Enlace Judío México e Israel – En medio de los vertiginosos cambios que trae la revuelta social en Chile, tan cargada de esperanzas como de miedos, toda la atención del mundo político se focaliza en la solución de esta crisis, desterrando al lobby palestino de su posición privilegiada en el concierto mundial del movimiento BDS.
*GABRIEL COLODRO Y HERNÁN LÓPEZ PARA ENLACE JUDÍO
A estas alturas, los palestinos pensaban que el Congreso chileno ya tendría aprobada una ley de boicot a productos israelíes, una iniciativa ingresada al Congreso en noviembre de 2018, y que incluía revisar y condicionar acuerdos binacionales, amedrentar a turistas e inversionistas chilenos desde aparatos estatales, en adición al boicot. Mucho tiempo y dinero se gastó en asegurar suficiente apoyo para que esto ocurriera, pero la revuelta chilena se encargó de sacudir la lista de prioridades, dejando la persecución antisemita del BDS legislativo chileno en un temporal stand by.
La misma Federación Palestina de Chile, eje central del BDS continental y fuente de la narrativa antisemita en el Chile de hoy, quedó fracturada internamente, al posicionarse los bandos que la integran entre aquellos que apoyaban a los manifestantes y sus demandas sociales en diversos grados y aquellos que apoyaban al gobierno y al empresariado.
El famoso alcalde comunista, antisionista declarado, Daniel Jadue Jadue, enfrentado públicamente al presidente del Partido Demócrata Cristiano, Fuad Chaín, ambos vinculados a las redes internacionales proiraníes, fervientes y activos opositores a las relaciones entre Chile e Israel, se enfrentaban ante los ojos del pueblo.
Sin embargo, estas tensiones nos dejan ver un proceso paralelo, que, sin ser nuevo, está rindiendo sus primeros frutos en terreno: la penetración del islam radical en Chile.
Cabe recordar que los palestinos chilenos son mayoritariamente cristianos y aunque ideológicamente sus líderes se sientan cercanos a las posiciones de Hamás, en estricto rigor, son diferentes. Hay una alianza estratégica con los intereses iraníes en la zona, pero no hay una necesaria identidad.
Quizás debido a ello, Irán tomó las cosas de forma independiente, no solo ha financiado prensa local para fortalecer la narrativa antisemita, sino que ha ido mucho mas allá, instalando una infraestructura de mezquitas y centros sociales y culturales islámicos que cambian, desde la base, la sociedad chilena.
La tímida aparición de estos grupos de fieles del islam que ya suman varias centenas, ha sido fortalecida con la importación de gazatíes en edad de militancia activa de Hamás, que han llegado a Chile con visas de estudiante en los últimos 10 años, refugiados sirios y la presencia del mismísimo representante de Hezbolá para América Latina, el Sheij Suhail Assad (Edgardo Rubén Assad) como director del Centro Islámico de Santiago de Chile, ubicado en el corazón mismo del barrio de la clase dominante chilena, las Condes.
Suhail Assad, además de ser un negacionista abierto del Holocausto judío y del derecho a la existencia del Estado de Israel, ha sido señalado en dos informes extensos del Comité de Seguridad Nacional del Congreso de Estados Unidos en 2015 y 2017 como un discípulo directo de Moshen Rabbani, el principal acusado en la responsabilidad intelectual del atentado a la mutual judía AMIA en Buenos Aires, Argentina.
El informe no solo da cuenta de la actividad proselitista (tanto religiosa como política) de Suhail Assad, sino que también nombra al Sheij Karim Abdul Paz, quien ha ejercido en el mismo Centro Islámico de Santiago de Chile y en su sucursal en la ciudad de Puerto Montt en el sur de Chile.
Chile cierra los ojos y no pone traba alguna para que personeros que en otros países del mundo no pueden entrar (Estados Unidos y México han negado su entrada), instalen organizaciones de toda índole, y muevan fondos sin fiscalización alguna.
Fuertes problemas sociales, una Policía deslegitimada y absorta totalmente en la represión y control de su propia gente, tras el estallido social chileno, crea el escenario ideal para que el extremismo islámico opere sin control alguno.
Chile puede convertirse con suma facilidad en la fuente desde la cual el islam radical se expanda por toda América Latina a vista y paciencia de todos. Los intentos ya se han dado en otros lugares como Perú, o la mismísima Venezuela bolivariana, pero los resultados no han sido provechosos para los viles objetivos del radicalismo. La firme decadencia de la iglesia católica, en un país profundamente creyente como Chile deja un vacío que los grupos islamistas radicales potencialmente podrían usar.
A este ritmo, con estos montos de inversión, no sería de extraño que en menos de 5 años Chile se convierta en el bastión central chiíta en América Latina.
Los datos están ahí, cualquiera puede verlos, quizás lo mas preocupante es que nadie quiere realmente verlos, o les está siendo mucho más cómodo mirar para otro lado.
*Gabriel Colodro es presidente de la Comunidad Chilena de Israel.
Hernán López es director ejecutivo de la Comunidad Chilena de Israel.
Las opiniones, creencias y puntos de vista expresados por el autor o la autora en los artículos de opinión, y los comentarios en los mismos, no reflejan necesariamente la postura o línea editorial de Enlace Judío.
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