Enlace Judío México e Israel.- El Ayuntamiento de Barcelona conmemoró el martes 28 el Día Internacional de las Víctimas del nazismo y la alcaldesa Colau apeló a hacer frente a los “nuevos fascismos”
PEP MARTÍ
Mientras caminaban hacia las cámaras de gas, algunos judíos sefardíes aún tenían ánimos para cantar Arvoles yoran miedo luvyas (los árboles mueren por la lluvia), una pieza sefardí que rememora la expulsión de muchas familias judías por los Reyes Católicos en 1492. El poema concluye con una frase de dolor: “¿Qué será de mí? En tierras lejanas moriré”. Este canto se ha vuelto a escuchar hoy en el Saló de Cent del Ayuntamiento de Barcelona, que ha conmemorado el Día Internacional de las Víctimas del Holocausto.
La alcaldesa Ada Colau ha presidido la Ceremonia del Recuerdo, que se ha hecho con la participación de las comunidades judía, gitana y LGTBI, así como de familiares de personas asesinadas y deportadas. Colau ha explicitado el compromiso de la ciudad en el combate por la democracia y las libertades: “No hay democracia sin antifascismo”, ha dicho. La alcaldesa ha subrayado la importancia de la memoria como herramienta contra la “barbarie nazi”. “El Holocausto fue un acto de violencia extrema y muestra hasta dónde puede llegar el fanatismo”, añadió.
Colau ha citado a Hannah Arendt, que habló de cómo, convirtiendo las víctimas en anónimas, el nazismo las despojó “incluso de su muerte”. La alcaldesa dijo que la sociedad tiene el deber de enfrentarse a los mensajes del odio que resuenan hoy en Europa y ha avisado contra “las nuevas formas de fascismo que crecen por todas partes y no podemos ignorar”, apelando a la exigencia de no olvidar.
Siete velas
Un momento emotivo del acto, conducido por Tomás Morgenstern, ha sido el del encendido de las siete velas del recuerdo que homenajean a los diversos grupos que sufrieron el exterminio.
En recuerdo de los seis millones de judíos asesinados por los nazis, ha encendido la vela Sophie Haziot Karsenti, responsable de comunicación de la Comunidad Israelita de Barcelona (CIB). En homenaje a la resistencia judía a los nazis, lo ha hecho Uria Yehudai, de la Comunidad Judía ATID de Cataluña. En recuerdo del millón y medio de niños víctimas, el rabino David Liebersohn, de Jabad Lubavitch.
En nombre de los miembros del pueblo gitano exterminado, lo ha hecho Francisca Perona, de la Asociación Rromane Glasura. En recuerdo de los republicanos deportados, ha encendido la llama François Jené Cánovas, hijo de Braulia Cánovas Mulero, deportada al campo de Ravensbrück. En recuerdo de los otros colectivos que sufrieron persecución, Xose Bieito Eras, del colectivo LGTBI, y Pere Grau Valls, en representación de la Gran Logia de Cataluña, recordando que la masonería fue otra víctima del nazismo.
Finalmente, para homenajear a los “Justos entre las Naciones”, todos aquellos que arriesgaron su vida para salvar judíos perseguidos, ha encendido la vela el cónsul general de Argentina, Alejandro Alonso. Mientras se encendían las velas, se ha interpretado el Malé Rajamim, la oración judía por los difuntos.
La juventud preserva el recuerdo
Se ha hecho un minuto de silencio y la lectura de textos, a cargo de alumnos del IES Francisco de Goya de Barcelona, de miembros de la Red de memoria y prevención del fascismo Nunca Más de la Amical de Mauthausen y otros campos, y de María Manzanares, de la comunidad judía Bet Shalom. Han sido aplaudidas las palabras de jóvenes estudiantes que han recordado el juramento de Buchenwald, hecho por los supervivientes de este campo en abril de 1945, de luchar hasta el final contra el antisemitismo, el racismo y el odio a los demás.
El pueblo gitano, la víctima olvidada
Tras el encendido se ha hecho un minuto de silencio por las víctimas, se han leído varios textos y se ha interpretado “Gelem Gelem”, el himno del pueblo gitano, que habla de la persecución sufrida por este pueblo y hace una referencia explícita a la “Legión Negra”, en alusión al color de los uniformes de las SS hitlerianas.
Un poco antes, tuvo lugar una conmemoración en el Palau de la Generalitat, donde el historiador y profesor de la Universidad Autónoma de Barcelona Javier Rodrigo Sánchez brindó una conferencia en torno al tema “Exterminio: de la memoria a la historia”.
Durante muchos años, la conmemoración del Día Internacional de las Víctimas del Holocausto tenía un sentido puramente de recuerdo y homenaje. Las celebraciones eran actos igualmente emotivos y solemnes, pero referidas a unos hechos vistos como un pasado horrible, que no podía volver. En los últimos años, sin embargo, han cambiado.
Hoy late en todas las conmemoraciones el sentimiento de que la serpiente que incubó el nazismo sigue vivo.
Fuente: Nació Digital
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