrados está probada la participación de esta organización y de la teocracia iraní, creadora y principal sostén de los extremistas chiítas, en el brutal crimen.

El germen de Hezbolá podría remontarse al advenimiento del nuevo régimen en Irán, en 1979, aunque el Partido de Dios nació formalmente en el Valle de Bekaa en 1982, durante la Primera Guerra del Líbano. Iniciada el 6 de junio de ese año, el grupo terrorista tuvo un papel fundamental en la resistencia libanesa, gracias a la asistencia y preparación de la Guardia Revolucionaria Islámica. A partir de entonces, sus comandantes comenzaron a ganar terreno dentro de el Líbano hasta controlarlo casi por completo.

Desde entonces, tejió un manto de muerte y terror a su paso, no sólo en esa porción de Medio Oriente, sino en todo el mundo. Entre sus principales objetivos se cuentan israelíes, libaneses, norteamericanos, franceses y argentinos, alrededor del planeta, sin importar los daños colaterales. Su accionar marcó una época y fue mutando con el correr del tiempo: inmolaciones en nombre de la yihad, secuestros de aviones comerciales, coches bomba, rapto de civiles, asesinatos a sangre fría. Los métodos de Hezbolá han sido múltiples a lo largo de sus 32 años de historia. Sus fuentes de financiamiento y su red de “amigos”, también.

En lo formal, siempre pretendió mostrarse como una agrupación política con una rama militar. Sin embargo, esa división es evidentemente indisoluble. Sus actos son ordenados por el jefe supremo, Hassan Nasrallah. Es el rostro público y visible y quien envía los mensajes de terror a sus enemigos, tanto locales como extranjeros, desde 1992, cuando sucedió al ex líder Abbas Al-Musawi.

Pero Hezbolá no actúa sólo. Cuenta con una compleja y extendida red internacional de células que proveen dinero, armas y logística. Éstas se extienden por todo Medio Oriente, Europa, África, Asia y América Latina, donde con mayor libertad logran moverse. Pero además se nutren de las contribuciones -¿inocentes?- que realizan miles de inmigrantes que apoyan mezquitas y centros culturales islámicos que son en verdad fachadas para financiar y blanquear dinero negro. Estos aportantes podrían ser blanco de procesos judiciales penales como consecuencia de las sanciones que pesan sobre Hezbolá por ser un “grupo terrorista”. Quitarle ese estatus facilitaría sus operaciones.

Sus alianzas con otros movimientos extremistas son conocidas. Exportó durante tres décadas sus conocimientos de desestabilización a Hamas y la Yihad Islámica Palestina en la Franja de Gaza, donde se convirtió en el principal proveedor de armamentos, financiación e instrucción. Todo bajo la bendición de Teherán. De las Fuerzas Quds iraníes recibe órdenes directas, adiestramiento y dinero. En el último tiempo, la relación sobre todo se extendió para accionar en Siria. La relación con el régimen de Bashar al Assad fue fluida durante los años de masacre al pueblo sirio.

Junto a Al Assad, Rusia e Irán, mantuvieron un plan sistemático común: el asesinato, secuestro, amenaza y extradición de opositores sirios tanto en territorio propio como desde el Líbano. Son miles los sirios que reciben entrenamiento en el Valle de Bekaa, “capital” informal de Hezbolá. También actúa militar y políticamente en Yemen, donde ayudó a entrenar a los rebeldes houthis en su rebelión contra el gobierno central y su disputa con Arabia Saudita.

La cadena de mando de Hezbolá para cometer atentados en el exterior era sencilla, aunque desde 2016 algunos nombres cambiaron. La cabeza continúa siendo Nasrallah, pero su segundo hasta aquel año era Mustafá Badr Al-Din, jefe operativo de misiones, quien daba órdenes a Talal Hamiya, líder de la unidad de misiones en el exterior e histórico dentro de la estructura. Badr Al-Din murió producto de una explosión en una base aérea en Damasco en mayo de 2016. Nunca se supo quién ordenó el ataque que terminó con su vida o si era él el objetivo y otro misterio: ¿fue una venganza interna? Éste había reemplazado a otro “mártir” muerto en 2008: Hajj Imad Fayez Mughniyeh, “el Osama Bin Laden de los 80” y con participación en el ataque a AMIA.

Los atentados de Hezbolá

18 de abril de 1983 – Hezbolá inaugura su ola de terror al hacer explotar un coche bomba en la Embajada de los Estados Unidos en Beirut. Utilizó 900 kilos de explosivos. Hubo 60 víctimas mortales, entre ciudadanos norteamericanos, libaneses y visitantes de diferentes nacionalidades. Más de 120 heridos.

26 de agosto de 1983 – Un avión de Air France fue secuestrado en Austria.

23 de octubre de 1983 – Un camión bomba con 5 mil kilos de dinamita atravesó los portones de una base militar norteamericana y la Unidad Francesa Internacional en Beirut. Murieron 241 soldados norteamericanos y 58 franceses.

12 de diciembre de 1983 – Ataques simultáneos a las embajadas de Estados Unidos y Francia en Kuwait. En ambos el modus operandi fue idéntico: coches bomba. En total cinco muertos y varios heridos en ambas sedes diplomáticas. Al mismo tiempo, cerca de allí otro explosivo en un vehículo estalló en una refinería y en una torre de control del aeropuerto internacional, dejando un muerto como saldo.

18 de enero de 1984 – Se multiplican los asesinatos selectivos de Hezbolá en la propia Beirut. El primero de la serie es el presidente de la Universidad Americana en la capital libanesa Malcolm H. Kerr. Un disparo en la nuca terminó con su vida de forma instantánea.

31 de julio de 1984 – Secuestro de otra aeronave de Air France mientras cubría la ruta Frankfurt-París. Hezbolá corrió su plan de vuelo hacia Irán, donde lo hicieron explotar.

3 de diciembre de 1984 – Un avión de Kuwait Airlines partió de la capital kuwaití con destino a Pakistán y fue secuestrado en pleno vuelo. Desviaron su ruta a Teherán. Dos miembros de la Agencia para el Desarrollo Internacional fueron ejecutados por los extremistas. Otros pasajeros y tripulantes sufrieron torturas.

Finales de marzo de 1985 – Ocho ciudadanos israelíes fueron secuestrados en una operación coordinada en Wadi Abu Jamil, Beirut. Entre ellos se encontraban prominentes figuras de la comunidad en el Líbano. Hezbolá reclamó la liberación de terroristas detenidos, exigencia no atendida. Como represalia, los asesinaron uno por uno. Algunos cuerpos nunca fueron recuperados.

25 de mayo de 1985 – El temible Mustafá Badr Al-Din planificó el atentado, que tenía como finalidad exterminar al emir de Kuwait, el jeque Jaber Al-Ahmad Al Sabab. El emir se salvó por poco del coche bomba conducido por un “mártir” que explotó en su cortejo. Pero sus guardaespaldas, como también un transeúnte, murieron.

14 de junio de 1985 – Terroristas secuestraron otro avión comercial. Esta vez fue el turno del 847 de TWA, cuyo plan de vuelo era Atenas-Roma. Imad Mughniyeh, Hassan Izz al-Din y Mohammed Ali Hammadi abordaron el avión y lo desviaron a Beirut. Luego harían que despegara hacia Argel y volviera a cubrir la misma ruta otras dos veces. En una de esas paradas, asesinaron a un miembro de la Marina de los Estados Unidos, Robert Dean Stethem, cuyo cuerpo fue arrojado a la pista de aterrizaje. La imagen recorrió el mundo.

Febrero, marzo y septiembre de 1986 – Tres series de atentados simultáneos bañaron de sangre París en esos meses. Los blancos fueron centros comerciales, trenes interurbanos repletos de pasajeros, el metro, los Campos Eliséos y la Torre Eiffel. En total once personas perdieron la vida y 220 fueron heridas.

18 de septiembre de 1986 – En un barrio residencial de Beirut, Hezbolá ejecuta de tres disparos en la cabeza al agregado militar de Francia en el Líbano Christian Gouttiére.

24 de julio de 1987 – Otro avión, esta vez de Air Afrique, en ruta hacia el Congo es secuestrado sobrevolando Milán.

Los terroristas lo desvían a Ginebra, donde pretenden reabastecerse y seguir ruta. Asesinan a un turista francés y una azafata es herida de gravedad. Las autoridades suizas no aceptan las exigencias de Hezbolá y toman el control del avión. El grupo extremista comienza a cometer atentados contra objetivos suizos tanto en Beirut (en su embajada) como en Ginebra.

5 de abril de 1988 – Un Boeing 747 de Kuwait Airways fue secuestrado en pleno vuelo de Bangkok hacia Kuwait. Tres de los pasajeros eran miembros de la familia real de Kuwait. El episodio duró 16 días. En Larnaca, Chipre, asesinaron a dos pasajeros. Los cadáveres fueron tirados del avión. El destino final fue Argel, donde liberaron a los sobrevivientes.

17 de noviembre de 1988 – Agentes de Hezbolá secuestraron a más ciudadanos suizos, uno de ellos Peter Winkler, responsable de la Cruz Roja en el sur del Líbano. Winkler fue interceptado por tres miembros de la banda terrorista que viajaban en un BMW. Fue liberado al poco tiempo.

6 de octubre de 1989 – Otros dos integrantes de la Cruz Roja, Emmanuel Christen y Elio Erriquez, fueron raptados. Fueron liberados en Damasco.

17 de marzo de 1992 – Un coche bomba con 300 kilos de explosivos conducido por un terrorista de Hezbolá impacta contra la Embajada de Israel en Buenos Aires, Argentina. Provocó 29 víctimas mortales y 242 heridos. En 1999, el máximo tribunal argentino determinó la autoría de la banda terrorista libanesa e identificó a Imad Mughniyeh como su ideólogo.

11 de marzo de 1994 – Atentado frustrado contra la Embajada de Israel en Bangkok, Tailandia. El atacante conducía una camioneta de carga, salió de un estacionamiento a 200 metros de su objetivo y chocó contra una moto-taxi. Abandonó el lugar y la policía encontró el vehículo con mil kilos de explosivos y detonadores.

18 de julio de 1994 – Otro ataque en Buenos Aires, esta vez contra la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA), dejó como saldo 85 muertos y más de 300 heridos. La furgoneta que impactó contra el edificio llevaba 400 kilos de explosivos y era conducida por Ibrahim Hussein Berro Mohsen, cuya familia vive aún en el Valle de Bekaa, corazón de Hezbolá. La autoría del atentado fue comprobada por la Justicia argentina. La participación de una célula en la Triple Frontera también fue determinante para el crimen de lesa humanidad, perpetrado hoy hace más de 25 años.

26 de julio de 1994 – Una bomba estalló a pocos metros de la Embajada de Israel en Londres. Más de 20 civiles resultaron heridos. Pocas horas después, un coche bomba explotó en otra organización israelí.

25 de junio de 1996 – Atentado en las Torres Khobar, en Arabia Saudita. Murieron 19 miembros de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos.

12 de marzo de 2002 – Dos terroristas palestinos instruidos por Hezbolá cruzaron la frontera norte de Israel por el Líbano. Asesinaron con armas automáticas a cinco civiles y a un soldado.

24 de abril de 2003 – Un atacante que se comprobaría era financiado por el grupo terrorista liderado por Nasrallah se inmoló en la estación de tren de la ciudad israelí de Kfar Saba. Un muerto y 15 heridos.

30 de marzo de 2006 – Otro “mártir” fundamentalista se detona en un autobús, en Kedumim, Israel. Cuatro ocupantes murieron. El extremista fue financiado e instruido por Hezbolá.

12 de julio de 2006 – Hezbolá anuncia el asesinato de tres soldados israelíes y el secuestro de otros dos en el pueblo de Zar’it, en la frontera con el Líbano. Los oficiales Eldad Regev y Ehud Goldwasser fueron ejecutados y sus cuerpos entregados a sus familias dos años después.

Mayo de 2008 – Atentado frustrado contra la Embajada de Israel en Bakú, Azerbaiyán. Participaron Alí Karaki (unidad de operaciones exteriores de Hezbolá) y Najem Alí Al-Din, especialistas en explosivos. La célula fue interceptada antes del ataque.

26 de mayo de 2011 – Ataque contra el cónsul israelí en Estambul, Turquía. Ocho ciudadanos turcos resultaron heridos. Miembros de Hezbolá siguieron al diplomático durante semanas para conocer sus movimientos. También participaron integrantes de las Fuerzas Qods.

7 de julio de 2012 – Atentado frustrado contra turistas en Limassol, Chipre. Las autoridades detuvieron a Hossam Taleb Yaacoub, de 24 años y miembro de Hezbolá. Entre sus cosas, encontraron un pasaporte sueco. Tenía como tarea reunir información sobre ciudadanos israelíes que arribaran a Chipre.

18 de julio de 2012 – Explosión de un autobús turístico israelí en el aeropuerto de Burgas, Bulgaria. Un miembro de Hezbolá llevaba consigo un cinturón con tres kilos de explosivos. Se cree que lo detonó antes de tiempo por error. Murieron cinco turistas y el conductor del vehículo. Un cómplice logró huir.

13 de enero de 2012 – Ataque frustrado en un centro turístico de Bangkok, Tailandia. Por el hecho fue detenido Hussein Atris en el aeropuerto de la capital, también con pasaporte sueco y libanés. Atris declaró que habían colocado 4 toneladas de explosivos químicos en un centro comercial.

Otras técnicas de terror recientes

Otra de las tácticas que instrumentó Hezbolá a lo largo de su historia fue el denominado “terrorismo individual”, sobre todo ejecutado en su propia tierra. La metódica persecución de líderes políticos y jueces dentro del Líbano le sirvió a la banda delictiva para sembrar pánico, despojarse de adversarios y evitar procesos judiciales en contra.

El magnicidio del ex primer ministro libanés Rafik Baha El Deen Hariri, el 14 de febrero de 2005, fue un cimbronazo en la sociedad local por la importancia que tenía el líder político. Un total de 22 víctimas perdieron la vida en la explosión de un automóvil, lo que conmovió Beirut. El Tribunal Internacional de La Haya comenzó un juicio en ausencia contra cuatro integrantes de Hezbolá, entre ellos, Mustafa Bard Al-Din, jefe operativo por entonces y mano derecha de Nasrallah.

Un año y medio después, en noviembre de 2006, Hezbolá mató al líder cristiano Pierre Amine Gemayel, férreo opositor del régimen sirio de Bashar al Assad y por ese entonces ministro de Industria del Líbano. Gemayel era miembro de una familia tradicional de aquel país, muchos de ellos asesinados por fundamentalistas.

El 19 de octubre de 2012, el general de Brigada Wissam Al-Hassan, jefe de la División de Información de Seguridad Interna, fue víctima de otro coche bomba del grupo chiíta. Reconocido sunita, Al-Hassan fue uno de los colaboradores más activos de la Justicia en el esclarecimiento del asesinato del ex primer ministro Hariri. En el atentado, otros tres resultaron muertos.

Los secuestros y las ejecuciones sumarias serían otros de los métodos que caracterizaron a Hezbolá durante sus años de vida.

Los secuestros como arma de intimidación fueron ampliamente utilizados en sus más de tres décadas de existencia. Su fin -además del pánico lógico que provocaba en sus víctimas- era intercambiar “prisioneros” con las naciones occidentales. La ola de raptos se multiplicó durante los años 80, cuando 96 ciudadanos fueron capturados por los fundamentalistas islámicos. Entre ellos, se cuentan 25 norteamericanos, 16 franceses, 12 británicos, siete suizos y otros tantos alemanes. El resto, libaneses. La mayoría soportó un cautiverio de días, meses y hasta años. Muchos de ellos nunca recuperaron su libertad y fueron asesinados.

Las víctimas eran en su mayoría civiles que vivían y trabajaban en Beirut: docentes universitarios, científicos, empresarios. También diplomáticos y funcionarios. Hezbolá, como es su costumbre frente a los crímenes que comete, esgrimía un nombre ficticio de supuestas organizaciones terroristas inexistentes.

 

 

 

Fuente:www.infobae.com

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