RABINO YOSEF BITTÓN
אָנֹכִי ה’ אֱלֹקיךָ אֲשֶׁר הוֹצֵאתִיךָ מֵאֶרֶץ מִצְרַיִם מִבֵּית עֲבָדִים
“Yo, El Eterno, soy tu Soberano, el que te rescató de la tierra de Egipto, de la casa de esclavos”.
Éxodo 20:1
¿MANDAMIENTO O PREÁMBULO?
El primer mandamiento es un poco ambiguo. ¿Por qué? Porque a diferencia de los otros 9 mandamientos no está enunciado en el modo imperativo, como una orden o un precepto. Parece más bien una presentación. Dios le dice a Su pueblo (según la traducción tradicional): “Yo [soy] HaShem, tu Dios, que te sacó de la tierra de Egipto, de la casa de esclavos”. Este texto no parece estar indicando algo que tenemos que hacer o dejar de hacer, como en el caso de “Honrarás a tus padres”, “No robarás” o “No matarás”. No está transmitiendo una orden directa.
Es por eso que los rabinos han debatido durante mucho tiempo la naturaleza de este mandamiento. Para algunos el primer mandamiento no expresa un precepto específico sino que es un preámbulo: Dios se presenta al pueblo antes de transmitirles los mandamientos.
Otros rabinos, como Maimónides, sostienen que el primer mandamiento indica un precepto específico, a pesar de no estar formulado en el modo imperativo. Trataremos de entender, a continuación, lo que este famoso rabino explicó.
¿CUÁNTOS MANDAMIENTOS HAY?
En el tratado talmúdico de Makot los Sabios explican que existen 613 preceptos en la Torá. 611 de ellos fueron transmitidos al pueblo de Israel por intermedio de Moshé (Moisés), mientras que los dos restantes fueron transmitidos “directamente” por HaShem (Dios) al pueblo judío. Y esos dos preceptos son: el primero y el segundo mandamiento (אנכי ולא יהיה לך).
Lo que revela que estos dos mandamientos fueron expresados directamente por Dios es que estos son los únicos formulados en la primera persona del singular: “Yo soy El Eterno tu Dios”, “No habrá para ti otros dioses delante de Mí”. A partir del tercer mandamiento es Moshé quien se dirige al pueblo de Israel, y la referencia a Dios es en la tercera persona. El texto del tercer mandamiento dice: “No pronunciarás el Nombre de Dios en vano”, en lugar de “No pronunciarás Mi nombre en vano”.
De acuerdo a este texto talmúdico, el primer mandamiento no es un mero preámbulo, sino un precepto bíblico. En su famoso libro Sefer haMitsvot, la obra que presenta los 613 preceptos de la Torá, Maimónides menciona al primer mandamiento nada menos que como la primera ley (Mitzvá) de la Torá.
Siguiendo ahora con esta opinión nuestra próxima pregunta será: ¿Cuál es la orden especifica que este mandamiento está expresando cuando dice “Yo soy HaShem tu Dios”?
LA PRIMERA DECLARACIÓN DE FE
Tradicionalmente se asume que el primer mandamiento, visto como un precepto, expresa solo nuestro deber de “creer en la existencia” de Dios. Quiero ofrecer otra interpretación. Agregando un elemento más, muy relevante para nuestros días.
En primer lugar, la mera creencia en la existencia de Dios puede ser vista como una idea ya implícita en este texto: al revelar los 10 Mandamientos, ¡Dios se está dirigiendo al pueblo de Israel en primera persona! ¿Es necesario, entonces, que mientras Dios se está revelando a Su pueblo, le ordene creer en Su existencia?
Algo más.
Hay una referencia bíblica explicita que afirma que el pueblo judío llegó a asimilar la “creencia” en Dios. La Torá cuenta que cuando el mar Rojo se abre para que pasen los hijos de Israel y luego se cierra sobre los egipcios los judíos, finalmente experimentaron colectivamente la creencia en Dios (Emuná).
“ויושע ה “Y Dios salvó en aquel día a Israel de mano de los egipcios. E Israel vio a los egipcios muertos a la orilla del mar. Y [cuando el pueblo de] Israel percibió el gran portento que Dios había hecho contra los egipcios, el pueblo temió a Dios, y [entonces el pueblo] creyó en Dios y en Moisés su siervo” Éxodo 14: 30-31.
LA LIBERTAD PSICOLÓGICA
Al ver los cuerpos sin vida de sus poderosos opresores en la orilla del mar, el pueblo judío pudo liberarse también de la intimidación psicológica que ejercían en sus mentes los guardias y soldados egipcios, que hasta ese entonces decidían, como si fuesen dioses, qué judío viviría y que judío moriría. Cuando vieron que sus amos egipcios eran simples mortales, los hijos de Israel se liberaron del “terror a los egipcios” y tuvieron la posibilidad de temer a Dios y creer en Él.
Volviendo al primer mandamiento esto confirmaría que la “creencia” en Dios ya era parte del nuevo patrimonio mental de los Yehudim antes de recibir los Diez Mandamientos. Y si la “creencia” en Dios ya había sido asimilada, ¿qué nos enseña entonces el primer mandamiento?
Continuará…
Las opiniones, creencias y puntos de vista expresados por el autor o la autora en los artículos de opinión, y los comentarios en los mismos, no reflejan necesariamente la postura o línea editorial de Enlace Judío.
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