Aranza Gleason – “No eres un nazi Jojo, eres un niño de diez años que le gusta ponerse un uniforme divertido y quiere pertenecer a un club” Se lo dice Elsa a Johanes Bretzler mientras éste trata de defender su identidad alemana, conflictuado por los sentimientos que tiene hacia su amiga judía. Jojo Rabbit es una película que empieza como una sátira y se desenvuelve mostrando una tragedia: la Segunda Guerra Mundial y la persecución nazi.
Similar a La vida es bella de Roberto Benigni la historia se narra desde los ojos de un niño de diez años. Sin embargo, en este caso no son los campos de concentración los que se vuelven parques de diversiones, ni los soldados, carteros simpáticos que supuestamente ayudan al padre; en este caso, una reunión de las juventudes nazis es “el fin de semana más increíble de todos” y Hitler “mi mejor amigo.” “El Füherer,” que tiene el primer lugar en el corazón del niño, aparece como un amigo imaginario sumamente infantil y afeminado que hace parecer bastante ridícula a la ideología propagandística nazi. Ese mundo infantil en el que vive Jojo se rompe por completo cuando descubre escondida entre las paredes de su casa a Elsa, una adolescente judía que la madre de Jojo ha recibido y protegido sin comunicarle al hijo.
La imagen del mundo ario perfecto en el que vive se rompe por completo y empieza a percibir un poco más de la realidad y la situación política que lo rodea. No sólo descubre que los judíos no tienen ni cuernos ni cola, sino empieza admitir que siente miedo y quiere que su padre regrese. La imagen de Hitler cambia lentamente en su cabeza, cada vez que éste quiere ponerlo en contra de su nueva amiga. Su madre Rosie está ahí para él en todo momento, le duele ver a su hijo fanatizado por la ideología que ella tanto desprecia. Sin embargo, es muy consciente de la realidad en la que vive y sabe que en cualquier momento ella puede morir. Decide no confrontarlo abiertamente y jugar con él, disfruta cada segundo que pasa con su hijo, pues sabe que puede ser el último. Sólo en momentos muy específicos le obliga a abrir los ojos y ver cosas a las que el niño voltea la vista, como los heridos de guerra y los ahorcados en la plaza. “Hicieron lo que pudieron” – le dice todo el tiempo a su hijo cuando éste pregunta ¿por qué? Aunque arriesga su propia vida, sabe que él es su principal prioridad.
Elsa por su lado está harta de huir y esconderse y está determinada a no dejarse amenazar por un niño de diez años, aprovecha los mitos que Jojo ha oído de los judíos para dialogar con él o amenazarlo y tratar de evitar que ponga en riesgo la vida de todos.
La película es una gran obra cinematográfica, retrata una realidad histórica desde un punto de vista que nunca antes habíamos visto, la del niño que se creyó las mentiras que le dijeron y depositó su confianza en las manos equivocadas, aquellas que estaban más cerca. No por eso, deja de darle gravedad a la tragedia que ocurrió y en ningún punto maquilla las atrocidades que fueron cometidas bajo regímenes autoritarios. Es más nos ayuda a verlo incluso desde un lado más tenebroso y al mismo tiempo más humano. Vemos cómo regímenes de este estilo usan a las poblaciones más débiles, como los niños, para volverlos parte de sus filas; cómo intentan romper los lazos familiares haciéndoles creer que el estado es más importante. Y esa es la parte más bella y tierna de la película, que toda la propaganda nazi y toda la estructura autoritaria no pueden contra el amor, el cariño y la determinación de una madre que sabe a qué se enfrenta y está decida a no dejarlos ganar, no va permitir ni que le roben el amor de su hijo, ni va a ceder a su moral distorsionada.
Al mismo tiempo, con personajes secundarios, la película retrata, una cara que no había sido vista antes, la del alemán común; aquel que no es ni nazi, ni judío, ni parte de la Resistencia. Aquel que actúa como mejor puede e intenta proteger a su familia; no quiere que los monstruos terminen de comerse lo poco que le queda. Simplemente “hace lo que puede,” a veces sale mal y termina ahorcado en una plaza publica y a veces funciona y le dan un puesto propagandístico cualquiera con el que puede comer. Finalmente, fue una época terrible para todos; la película nos enseña distintas formas que existen de responder en tiempos así, en donde cada quien “hace lo que puede” y actúa sólo como le es posible.
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