Enlace Judío México e Israel – Tomando prestado el título de la novela de Gabriel García Márquez, El Amor en los Tiempos del Cólera, veremos qué oportunidades nos presenta la actual crisis de coronavirus que amenaza, muy democráticamente, a toda la humanidad.
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Así como la obra de García Márquez se enfoca casi totalmente en el amor, no en él cólera, y contiene sexo, mucho sexo, tratado de tal manera que hay quienes la consideran una de las mejores narraciones de amor contemporáneas, en la que el protagonista, Florentino, esperó 51 años, 9 meses y 4 días a consumar su amor por Fermina…
“Mientras seduce a cientos de mujeres y comparte los secretos del sexo, sigue derrochando alegría en las hamacas de las pobres viudas solitarias”.
El significado del ideograma utilizado en el idioma chino para expresar crisis une dos conceptos, peligro y oportunidad. Es indudable que estamos frente a un peligro.
También es indudable e inevitable que muchas personas mueran a consecuencia del virus, pero hay muchas medidas que podemos tomar para reducir, en algo, la posibilidad de contagio. Y también hay muchas acciones que podemos implementar para sobrellevar el proceso y salir, cuando nos toque, fortalecidos.
Una de las prácticas más efectivas es el llamado “distanciamiento social”. Es evidente que mientras menos contacto tengamos con otras personas, menor será la posibilidad de contagio. Y en los casos de duda, este distanciamiento se convierte en una cuarentena forzosa, casi un arresto domiciliario de por lo menos dos semanas.
Aún cuando este no sea nuestro caso, las medidas oficiales de cancelar eventos públicos y la suspensión de clases en escuelas y de labores en empresas nos llevan a la opción casi única de estar recluidos en nuestras casas, lo que para el humano contemporáneo, en lugar de ser una bendición, parece un castigo, ya que no estamos acostumbrados a saber qué hacer con nuestro tiempo. La cantidad de series y programas de televisión que nuestra mente aguanta tiene un límite.
Muchas instituciones; periódicos, compañías de ópera, museos, gimnasios, bibliotecas etc. están ofreciendo, como servicio público, su contenido y sus clases. Pero, a la larga, estar todo el tiempo frente a una pantalla cansa la vista, la mente y el cuerpo.
Sin embargo, contamos con una posibilidad maravillosa, hasta milagrosa, que no solo nos hará más llevaderos los días, o quizá semanas, que estaremos semiaislados. Me refiero a el amor, no solo al amor romántico, sino al amor físico, al sexo. Tenemos la gran oportunidad de contar con el tiempo suficiente para encontrar nuevas dimensiones a esta actividad tan gratificante para el cuerpo y para el alma.
Así como con solo siete notas se ha escrito una infinidad de música, incluyendo obras maestras sublimes, así, con nuestro cuerpo, nuestra mente y, principalmente, nuestra actitud podemos llegar a conocer nuevas sensaciones, alcanzar niveles más altos de placer para nosotros y para nuestra pareja. No solo se trata de un pasatiempo, sino de un ejercicio de autoconocimiento y crecimiento personal en el que pondremos en juego nuestra imaginación, nuestra creatividad y hasta la condición física, que, definitivamente resultará beneficiada.
Y esto, sin olvidar que estaremos cumpliendo una muy importante Mitzvá. La Mishna Ketuvot establece que si un hombre está desempleado y no tiene nada que hacer, debe hacer el amor con su mujer por lo menos una vez al día”. ¡Interesante!
Hemos sostenido que hacer el amor, tener relaciones sexuales, no solo consiste en acostarse, introducirse, eyacular y retirarse. Hemos dicho que el sexo involucra todos los sentidos, los cinco tradicionalmente reconocidos y otros más que cada uno podemos desarrollar.
Así, podemos convertir al encierro en una experiencia placentera, divertida y de unión y compenetración entre la pareja.
Para esto, usemos la imaginación y dispongámonos a salir de nuestro terreno conocido.
Comencemos con el habla y el oído.
Muchas parejas tienen pena o miedo de hablar de sexo entre sí. Este es un buen momento para brincar esa barrera y platicar de lo que nos gusta hacer o que nos hagan, y, de manera muy importante, lo que no nos gusta.
Muchas parejas sufren y se sienten frustrados silenciosamente por años al sentir que deben aguantar cosas que les desagradan, o por el contrario, que deben quedarse con las ganas de algo que les encante, y van acumulando resentimientos y sensaciones de falta de capacidad que hacen del sexo una actividad mecánica y obligatoria, carente de placer. Para esto, debe haber total apertura y confianza entre los integrantes de la pareja. Si D-ós nos hizo perfectos y nos regaló, nos ordenó el sexo, no hay nada que sea inadecuado prohibido ni pecaminoso, empezando por el hablar de este tema.
En muchos casos, la pareja encuentra que las expectativas del otro coinciden con las de uno, o son muy sencillas y hasta agradables de satisfacer, y que no se ha hecho por la pena de comentarlo y el miedo de que el otro piense mal.
Así que la primera recomendación es una buena sesión de plática tan desinhibida como ambos se sientan capaces. Esta puede ser sobre una taza de buen café o una copa de vino y llevarse a cabo con total apertura, estando dispuestos a escuchar todo, lo que sea, que el otro quiera decir, sin juzgar ni criticar.
De esto, casi siempre resultan sorpresas agradables y hasta divertidas. Es muy común que durante la plática, se empiece a sentir cierto calorcito que empieza en el vientre y se va esparciendo por todo el cuerpo, que la pareja empiece a parecernos más atractiva, que nos sea más simpática, que nos recuerde a los primeros días en que nos sentimos atraídos a él o a ella y que lo deseemos más de lo que lo hemos deseado en los últimos años.
Esto es un preludio a una sesión de amor físico muy placentera, ya sabiendo lo que el otro espera y lo que no le gusta. Es salirse de la terracería y entrar a la autopista.
Pero esto es solo el comienzo.
Les recomiendo esto: https://smoda.elpais.com/placeres/como-superar-cuarentena-en-pareja/
Continuará…
Las opiniones, creencias y puntos de vista expresados por el autor o la autora en los artículos de opinión, y los comentarios en los mismos, no reflejan necesariamente la postura o línea editorial de Enlace Judío.
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