Estimados Amigos:
Acabó 2019, un año espectacular en los mercados financieros donde todos los tipos de inversión desde acciones y bonos hasta el oro tuvieron un comportamiento positivo, pero conflictivo desde el punto de vista político y social.
Es evidente que la gente quiere cambios y el statu quo no es sostenible, tomando como ejemplo Hong Kong, Chile ó Francia. Los jóvenes están descontentos y sienten por primera vez que su situación es menos buena que la de sus padres, a pesar de que económicamente no están mal.
Los países de orientación a la izquierda como Brasil se fueron a la derecha, y Argentina abandonó la austeridad para irse a una izquierda que prometió programas sociales aun sin saber cómo financiarlos.
Estados Unidos mismo está viviendo un momento económico muy favorable, con desempleo al 3.5 por ciento, inflación moderada alrededor del 2 por ciento, tasas de interés bajísimas con el bono de 10 años debajo del 2 por ciento, y tasas hipotecarias fijas de 30 años al 3.5 por ciento. El crecimiento del PIB es sano, pero no exagerado, alrededor del 2.3 por ciento. A pesar de estos datos positivos, si vemos la retórica política de la oposición que es totalmente populista, niegan todo lo bueno que está pasando.
El proceso de remoción del presidente Trump cayó en un impase al no enviar los demócratas la acusación al Senado, probablemente sabiendo que será derrotada y se probará que no tiene fundamento. Esto les sería contraproducente para las elecciones de noviembre.
La política exterior de Estados Unidos ha sido muy diferente a la del pasado, y el país ha recuperado el liderazgo global, no por convencimiento sino por miedo. Los acuerdos a los que se han llegado, si bien resuelven muchos problemas, dejan un resentimiento y un sentimiento en contra de Estados Unidos de impredecibilidad y abuso basado en la fuerza económica.
El presidente Trump ha cumplido con la mayoría de sus propuestas de la campaña de 2016, pero ha polarizado al país como nunca se había visto, y poca gente esta neutral respecto a él.
Es una gran tranquilidad que la separación de poderes en Estados Unidos es muy clara, y cada uno tiene la fuerza que le dio la constitución. Cuando menos hay fuerzas que mantienen un balance y no permiten al ejecutivo hacer lo que quiera.
La situación en México sigue bastante inestable con el sector empresarial definitivamente marginado, sin invertir hasta ver más claridad en la dirección que marque AMLO, y con una economía estancada y un crecimiento del PIB que probablemente termine el año en 0%.
La violencia sigue muy fuerte y nuevamente la imagen del México peligroso se proyecta al extranjero, habiendo reaparecido en las primara planas de los periódicos, y en documentales y reportajes en los medios de difusión.
Las famosas encuestas populares en las que no cree nadie siguen siendo la base para toma de decisiones ilógicas, como el caso del tren maya, el cual ahora tiene el problema de la declaración del EZLN (zapatistas) que dijeron que por sus tierras no permitirán el paso de esa quimera de AMLO.
En la Ciudad de México se han liberado muchos de los permisos de construcción, pero los desarrolladores no saben qué hacer, ya que la demanda ha desaparecido y la oferta excede con mucho el mercado, lo cual no es un incentivo para iniciar nuevas obras.
En Israel estamos viviendo una situación nunca antes vista, donde Bibi ganó por mucho la elección interna del Likud y ahora está pidiendo le den una inmunidad para competir en la 3er elección en un año a pesar de tener tres acusaciones penales del Procurador de Justicia.
La economía mientras tanto mantiene un crecimiento sólido del 3.1 por ciento, y la única parte preocupante es el costo de vivienda que no permite a los jóvenes adquirir una casa.
Las bolsas de valores en Estados Unidos cerraron en su máximo histórico, aunque es interesante observar que más del 50 por ciento del incremento del S&P 500, el índice de las 500 empresas más grandes del país, se debió solo al aumento del valor de 5 empresas: Apple, Google, Microsoft, Facebook y Amazon. Hubiera sido mucho mejor que la mayoría de las empresas crecieron 20%+ y no solo un grupo de compañías tecnológicas.
Los bonos dejaron más del 10 por ciento en el año, gracias a la baja de intereses de 2.9 por ciento a 1.8 por ciento, situación que no se volverá a repetir en el 2020 donde no se espera un gran movimiento en las tasas.
El oro subió casi $250.00/onza, sobre todo porque cuando las alternativas de renta fija pagan muy poco, el costo de mantener un activo que no genera nada es mucho menor, y no hay gran costo de oportunidad.
Yo espero que 2020 sea un año tranquilo en los mercados y solo que haya sorpresas en las elecciones de noviembre, o se vuelva a deteriorar la relación comercial de Estados Unidos y el resto del mundo, debemos esperar un retorno de 6-7 por ciento en acciones y 4-5 por ciento en bonos, decidiendo cada quien el nivel de riesgo que quiera tomar con su portafolio.
Deseándoles un 2020 de salud, paz y prosperidad, me despido como siempre con un afectuoso saludo.
Las opiniones, creencias y puntos de vista expresados por el autor o la autora en los artículos de opinión, y los comentarios en los mismos, no reflejan necesariamente la postura o línea editorial de Enlace Judío.
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