Enlace Judío México e Israel – El biólogo molecular israelí, Oded Rechavi de la Universidad de Tel Aviv, que usualmente investiga cómo la memoria se hereda de una generación a otra, ha revivido en este caso la memoria del gran festival de música con un enfoque un tanto original.
Rechavi decidió organizar el “Woodstock de la biología”, una conferencia con los científicos con los que generalmente interactúa a través de Twitter. En una entrevista para Nature, el científico israelí relató, que la idea surgió un viernes en la noche mientras compartía ideas con la comunidad de biólogos tuiteros. Pensó que sería genial convocar a todos a una reunión para conocerse fuera de lo virtual, pero manteniendo la frescura e informalidad de la plataforma social. La respuesta fue enorme. El inusual evento con capacidad para 200 participantes se agotó casi inmediatamente. La idea era lograr un encuentro diferente, entre miembros de una comunidad que generalmente se adhiere al rigor y al estricto método.
Las redes sociales en general, y el Twitter en particular, ha ganado gran importancia para la ciencia, no solamente en el ámbito de la comunicación y divulgación, donde fuentes científicas se dirigen al público en general para compartir hallazgos e informar temas de coyuntura, sino que también se ha tornado en una red social muy utilizada entre la comunidad científica misma, habitualmente acostumbrada a leer papers académicos en revistas especializadas y en medir su éxito según su número de citaciones. Hoy, el Twitter permite un debate virtual en 140 caracteres entre pares, que comparten de forma dinámica y con lenguaje casual, sus ideas y hallazgos, a expensas de likes, comentarios y retuits.
El evento que Rechavi esta preparando será este 13 y 14 de febrero en Tel Aviv, unos días antes de una conferencia académica de biología experimental que se llevará a cabo en Eilat y a la cual muchos de estos científicos asistirán. A través de esta singular primera edición de evento, Oded Rechavi espera entender cómo podría, lo mejor de la comunidad científica tuitera, influenciar al mundo formal de la ciencia real.
Para el encuentro, pidió que los científicos muestren en sus presentaciones material aún no publicado en tan sólo dos diapositivas, utilizará música para dar entrada a cada uno de sus ponentes, y obviamente dará especial énfasis a la socialización entre los participantes de la convención.
Es importante mencionar, que generalmente en las convenciones científicas se comparte solamente material ya publicado, pero “si quieres que una conferencia sea relevante, debes hablar de cosas nuevas”, comenta Rechavi. Sin embargo, en este festival de ideas inéditas, nadie podrá robar la propiedad intelectual, ya que habrán demasiados testigos sobre la autoría y originalidad de cada propuesta; “el formato es tan abierto; con comunicadores de la ciencia y twitteros presenciando las novedosas revelaciones, que todos sabrán quien lo dijo primero.”
La maravilla del Twitter es que nos permite conocer información en tiempo real. Si un especialista comparte sus recientes descubrimientos sus colegas pueden comentar inmediatamente, continuamente esta en línea. Pero además es un medio completamente abierto, para los que escriben, contestan o solo leen. “Twitter es un medio revolucionario para la forma en que propagamos información científica” comentó Rechavi.
Un reporte publicado en 2017 advierte que aunque los científicos que utilizan esta plataforma digital generalmente lo hacen para difundir sus hallazgos de forma unilateral, algunos lo hacen para entrar en un diálogo bidireccional. Un estudio publicado en abril de 2019 por la Universidad de Bremen, Alemania, encontró que de 8,516 científicos usuarios de Twitter, el 30% de los mensajes fueron interacciones con colegas científicos, el 30% con periodistas, y el resto fueron conversaciones con el público en general.
El nombre de esta reunión, que en unos días tendrá como sede la Universidad de Tel Aviv, fue acuñado por Shai Biran, amigo de Rechavi, y “fue perfecto, ya que éste representa lo que el festival de música Woodstock simbolizaba en su momento: contra-cultura, libertad a las convenciones sociales, paz y música”. Tal cual será el espíritu del “Woodstock de Biología”, que busca ser colaborativo, no jerárquico y con interacción remota en-línea de quienes no podrán presenciarlo. Rompiendo los paradigmas establecidos para una reunión habitual de ciencia. “La idea es crear un ambiente amigable, colaborativo, no competitivo”.
Lo que sí, es que la creciente interacción entre científicos en redes sociales ayuda a eliminar la imagen de que los científicos viven en sus “torres de marfil”, hablando un lenguaje inentendible de temas superexóticos. Los temas sí son superexóticos, y por eso nos fascinan tanto, pero en esta era, como nunca antes, podemos todos escuchar las conversaciones entre ellos y saber lo que pasa en la frontera de la ciencia. Aunque en este momento sólo una minoría de los científicos son usuarios activos de Twitter, cada vez son más. Hubiera sido fascinante leer en tiempo real las conversaciones que mantenían por carta Albert Einstein y Max Born. Hoy, a su manera, podemos hacer algo similar.
Claro que es importante mantener estos debates públicos, como lo hacían los pensadores en el ágora de la Antigua Grecia. La apertura crea, entre los espectadores, actitudes favorables hacia la ciencia, hace claros los beneficios que da a la sociedad en general, y además, para los científicos, compartir sus ideas en etapas tempranas puede robustecerlas para presentar mejores resultados finales. De esta forma, todos podemos escuchar; niños que buscan una inspiración, jóvenes curiosos, estudiantes con hambre de aprender, periodistas buscando notas, políticos fijando agendas y el público en general generando una opinión. Y así, muchos también pueden hablar, creando redes informales, ágiles, flexibles. El micrófono en Twitter no obedece grados escolares o niveles académicos: el único requisito es mantener tu idea en 140 caracteres.
La ciencia es una disciplina acostumbrada a romper paradigmas, ha evolucionado a base de cambiarlos a lo largo del tiempo; hoy sabemos por ejemplo que La Tierra no es plana y que gira alrededor del Sol. ¿Podrá esta misma ciencia, romper los paradigmas que la hacen ser como es? El “Woodstock de Biología” pretende hacerlo. El biólogo molecular de la Universidad de Tel Aviv espera proponer un cambio de forma, sin encontrar demasiados escépticos.
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