Enlace Judío México e Israel.-Moisés Rubinstein, quien escribió la primera versión del libro en idish, describe cómo era la Ciudad de México en las décadas de 1920 a 1940.
CHRISTIAN GARCÍA
El autor del libro que nos ocupa para nada intentaba ser original”, con esas palabras –que podrían definir el libro–, comienza Meksikaner Temes… y nos Convertimos en Migrantes (Ediciones del Lirio, 2019). Compendio de artículos periodísticos que Moisés Rubistein Badash escribió en la década de los 40, creando así, un mosaico de lo que fue el México de aquellos tiempos.
Temas Mexicanos (como también se le conoce al libro) es precisamente eso: la recuperación del archivo visual y periodístico de un ojo que, durante décadas, escribió sobre las paradojas de la vida diaria mexicana, especialmente las que vivió un judío polaco (como lo fue el autor). Todas ellas van desde la ternura y la compasión hasta la divertida anécdota, según explicó Becky Rubinstein, sobrina de Moisés y encargada de reeditar este libro.
Becky, quien es conocida principalmente en el mundo de las letras infantiles, apuntó que la traducción de este libro fue trabajada durante 10 años, tiempo en el que se dio cuenta de que “hablar sobre la vida de los migrantes en otros países es, tristemente, un tema muy actual porque retrata una crisis mundial y en Latinoamérica. Es por eso que creo que retomar la traducción de este libro es muy necesaria”, comentó a Zócalo.
Moisés Rubinstein formó parte de la comunidad judía ashquenazita que llegó al país en la década de los 30 y se asentó en las calles y barrios de la Ciudad de México en donde prosperaron con diversos trabajos que, en el caso de Moisés, fue con la palabra en forma de periodismo primero en Der Wung y, después, con la fundación de su propio periódico: La Voz Israelita, en el cual tiene su principal columna titulada Conciso y Preciso, un espacio en el que se dedica a escribir sobre sus observaciones vitalicias de una lugar al cual observa desde el filtro del testigo externo.
Vida diaria
De eso es lo que va Temas Mexicanos: crónicas y artículos, columnas de opinión y anécdotas que aparecen y se desvanecen en la fugacidad de la Ciudad de México. Todas ellas habladas desde una inocencia y una prosa sencilla pero, también, muy kitsch cercana a lo simple sin, como lo dijo el mismo Moisés Rubinstein, “mayores pretensiones”.
“Mi tío era periodista social, así que iba a los bar mitzvah, circuncisiones o bodas y de ahí es donde hacía la crónica. Creo que lo importante de sus columnas se deben a su prosa sencilla y a su ironía para ver la vida. Para mi tío era necesario decir lo que se tenía que decir, él sabía que los temas deben tratarse todos y de cierta manera que en su caso era cercana al nuevo periodismo, porque hacía crítica social, política y cultural en una pequeña sección. En su tiempo no fue comprendido y fue llamado amarillista, incluso.
“También era una persona muy sagaz e inteligente que mostró un profundo amor a México, pero también se mostró muy crítico. Podríamos decir que le hizo un canto a México en el sentido de que su obra tiene muchas metáforas luminosas y un ritmo y una musicalidad. Él no disfrazaba su trabajo para quedar bien con nadie, lo único que quería era estar bien consigo mismo”, detalló Becky, quien agregó que entre las páginas de su tío desfilan la asimilación del país mexicano hacia los extranjeros judíos, la trata de blancas o historias “que parecen de telenovela como hijos que se tienen con la sirvienta y demás”.
Las mujeres que deben vestirse bien para salir a un baile y conseguir esposo; los jóvenes que darán el salto a la adultez en su rito de paso. Las rutinas que siguen los habitantes de la ciudad durante los domingos. El hambre y la comida… todo eso cruza la mente de Rubinstein y su pluma clava esos momentos en papeles que quedaron como documentos para el futuro.
“Es una ventana al pasado. Son documentos históricos y hasta sociológicos de una manera naif. A mí me maravilla que él vino, vio y venció. Supo ver que todos estamos hechos de historias y que todo puede ser material para eso.
“Para mí, el reencontrarme con estos artículos y traducirlos me ha hecho sentir nostálgica por la historia de mis abuelos, mis papás y mi tío abuelo del que soy, en cierto sentido, la descendiete espiritual”, concluyó Becky Rubinstein, quien ha sido ganadora del Premio de Cuento Infantil Juan de la Cavada, entre otros premios literarios.
Fuente:zocalo.com
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