Enlace Judío México e Israel – Somos aprensivos por naturaleza pues así logramos sobrevivir a las etapas de indefensión. Pero algunas personas siguen comportándose como niños toda la vida.
Habemos personas bastante aprensivas en esta sociedad; a veces logramos disfrazar nuestras manías para parecer más “normales” pero en lo más profundo de nosotros sabemos que ese “defectito” ha sido la causa de muchos males.
Por otro lado se encuentran las personas que no se consideran aprensivos, cuya filosofía es la libertad y vivir sin apegos porque tienen la sabiduría de entenderlo todo como ajeno. Pues bien, antes de querer situarte en un lado u otro lee este texto, haz un viaje a tu interior y solo al final podrás concluir si eres una persona aprensiva o si fluyes natural como un río por la vida.
1.-Tienes la necesidad de proteger o de ser protegido
El ser humano es aprensivo por naturaleza, desde que estamos en el vientre materno dependemos de ese extraño cordón que nos produce un bienestar interior, dependemos del líquido que nos rodea y de la placenta que nos protege; tal vez no lo recuerdes pero parece que no hay hogar más seguro y confortable que el vientre de una madre.
Es por eso que el nacimiento, sin duda, es una escena agresiva, la incandescente luz deslumbra y ni que decir sobre el helado cambio de temperatura; de hecho, esa es la razón de la extraña posición que toman todos los bebés al nacer, esa posición en la que estiran los brazos esperando sujetarse de algo por miedo a caer.
Sí, en efecto, nacemos queriendo agarrarnos de algo, y cuando lo logramos nos aferramos, nos aferramos a los brazos de nuestra madre, a un chupón, a una cobija, a un peluche o a una muñeca; simplemente nos aferramos a todo aquello que nos dé una sensación de seguridad o de pertenencia.
Crecemos y nuestras necesidades cambian, la madurez nos permite entender que ni una cobija ni un oso de peluche nos protegen de nada; sin embargo, nuestra necesidad de sentirnos protegidos no cambia, así que nos involucramos en una relación por las razones equivocadas.
En el caso de que papá o mamá hayan sido un poco deficientes en su rol protector, crecemos con una carencia que podemos tardar una vida entera en suplir, aunque sobre aquella carencia no tengamos ya la más mínima necesidad.
Entonces buscamos a esas mujeres que son mitad novias y mitad madres, que nos cuidan, cocinan y protegen, lo que nos resulta cómodo y conveniente, pues el calor de una madre es tan reconfortante que es imposible renunciar, aunque esa mujer sea en realidad nuestra esposa, a la que pusimos en el rol de mamá.
Funciona del mismo modo con el papel masculino; la ausencia de una figura paternal positiva nos puede conducir a la búsqueda inconsciente de un hombre que nos proteja, cuide y mantenga, justo lo que nos faltó en la infancia. De este modo, tenemos relaciones de pareja un tanto extrañas, en donde hay uno al que le encanta cuidar y otro que le encanta recibir la protección de ese personaje mitad pareja y mitad papá o mamá. La gente aprensiva suele prestarse, consciente o inconscientemente, a este tipo de relación.
2.-Las personas aprensivas tienen miedo a libertad de sus seres queridos
Qué mal estamos, que creemos que para mantener algo con nosotros lo debemos de mantener vigilado. Nos enseñaron esta técnica desde que éramos niños; sin embargo, esto aplicaba solo con los objetos y cuando crecimos, se nos hizo fácil aplicarla también con nuestros seres queridos. De este modo, nos mantenemos muy atentos de todos los movimientos de nuestra pareja, no vaya a ser que en una distracción nos la quiten o se nos pierda.
Querido lector aprensivo, hagamos un ejercicio: atrévete a abrir las puertas y dedícate a observar quién entra, quién sale y quién se queda; no tienes idea de lo satisfactorio que es convivir sólo con las personas que te quieren cerca.
Cuidar una relación es atender, abrazar, escuchar y entregar, pero de ninguna manera es vigilar, aunque te cueste trabajo creerlo: amar no es controlar.
Disfruta de tus gustos personales y no los sacrifiques por nadie, aprende a estar contigo mismo, a escuchar tus pensamientos y hasta tus propios silencios; se aprende mucho de ellos. Disfruta de tus hobbies, desarrolla tu intelecto y cuando te sientas completo comparte tu tiempo en pareja, te darás cuenta que si eres feliz de manera individual, como pareja tendrás mucho más que entregar.
3.-Las personas aprensivas le tienen miedo a la inestabilidad
Seguramente esta es la idea con la que más concuerdas, porque claro, desde siempre hemos sabido que estabilidad es igual a bienestar; sin embargo, los muertos están bastante estables en su condición y no por eso queremos parecernos a ellos.
Así como un medicamento tiene una gran utilidad, en la dosis equivocada puede ser mortal; la misma lógica puede aplicarse para la estabilidad. Todo lo estable puede llegar a carecer de movimiento, y todo lo que no se mueve se estanca, ni evoluciona ni avanza.
Pelear de vez en cuando está bien, nos habla de que dentro del conflicto hay dos personas que tienen la suficiente pasión como para querer quejarse de lo que les parece nocivo. De hecho, es bastante valiente detenerse para recalcular y establecer de nuevo los objetivos; el destino es tan importante como la persona que nos acompañará a lo largo del camino.
No le tengas miedo a perder la estabilidad: los mejores escenarios se han formado después de un caos que mueve todo de lugar; así se formó nuestro sistema solar. Bien dicen en la cultura china que “crisis” significa “oportunidad”.
Solo así te queda evaluarte, tú decides si te llevas algo contigo o si desde ahorita empiezas a olvidar todo lo leído; lo que puedo agregar es que tengo entendido que las personas más felices son las que no tienen apegos, porque después de tanto tiempo la vida les ha enseñado que el apego solo es ego que termina en sufrimiento.
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